UN SÍMBOLO DE LA CAPITAL ALEMANA, EN PELIGRO

Amenaza de cierre del Tacheles, el centro cultural alternativo más emblemático de Berlín

Vitalidad  Aspecto del interior del centro cultural berlinés Tacheles.

Vitalidad Aspecto del interior del centro cultural berlinés Tacheles.

PAOLA ÁLVAREZ
BERLÍN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Tacheles es un oasis en el centro de Berlín. A escasos metros de las calles más turísticas y en plena zona rehabilitada y reconvertida en barrio de galerías y gente de dinero, este edificio semidestruido es sede de uno de los principales movimientos artísticos de la ciudad. Con el paso de los años, se ha convertido en una atracción más sin perder su espíritu original. Pero ahora, el grupo de artistas que trabajan en el edificio, así como el resto de instalaciones que pertenecen a él y al movimiento cultural que representa (cine, teatro y bares de conciertos), se ven amenazados con ser expulsados de la que lleva siendo su casa 18 años.

"Los intereses económicos pueden más que los sociales",explica Martin Reiter, portavoz de la agrupación desde 1999. Reiter habla con resignación pero sin perder el optimismo. Fue él quien hace un mes recibió la carta que informaba de que el contrato de alquiler vence en diciembre de 2008 y la empresa propietaria no tiene intención de renovarlo."En realidad me enteré por la prensa de que no pensaba dialogar con nosotros. Cuando su representante vino a entregarme la carta, ofrecí sentarnos juntos a buscar opciones de futuro. Dijeron que lo pensarían, y sigo esperando su llamada",explica Reiter.

Medio euro de alquiler

Pero el fondo de inversiones Fundus no parece muy por la labor de llamar."El contrato no es prorrogable y no hay planes de negociar uno nuevo"es todo lo que ha dicho públicamente, a través de su portavoz, Johannes Beerman. Está claro que el contrato no era muy rentable para Fundus. Cuando compró el edificio al Gobierno berlinés en 1998 --por unos 2 millones y medio de euros--, los artistas ya llevaban ocho años en él. Lo ocuparon en febrero de 1990, intentando salvarlo del derribo --planeado para aquel abril-- y reivindicando su valor histórico. Por eso el fondo de inversiones tuvo que aceptar un primer contrato de alquiler de diez años al simbólico precio de un marco (50 céntimos de euro) al mes.

En el tiempo transcurrido, loshabitantesdel Tacheles han renovado todo el edificio --muy a su manera--, lo han llenado de vida y lo han convertido en emblema de la ciudad. Pero, paralelamente, la zona se ha revalorizado y Fundus quiere construir varios hoteles de lujo, edificios de oficinas y apartamentos."En el 2005 ya intentaron construir en la parcela que rodea al edificio y que también les pertenece, pero el proyecto no salió. No es ningún secreto que no es el mejor momento para las inmobiliarias y ellos quieren jugar sus cartas",dice Reiter. Aunque a Fundus no debe de irle mal del todo: posee algunos de los edificios más importantes de Berlín, como el del Hotel Adlon.

Pero no lo va a tener fácil para deshacerse de los artistas del Tacheles. Primero, porque el edificio sigue estando protegido como patrimonio cultural e histórico, y segundo, porque el grupo ya se ha puesto en contacto con el Gobierno berlinés:"Nos ha expresado su apoyo. Tenemos planeada una reunión para ver si nos puede ayudar y cómo. No somos millonarios, no podemos ganar desde la perspectiva económica, pero somos optimistas",dice Martin Reiter, que a sus 45 años es uno de los veteranos del Tacheles y ayudó en su reconstrucción.

La historia del Tacheles empieza a convertirse en la historia de siempre. Desde hace unos cinco años, otros muchos edificios que servían como sedes sociales y culturales se han visto forzados al desalojo por el fin de los contratosprivilegiadosobtenidos en los 80 y los 90. Los dueños los venden por cantidades suculentas y los nuevos propietarios no dudan un segundo en reclamar sus derechos y el apoyo policial. Es la otra cara del resurgir de una capital.

En el caso del Tacheles aún hay esperanza."Si nos echan habrán acabado con el único lugar de Berlín donde sigue haciéndose arte de verdad, con el corazón",afirma un artista desde su taller con vistas al centro de Berlín. La pugna acaba de empezar."Todo lo que sabemos es que este año, después del cálido verano, se presenta un invierno muy calentito",sentencia Martin con humor. La puerta al diálogo sigue abierta, pero la acción social de resistencia ya ha empezado a organizarse... por si acaso.