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Asistencia sanitaria universal: "Y yo, sin tratamiento para la Hepatitis C"

 Dos personas pintan un cartel reivindicando el tratamiento para la hepatitis C, el pasado enero en Pamplona.

 Dos personas pintan un cartel reivindicando el tratamiento para la hepatitis C, el pasado enero en Pamplona. / EFE / JESÚS DIGES

"Es un día histórico para Catalunya", declaró el pasado 15 de junio el 'conseller' de Sanidad,  Antoni Comín. Catalunya podrá dispensar atención médica gratuita para todo el mundo.

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Es sin duda una buena noticia y demuestra vocación humanitaria y buena fe, pero no nos engañemos, estos actos y manifestaciones de los políticos, son solo hipocresía y populismo si no van acompañados de los recursos suficientes para llevarlo a cabo. Y, señor, Comín, dudo que los tengamos. Y si los tenemos, ¿por qué yo no puedo ser totalmente feliz ante una noticia así? Se lo diré: acaban de rechazarme un tratamiento de la Hepatitis C porque, pese a llevar 15 años diagnosticado, porque no tengo el grado de afectación del higado que se exige para ello. Es decir, como los recursos son escasos y el tratamiento actual es muy caro (pese a ser muy efectivo, el 96% de curaciones) debo esperar a tener el hígado más deteriorado para poder recibirlo. 

He nacido en aquí, vivo aquí, me han diagnosticado aquí y pago impuestos aquí, en Catalunya, pero no recibo un tratamiento que ya existe y es efectivo desde 2011 porque mi higado todavía funciona, sin saber cuándo comenzará a deteriorarse ni cómo lo hará. Si cuando comience ese proceso de deterioro no han cambiado los criterios, quizá tenga suerte y pueda tener acceso al tratamiento, pero si endurecen los criterios porque siguen con los recursos actuales, y además van creciendo las listas de espera, no lo tengo tan claro.

Es más, señor Comín, pese a reconocer la buena intención de la medida que acaban de aprobar, no puedo coincidir con usted en que sea un día feliz, al menos para mí, porque me veo impotente y abandonado por una sanidad que ustedes deberían facilitarme. ¿Cómo voy a compartir su felicidad?

Cuando los recursos son escasos y no pueden cumplir con sus obligaciones ni conmigo ni con miles de diagnosticados que no pueden acceder a una posible curación de la Hepatitis C que ya existe, ¿cómo pueden comprometer estos recursos en causas populistas? Solo podré compartir su alegría cuando todos los diagnosticados de Hepatitis C tengamos acceso a ese tratamiento que ya existe, sin necesidad de perder el hígado por el camino. 

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