Crisis hídrica

Catalunya descarta declarar la emergencia por sequía la próxima semana pese a la falta de lluvia

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El esperado temporal pincha: ¿por qué han fallado los pronósticos?

Aragonès y Mascort, durante la última Comisión Interdepartamental de la Sequía (CIS), esta semana.

Aragonès y Mascort, durante la última Comisión Interdepartamental de la Sequía (CIS), esta semana. / ARNAU CARBONELL VIDAL

Guillem Costa

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La sequía es uno de los grandes asuntos que el Govern tiene entre manos en este comienzo de año. El Ejecutivo catalán es el responsable de pulsar el botón rojo y activar la fase de emergencia, el peor escenario del plan y el que acarrea más restricciones, para la mayoría de la población de las cuencas internas. Según ha podido saber EL PERIÓDICO, el president, Pere Aragonès, y el conseller de Acció Climàtica, David Mascort, se ceñirán a lo que dice el Plan Especial de Sequía y no adelantarán la emergencia por sequía en el sistema Ter-Llobregat, como sí se hizo con la excepcionalidad, que se declaró antes de lo que marca el documento oficial, que se guía por las reservas de agua de los embalses. Lo mismo ocurrió cuando las poblaciones abastecidas por el embalse Darnius-Boadella, en el Alt Empordà, entraron en esta fase drástica.

Esperará a que las reservas de los embalses estén al 16,0% para posponer al máximo las consecuencias económicas de esta fase

El documento oficial explicita que la emergencia se debe decretar cuando las reservas de los embalses se sitúen en el 16%. Y en estos momentos, la idea del Govern es esperar hasta el 16,0% exacto, aunque muy probablemente, el anuncio se hará coincidir con un martes, que es el día en que el Consell Executiu celebra su reunión semanal y se hacen públicos los acuerdos tomados por el Govern, por lo que la declaración de la emergencia se podría oficializar con los embalses un poco más llenos o un poco más vacíos respecto a la cifra escogida.

En los últimos días, algunas voces dentro del Govern habían planteado la posibilidad de entrar en emergencia con los embalses del Ter y el Llobregat rondando el 16,5%. Entre otras opciones, se barajó la posibilidad de comunicar la entrada en emergencia la semana que viene. Pero esta opción se ha descartado.

Animales en el pantano de Sau, a 20 de noviembre de 2023, en Vilanova de Sau, Barcelona, Catalunya (España).

Animales en el pantano de Sau, a 20 de noviembre de 2023, en Vilanova de Sau, Barcelona, Catalunya (España). / Lorena Sopêna - Europa Press

A día de hoy, la intención de los dirigentes catalanes es apurar al máximo, puesto que consideran que ya se anticiparon con la creación de la fase de preemergencia, una especie de transición entre la excepcionalidad y la emergencia que no estaba incluida en el plan de sequía. El objetivo es posponer al máximo el encendido de una luz roja que conllevará consecuencias importantes para la economía.

Variables como las temperaturas pueden suponer cambios en las reservas de los embalses

Algunas de las medidas que se aplicarán preocupan a ayuntamientos, que deberán cumplir con unas dotaciones menores, y también a las empresas, puesto que se impedirán nuevas aperturas y ampliaciones de actividades económicas que consuman mucha agua como pueden ser hoteles, granjas o centros de datos. Esta última es una de las acciones más contundentes previstas, pero en líneas generales, la emergencia por sequía, ha avisado Mascort en varias ocasiones, no será un escenario cómodo para nadie y requerirá esfuerzos de toda la ciudadanía.

Largas reuniones

En el Departament d'Acció Climàtica nadie confiaba en que las lluvias de esta semana resolvieran la sequía. No se preveía un equivalente al temporal Gloria. Pero sí había ciertas esperanzas puestas en la posibilidad de que la DANA, finalmente fallida, ayudase a retrasar un poco más la entrada en emergencia. Cada semana de retraso era bienvenida. Sin embargo, con la poca agua que ha caído esta semana, la emergencia no podrá aplazarse hasta muy tarde. Si los pantanos mantienen la actual tendencia, se puede declarar la última semana de enero o ya en febrero.

Hay una serie de variables que pueden influir en el devenir de las reservas. ¿Llegará el calor, se acelerará la evaporación y al mismo tiempo se derretirá la nieve? ¿O, por el contrario, se mantendrá el frío? Estos condicionantes pueden provocar variaciones en el estado de las reservas, lo que, a la espera de un gran episodio de precipitaciones que no está previsto, determinará cuándo entrar en la temida fase de emergencia, que a día de hoy solo está vigente en 37 localidades de Catalunya.

Este martes se celebró el Comité Interdepartamental de la Sequía, donde participan varios departamentos del Govern afectados por la escasez y también los dirigentes de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA). Pero el diálogo entre los responsables de tomar decisiones ha sido constante a lo largo de toda la semana. Ha habido otras reuniones relevantes, algunas de ellas muy largas, donde han participado altos cargos de Acció Climàtica y otras conselleries. En estos encuentros, se han puesto sobre la mesa varios detalles sobre cómo abordar la emergencia.

¿Cómo será la emergencia?

En principio, las restricciones impuestas durante la nueva fase, están incluidas en el Plan Especial de Sequía. Pero hoy por hoy, no se descarta que se añadan nuevos elementos a este plan, como se hará con la moratoria para empresas que pretendan ampliar actividades con alto consumo de agua. Todavía hay margen para modificaciones sobre la polémica regulación de las piscinas y el riego: según lo último que explicó el conseller, se permitirá su uso si a cambio se cierran las duchas de los vestuarios en las instalaciones deportivas. Los detalles concretos de estas y otras medidas que se podrían añadir en el decreto de sequía se están debatiendo durante estos días.

El Govern intentará que el semáforo rojo tenga los mínimos efectos para la economía y la vida cotidiana, aun siendo conscientes de que, cuando se declare, habrá sensación de sequía. Una percepción que durante muchos meses el director de la ACA, Samuel Reyes, echó en falta en las ciudades, que, según su punto de vista, parecían ajenas a las dificultades que se vivían en el campo.

La emergencia tendrá tres umbrales de dotaciones urbanas por persona y día: la emergencia I, la emergencia II y la emergencia III. Estás etapas se irán sucediendo a medida que las reservas de agua dismiuyan. En la primera, el límite será de 200 litros por habitante y día; en la segunda, de 180; y en la tercera, de 160.

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