Memorizar apuntes no es útil para desempeñar un trabajo

Puede sonar repetitivo, pero la educación necesita un cambio ya. No me refiero a un cambio en el sistema de esos que hay cada cuatro años, sino uno en el planteamiento. Un giro de 180º y, más concretamente, un cambio en el sistema de evaluación.

Desde pequeña aprendí que para sacar buenas notas tenía que memorizar el temario ‘de pe a pa’. La técnica funcionaba, llegué a Selectividad y pude conseguir la nota de corte para entrar en la carrera que yo quería, Periodismo. El problema viene después. Las asignaturas, la mayoría de ellas con enfoque práctico, son evaluadas con exámenes teóricos. Una vez más, al llegar al examen no necesito razonar ni aplicar lo aprendido a lo largo del semestre. Con 'vomitar’ todo lo que había en los apuntes ya es suficiente. Vas aprobando, incluso obteniendo buenas notas, sin recordar apenas lo estudiado el curso pasado.

Acabas la carrera, te dan un título y entras en el mundo laboral. Es ahí cuando te das cuenta de que no tienes experiencia. Haberte aprendido los apuntes como un lorito no vale en tu puesto de trabajo. Recuerdas que aprendiste la teoría, pero no sabes cómo aplicarla. Y aquí es cuando planteo lo siguiente, ¿queremos formar a trabajadores que actúen de forma repetitiva, como robots? ¿O preferimos preparar a gente capaz de razonar y aplicar con lógica los conocimientos adquiridos?

La respuesta parece y es evidente. Por suerte, hay profesores que funcionan de otra manera. Plantean casos prácticos en el examen o incluso creen que no es necesaria una prueba escrita al final de curso. Porque sí, hay vida más allá de los exámenes. Existen otras formas de evaluar, a mi entender mucho más eficaces. Proyectos, trabajos de investigación, ensayos, prácticas… Es aquí cuando te encuentras con problemas que el libro no planteaba, aquí es cuando realmente piensas. No quiero que me lo pongan más fácil, quiero aprender. Aprender, de verdad.