Sentencia de conformidad

Condenada a 32 meses: la falsa doctora de Berga admite su mentira y evita la cárcel

El fallo prohíbe a Sara trabajar en ningún centro sanitario, tampoco de camarera o limpiadora, en los próximos 5 años 

¿Quién es Sara, la falsa doctora de Berga?

La falsa doctora del Hospital de Berga también trabajó para el RACC en el circuito de Montmeló

Sara C. C., la falsa doctora  de l’Hospital de Berga. | EL PERIÓDICO

Sara C. C., la falsa doctora de l’Hospital de Berga. | EL PERIÓDICO / guillem sánchez

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La falsa doctora del hospital de Berga, investigada por atender durante años a pacientes de varios centros de Catalunya fingiendo que era médico o enfermera sin ser ninguna de las dos cosas, ha admitido los hechos. Según las fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, el pasado 28 de febrero en un juzgado de Berga se alcanzó una sentencia de conformidad que la condena a 32 meses de cárcel. Sara, una mujer de 31 años que ha protagonizado uno de los casos de intrusismo más graves detectados en el sistema sanitario de Catalunya, no ingresará en prisión

La fiscalía y las acusaciones particulares que han ejercido contra la falsa doctora entidades como el Col·legi de Metges de Barcelona han acordado asimismo imponer a Sara la prohibición de trabajar en ningún centro sanitario, tampoco de camarera o de limpiadora, en los próximos 5 años. 

La condenada, nacida en Olot en 1992, no ha tenido que entrar en la cárcel porque carecía de antecedentes penales y las acusaciones aceptaron que el juez resolviera, a petición de la abogada que la defendía, la suspensión de la ejecución de la pena.

Intrusismo y falsedad

Sara ha sido formalmente declarada culpable de la comisión de los delitos continuados de intrusismo y falsedad documental, lo cual ha supuesto una condena de 16 meses de cárcel por cada uno de ellos, 32 en total. 

Diagnosticó a pacientes y recetó tratamientos sin haber pisado un aula de Medicina ni de Enfermería

La sentencia considera probado, así lo admite la propia falsa doctora al tratarse de un texto de conformidad, que durante años ha trabajado de médico, enfermera o técnica de ambulancias sin las titulaciones necesarias para ejercer oficios tan delicados. Y que ha diagnosticado a pacientes y recetado tratamientos farmacológicos sin haber pisado la universidad de Medicina o la de Enfermería. 

Sara fue desenmascarada este pasado verano por la dirección del Hospital Sant Bernabé de Berga después de ejercer durante siete meses como médico en un área tan delicada como la de urgencias. Según este centro sanitario, el único que ha dado explicaciones públicamente y también el único que ha depurado responsabilidades destituyendo al responsable de su contratación, Sara trabajó entre diciembre de 2022 y julio de 2023, un periodo durante el que trató a unos 850 pacientes, la mayoría de los cuales fueron de poca gravedad. Lo que significa también que por sus manos pasaron algunos graves.

Satisfacción

Agustina Arias, la abogada que representa a Sara, ha confirmado el contenido de la sentencia a este diario y ha añadido que valora muy positivamente el acuerdo alcanzado porque ha evitado que su clienta ingresara en la cárcel, objetivo prioritario de la estrategia de su defensa, y también que el caso se convirtiera en una causa compleja que hubiera podido dilatarse durante años. 

El secretario de la junta de gobierno del Col·legi de Metges de Barcelona, Gustavo Tolchinsky, también se ha mostrado en declaraciones a EL PERIÓDICO satisfecho con una condena que prueba los delitos cometidos y que permite crear “un cordón de seguridad” que impedirá que Sara se acerque a centros sanitarios españoles en los próximos 5 años para reincidir. 

Tolchinsky subraya que casos como el de esta intrusa muestran la necesidad de consultar con los colegios si todos los sanitarios en activo están debidamente formados y acreditados. 

Usurpación

La falsa doctora enredaba a los responsables de los hospitales entregando capturas de pantalla de las titulaciones y aportando el número de colegiado de otro profesional. Hubiera bastado que cualquiera de la docena de empresas sanitarias para las que ha trabajado consultara con los colegios profesionales para percatarse de que el número de colegiada de Sara pertenecía a un médico que tenía otro nombre. 

Ese detalle, que Sara usara su nombre real en lugar de la identidad del médico al que había robado su número de colegiado, ha ayudado a la falsa doctora a evitar que la condena incluyera también el delito de usurpación de estado civil. Entonces sí hubiera ingresado en prisión. 

Carreras y conciertos

En los últimos años, Sara ha trabajado como médico de urgencias en centros como el Hospital Universitari Dexeus de Barcelona o ha formado parte de los equipos de prevención que el RACC envía para atender a pilotos de pruebas de motor celebradas en el circuito de Montmeló o a asistentes de conciertos como el festival Cruïlla. 

Sara, que estrenó su ficción con un puesto de auxiliar de enfermería en una clínica de cirugía estética de Girona, también ha ocupado plazas de enfermera en el Hospital Universitari de Vic o de técnica de ambulancias en compañías como Transport Sanitari de Catalunya (TSC) –que trabaja para el Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) de la Generalitat–. 

La falsa doctora había ocultado también a su propio entorno que no era ni médico ni enfermera. Quizá la única forma de lograr que su engaño resultara creíble era vivirlo plenamente, las 24 horas del día.

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