Violencia en la infancia

El reto de visibilizar los abusos sexuales a niños varones: "Ellos no lo explican. Lidian con ello como pueden"

El 50% de la violencia sexual contra los niños se produce en la familia

Uno de cada tres agresores sexuales de niños también es menor de edad

Un niño de tres años mira las viñetas de varios cuentos infantiles.

Un niño de tres años mira las viñetas de varios cuentos infantiles. / DAVID CASTRO

Beatriz Pérez

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Entre el 10% y el 20% de la población española (una quinta parte) ha sufrido abusos sexuales siendo menor de edad, aunque muy pocos de estos casos salen a la luz. Hay consenso entre las autoridades sanitarias, policiales, judiciales que solo aflora la "punta del iceberg". Los expertos advierten, además, de que la invisibilidad es mayor aún en el caso de los niños varones: ellos padecen prácticamente la misma violencia sexual que las niñas, pero cuesta mucho más detectarlo y que denuncien lo ocurrido incluso de adultos.

Un ejemplo. Según los datos del último balance anual del Equipo EMMA, la Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia del Hospital Vall d'Hebron, el 79% de las víctimas atendidas son niñas de entre 13 y 16 años. ¿Dónde están ellos? "Hay un gran porcentaje de varones que les cuesta reconocer lo que les pasó. Los casos de niños salen menos a la luz, sabemos que ocurren porque, cuando llegan a la adultez, algunos lo cuentan. Para educadores y sanitarios es más fácil detectar los casos de niñas", señala a este diario la psicóloga Noemí Pereda, miembro de la comisión asesora del informe sobre abusos sexuales en la Iglesia católica del Defensor del Pueblo. De hecho, los episodios conocidos, que son los que llegan a las autoridades, conforman solo el 10% de los existentes. "El 90% de las víctimas nunca recibirá ayuda durante su infancia, algo que aumenta el daño", señala Pereda, que además es profesora titular en la Universitat de Barcelona (UB).

Según ella, pese a que no se visibiliza tanto, "el porcentaje de niños abusados es muy similar al de las niñas", tal como perciben las encuestas de victimización, las cuales recaban información cuantificada sobre los delitos que han ocurrido pero nunca se han denunciado. "En el abuso sexual infantil la asimetría está en la edad, no en el género. El foco es que la víctima es un niño que no se ha desarrollado aún, alguien a quien puedes manipular. Enfocarlo en el género es un error", insiste Pereda.

"El número de niños agredidos es similar al de las niñas, pero ellos no lo cuentan"

También a la Direcció General d'Atenció a la Infància i l'Adolescència (DGAIA) la mayor parte de abusos que llegan son de hombres a niñas. Esta institución recibe los casos de abusos que se producen en el entorno familiar. "Hay una diferencia de edad muy grande entre el abusador y la víctima. El abusador es el padre, el hermano mayor, el primo", explica la directora general de la entidad, Ester Cabanes. Reconoce que es más difícil detectarlo en niños. "Ellos no lo explican a nadie, lidian con ello como pueden. Las niñas tienden más a explicárselo a sus mejores amigas", explica Cabanes.

En ellos, además, cuando son abusados por un hombre adulto y debido a la "sociedad patriarcal", sienten que se "cuestiona su identidad sexual". "Ellos se preguntan si les ha ocurrido eso porque quizá les gustan los hombres. Hay una serie de cuestionamientos que ellas no se hacen", apunta la directora de la DGAIA.

El 90% de víctimas no reciben ayuda durante su infancia, cosa que agrava el daño

La DGAIA solo retira la custodia del menor cuando percibe que este no está protegido. "A las familias les cuesta asimilar lo que ocurre", reconoce Cabanes. La Conselleria de Drets Socials apuesta, para tratar a los niños víctimas de abusos sexuales, por el modelo 'Barnahus', una casa que funciona como un servicio de atención integral a estos menores y que reúne en un mismo espacio un equipo pluridisciplinar de profesionales. Ya existe una en Tarragona y el Govern desplegará 12 más en Catalunya entre diciembre y enero.

"Preparar a los adultos"

Cabanes recuerda que "no hay un perfil de abusador", por lo que la lucha contra la violencia sexual pasa por "empoderar" a los niños sobre su propio cuerpo para que puedan decir 'no'. "Los abusadores tienen una vista afinada para las personas vulnerables. Saben bien quiénes no pedirán ayuda", dice la directora general de la DGAIA, quien a su vez ve necesario "preparar a los adultos" para recibir "esta revelación".

Cabanes valora positivamente informes como los del Defensor del Pueblo, pero pide más. "Sirve de poco saber cuántos casos ha habido. Necesitamos que se reconozca a las víctimas. Muchos delitos siguen siendo prescriptibles. Hay que buscar fórmulas de reconocimiento y reparación", zanja. Por su parte Pereda pide hacer estudios estatales desde el Gobierno para conocer la evolución de este tipo de agresiones, como sí ocurre con la violencia machista y como se hace ya en otros países.

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