La Generalitat y el Gobierno desatascan la inversión de 384 millones para la N-II y la C-32 en el Maresme

La N-II es de esas infraestructuras que acumulan años de promesas incumplidas. En 2009, el Estado traspasó la titularidad al Govern desde Montgat hasta Tordera, pero no los 400 millones prometidos que debían destinarse a la mejora y conservación de la carretera. Solo llegaron 90, así que faltan, aplicando el IPC, cerca de 384 millones, según cálculos del Govern. Esa es la cifra que la 'consellera' de Territori, Ester Capella, ha vuelto a prometer este lunes que se invertirá en esta arteria, eterna cicatriz, agravada por la presencia del ferrocarril, entre los pueblos del litoral y el mar. ¿Objetivo? Que sea más permeable, más ciudadana, más amable, más para bicicletas. "Tiene que ser el eje cívico que el Maresme se merece", ha resumido Capella.

¿Por qué deberían los habitantes de esta comarca creer que ahora sí va en serio la promesa de pacificar la N-II? Hay un elemento clave: la Generalitat y el Gobierno están ultimando un convenio que pondrá negro sobre blanco el dinero y los proyectos previstos. Según detalla Territori, este acuerdo está "redactado, consensuado y en proceso de formalización por ambas partes". Se negoció con el equipo de la anterior ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez pero tendrá que cerrarse con el nuevo gabinete del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, liderado por Óscar Puente. De hecho, este dinero forma parte del acuerdo por el que ERC votó a favor de los presupuestos generales del Estado, un montante que ascendía a 914 millones destinados a infraestructuras a este lado del Ebro, incluidos los 384 para el Maresme. Faltaba darle forma; están en ello.

Puente hacia el consenso

¿Corre peligro la entente? Teniendo en cuenta que la investidura de Pedro Sánchez se consiguió, en buena parte, gracias a los votos de los diputados de Esquerra, no sería muy aventurado afirmar que Puente mantendrá la predisposición de su antecesora y que cumplirá con el acuerdo alcanzado el pasado junio. La idea es aplicar lo que en su momento se planteó con la Ronda del Vallès ('aka' Cuarto Cinturón), es decir, que el Estado paga y el Govern planifica y ejecuta. De hecho, ya hay algunas obras que están en la fase de estudio informativo, como los nuevos enlaces desde los municipios hacia la autopista.

Para estas entradas a la C-32, el convenio reserva una partida de 90 millones de euros. Una vez estén terminadas, deberían permitir que la N-II, que a día de hoy registra unos 30.000 vehículos diarios en los tramos más transitados, albergue 10.000 coches menos. Los nuevos enlaces están previstos en Alella-Masnou, Teià, Premià de Mar, Cabrils-Vilassar de Mar, Canet y Calella. Otro más, el de Llavaneres, está previsto mejorarlo. Se priorizarán, detalla Territori, "en función de que su impacto sea positivo en la mejora de la movilidad y de la rentabilidad socioeconómica prevista".

Un 30% menos de coches

El fin de los peajes ha generado un efecto llamada de los conductores hacia la C-32. De hecho, en la N-II, según cifras de Trànsit, el tráfico se ha reducido un 30% desde que la autopista es gratuita. Eso es lo que permite empezar a pensar que la vía de la costa puede convertirse más en un paseo que une municipios que en una carretera intransitable a pie o en bicicleta. Para estos últimos, por cierto, está planificado un carril bici; pero también habrá ampliación de aceras y mejor integración urbana de la arteria. Es un buen ejemplo de lo que los urbanistas que han redactado el plan director urbanístico metropolitano plan director urbanístico metropolitano definen como avenidas metropolitanas. Todos estos proyectos, por cierto, también se están redactando.