Contenido de usuario Este contenido ha sido redactado por un usuario de El Periódico y revisado, antes de publicarse, por la redacción de El Periódico.

Educación: más capacitación profesional para los jóvenes

Una joven aprendiz de formación profesional.

Una joven aprendiz de formación profesional. /

Los demoledores datos que publicó el Eurostat con motivo del Día Internacional de la Juventud siguen sin ser suficientes para que llevemos a cabo las medidas de corrección necesarias. No es normal que un 22,2% de nuestros jóvenes entre 20 y 24 años ni estudie ni trabaje.

Entretodos

Publica una carta del lector

Escribe un 'post' para publicar en la edición impresa y en la web

Nuestro sistema educativo, en lo que a estudios post-obligatorios se refiere, sigue siendo demasiado academicista, en lugar de ir dirigido a la adquisición de competencias profesionales. El acrónimo ESO debería referirse a Enseñanza Secundaria Orientadora, no Obligatoria. La orientación sigue brillando por su ausencia y nuestros jóvenes salen más confundidos que orientados. No es normal que el 70% de los graduados en ESO se matriculen en bachillerato y que tan solo el 30% lo haga en Formación Profesional.

Miles de nuestros jóvenes se preparan para pasar una selectividad que les permita acceder a la universidad. Esos jóvenes no adquieren ninguna capacitación profesional hasta 4 o 6 años más tarde, es decir, la mayoría de ellos no tiene contacto con una empresa hasta los 26 años (tras el máster).

Mientras tanto, el pequeño porcentaje de jóvenes que comenzó su andadura por la FP (con 16 años) cuando cumple los 18 ya tiene una primera titulación, ha hecho unas prácticas obligatorias en empresas, quizás un Erasmus y posiblemente hasta ha firmado su primer contrato de trabajo a tiempo parcial. Es más, la normativa comunitaria recomienda que el paso de Grado Medio a Grado Superior (de la misma familia profesional) sea directo, con el único requisito de haber aprobado el Grado Medio. O lo que es lo mismo: con capacitación profesional e incluso con trabajo.

Estos jóvenes no tienen competencia, pues la mayoría de personas de su edad van por la vía de la universidad. Añadido a esto, las barreras de entrada en las empresas con jóvenes de 16 a 20 años de FP que deben hacer prácticas obligatorias son muy débiles, lo que permite a estos generarse poco a poco su propio puesto de trabajo. Además, han entendido que la formación no solo les viene de los centros educativos, sino también de las empresas.

Mientras tanto miles de los otros jóvenes están acabando con esa misma edad sus carreras universitarias o másteres, y cuando quieren acceder a un puesto de trabajo de nivel intermedio, este ya ha sido ocupado por sus antiguos compañeros de ESO que hicieron FP. Intentan entrar entonces por la base de las empresas, pero no les compensa el salario con el esfuerzo formativo que han hecho. Es entonces cuando intentan sustituir a los trabajadores de 50 años, pero en este caso las barreras de entrada son mucho más difíciles de superar. Por lo que solo les queda la empresa familiar quien la tiene, el difícil emprendimiento quien lo logra o irse a trabajar al extranjero.

Por el camino se han perdido un 22,2% de otros jóvenes, los ‘ninis’, que como nadie les ha orientado a la edad adecuada, tampoco compiten con los que eligieron FP. El resultado es que de los cientos de miles de nuestros jóvenes tan solo se independiza antes de los 26 años aproximadamente un 20%. El resto vive en la misma habitación que cuando eran adolescentes, no generan los ingresos suficientes que deberían acelerar la economía y, víctimas de su enorme tardanza en la incorporación laboral, se frustran y se sienten culpables de su situación, cuando evidentemente la culpa no es suya.

Participaciones de loslectores

Másdebates