Firma antes de la campaña

Gobierno y Generalitat sellan los pactos para transferir 914 millones a infraestructuras y el trazado de la B-40

La B-40, un proyecto en eterna discusión durante décadas

¿Qué es el Cuarto Cinturón y cómo afectaría en el Vallès?

Incluye intervenciones en el Maresme, la N-260, las conexiones AP7-AP2 e intercambiadores ferroviarios 

B-40

B-40 / Vista aérea de las obras de la B-40, en 2019. / FERRAN NADEU

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La Generalitat ha cerrado un acuerdo con el Gobierno de España que permitirá que Catalunya reciba 914 millones para infraestructuras.

Es un pacto al que ERC llegó con el PSOE a cambio de aprobar los pasados Presupuestos Generales del Estado. Este protocolo se firmará el mismo día que el de la Ronda Nord (B-40), que estaba previsto en un pacto al que se llegó para aprobar el Presupuestos de la Generalitat de Catalunya en 2023 gracias al voto favorable del PSC.

Hace semanas que el protocolo de la Ronda Nord ya estaba terminado, un acuerdo que debía haberse cerrado en primavera, pero no ha sido hasta la llegada de Ester Capella como nueva consellera de Territori que se ha podido consensuar. Su antecesor, Juli Fernández, era un histórico opositor a esta infraestructura, que ya había rechazado como alcalde de Sabadell.

Por su parte, el Govern de la Generalitat había exigido también que se firmara el protocolo de los 914 millones. La firma de ambos protocolos está prevista que se haga antes de la campaña electoral.

Estos 914 millones se distribuyen de la siguente manera: actuaciones en el Maresme (384 millones); N-260, que recorre los Pirineos desde Aragón hasta el Empordà, (260 millones); conexiones AP7-AP2 (250 millones) e intercambiadores ferroviarios de Rodalies-FGC (20 millones).

Se desencalla la B-40

En cuanto a la Ronda Nord, la Generalitat ha conseguido que no se considere una vía de alta capacidad; que se reconozca que se trata de una vía que discurre entre Terrassa y Sabadell, sin continuidad más allá, como establece el Plan Especial de Movilidad del Vallès y que el Estado lo pague con presupuesto propio (y no con la disposición adicional tercera como quería el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana).

Planeada por primera vez en la década de los 60 con la intención de crear una segunda corona metropolitana viaria que conectase Vilafranca del Penedès y Mataró pasando por el Vallès Oriental y Occidental, hasta el día de hoy solo se ha podido avanzar en pequeños tramos, en muchos casos con oposición social.

Justamente, es en el tramo desencallado entre las dos cocapitales del Vallès Occidental en el reciente pacto entre Govern y Estado el que siempre ha sido foco de conflicto, tanto a nivel político como territorial.

En el plano político han sido continúos los desencuentros entre Govern y Estado tanto en el trazado de la vía como a la hora de financiarlo. Finalmente el proyecto que saldrá adelante es menos ambicioso que el que proponía en un principio el Gobierno español, pero los socialistas consiguen que esos seis kilómetros que unen Terrassa y Sabadell puedan hacerse realidad.

Pese a que desde ERC se han mostrado históricamente en contra de la ampliación de la infraestructura, recientemente habían variado su posición política en el marco del contexto de las negociaciones de los ya aprobados presupuestos autonómicos, de modo que finalmente han dado luz verde a proyectar la ampliación a través de un estudio técnico.

Sin embargo, paradójicamente, las secciones locales republicanas se han manifestado bajo el paraguas de la Campanya Contra el Quart Cinturó (CCQC) y han rechazado cualquier intento de continuar la infraestructura. Después de semanas de negociaciones, el pasado 26 de enero, ERC, PSC, Junts, C’s, PP y Vox votaron a favor de la ampliación del 'Cuarto Cinturón'. Por su parte, los alcaldes de Sabadell (Marta Farrés, PSC) y Terrassa (Jordi Ballart, Tot per Terrassa) también apoyan la ampliación de la infraestructura.

El tramo conflictivo tiene como objetivo continuar la carretera C-58 y crear la denominada 'Ronda Nord'. Esta última uniría la carretera de Castellar del Vallès (B-124), asegurando la continuidad de la carretera orbital vallesana. Los partidarios del proyecto alegan que la conexión permitiría descongestionar la Gran Vía y, consecuentemente, reduciría los niveles de contaminación. Por contra, los ecologistas denuncian que la infraestructura alteraría la biosfera y el medio ambiente de las ciudades.