Entender más

Crónica desde Berlín: ¿Qué fue del Tacheles?

Crónica desde Berlín: una iniciativa redescubre su muro

Crónica desde Berlín: 'No german, sorry'

Un moderno bar en lo que fue el Tacheles

Un moderno bar en lo que fue el Tacheles / Gemma Casadevall

Gemma Casadevall

Gemma Casadevall

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los nostálgicos del Tacheles más ácrata se llevarán las manos a la cabeza. Los que apenas conocen ese nombre o solo por alusiones, ya que sigue constando como punto referencial en todas las guías de la ciudad, pensarán que están ante un edificio ruinoso más o menos adecentado y encorsetado entre nuevas construcciones, bares de copas, clubes, algún restaurante y cafés, otros locales comerciales y un museo recién inaugurado llamado Fotografiska.

La fachada de lo que fue una galería comercial judía, se utilizó luego como centro de reclusión por los nazis y acabó 'okupado' por un colectivo de artistas tras la caída del muro berlinés sigue ahí, en la Oranienburger Strasse de Berlín. La fachada del edificio, construido en 1909, forma parte del patrimonio monumental, lo mismo que la tortuosa escalera plagada de grafitis que entre 1990 y 2012 conducía a las plantas superiores de lo que fue la ruina más visitada de la capital alemana. Pero ya no da acceso a destartalados bares, donde uno se tomaba una cerveza sentado en un sofá cochambroso o ante la inexistente fachada interior, con los pies colgando al vacío.

El museo Fotografiska en lo que fue la entrada a Tacheles

El museo Fotografiska en lo que fue la entrada a Tacheles / Gemma Casadevall

Desaparecieron los talleres-vivienda de los autoproclamados artistas que lo convirtieron en símbolo de la contracultura, una especie de señal de identidad del nuevo Berlín surgido tras el muro. Tampoco existe en la planta baja el Café Zapata o el patio de manzana de esculturas y restos de materiales oxidados inidentificables, en el mejor estilo Mad Max. En el Zapata servían un vino infame, pero en realidad no importaba tanto porque lo suyo era pedirse una cerveza.

Exponente de la convulsa historia alemana

La histórica fachada principal sigue en pie y es más o menos identificable, mientras que las ruinas de la del patio de manzana quedaron primorosamente limadas y protegidas con modernos ventanales de doble vidrio y estructuras de metal. Se eliminó el peligro de precipitarse escalera abajo, entre otros accidentes posibles en lo que fue esa etapa gloriosa.

Tacheles pervive en las guías como lugar de referencia y exponente de la convulsa historia berlinesa, desde sus orígenes judíos a su expropiación por los nazis, su utilización sindical bajo el régimen germano-oriental y finalmente como meca contracultural. Pero de esto último hace ya alguna década. Demasiado tiempo para la ciudad permanente construcción que es Berlín.

La inauguración el pasado septiembre de Fotografiska coincidió con la llamada Art Week. Desfilaron por la capital alemana artistas como Yoko Ono y el activista chino Ai Weiwei. Participaban en la semana un centenar de salas y galerías, con nombres de mayor o menor relieve. Fotografiska era la novedad y atrajo las miradas como heredera del espacio que ocupó el Tacheles.

Abrió sus puertas con tres exposiciones y la presencia de la fotógrafa Candice Breitz entre un total de 30 artistas. Es la nueva sede del museo del mismo nombre fundado en Estocolmo, con extensiones en Nueva York y Tallin, además de planes para establecerse en Shangai. El nuevo Fotografiska operará como puente de intercambio cultural desde el corazón de la capital alemana, afirmó el director del grupo, Youssef Hammoudah.

Del desalojo a la reconversión

El concepto del museo escandinavo trasladado a Berlín topa con los recelos del llamado 'Tacheles Archiv' o veladores de su legado. Si algo sintetiza el proceso de gentrificación salvaje que han vivido barrios enteros de Berlín, no solo los que quedaron en lo que fue su sector comunista, es el Tacheles, alertaron los responsables de ese archivo. Tras años de batallas judiciales, el colectivo de artistas tuvo que desalojar su templo en 2011, tras agotar sus recursos ante la justicia y prevalecer los intereses de los propietarios de los solares vecinos, donde ahora se levanta un complejo de viviendas, oficinas y comercios llamado 'Am Tacheles' (Junto al Tacheles).

El Fotografiska, de 5.000 metros cuadrados, comparte edificio con el Veronica Bar, en las antípodas de lo que fue el Café Zapata. En las plantas superiores se está trabajando aún en lo que serán más y más cafés o bares de copas, entre ellos el que se instalará en su terraza, a modo de joya de la corona del concepto arquitectónico creado por el suizo Herzog De Meuron.

El director del Fotografiska alemán, Yoram Roth, es uno de los llamados emprendedores berlineses que en tiempo récord ha extendido su red con la adquisición de locales legendarios en el centro de la capital alemana. Entre ellos, y a un par de manzanas del Tacheles, el Clärchens Ballhaus, una sala de baile, bar y restaurante que hermanaba a nostálgicos de la estética comunista, turistas o berlineses de cualquier edad, sexo y condición, solos, en pareja o en grupo.

El Fotografiska es una pieza en su imperio de locales que, como recordaba estos días Roth, no reciben subvenciones ni tiene mecenas, sino que dependen de lo que genere el negocio.   

Suscríbete para seguir leyendo