Debate en el Vaticano

Francisco abre el sínodo con un toque al ala conservadora: "No hay que mirar hacia el pasado"

Menos jerárquica y más diversa: el Vaticano inicia el sínodo que adaptará la Iglesia al siglo XXI

El Papa urge a salvar el planeta sin pensar en los "intereses circunstanciales" de la industria

Una de las mesas de trabajo del Sínodo sinodial, en el Vaticano

Una de las mesas de trabajo del Sínodo sinodial, en el Vaticano

Irene Savio

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La Iglesia no ha de ser una institución "rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado", ha advertido este miércoles el Papa. Es necesaria la "escucha" y no la "división" interna, ha añadido, en la misa de apertura de la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará durante el mes de octubre. Una reunión, esta, que es vista como uno de los puntos culminantes de los cambios de Francisco para modernizar el clero y que, justamente por esta razón, ha disparado el nerviosismo de las facciones tradicionalistas.

La Iglesia "no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas", ha insistido el Pontífice a los sectores más tradicionales

De ahí también las palabras de advertencia de Francisco. "No nos sirve tener una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas", ha avisado. "No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas", ha continuado. El objetivo es una "Iglesia unida y fraterna, que escucha y dialoga", ha defendidod en su homilía de inauguración del encuentro, en una soleada plaza de San Pedro.

Estaban allí unos 25.000 fieles y también los 464 participantes al sínodo, incluidos los 365 con derecho a voz y voto, entre ellos por primera vez 54 mujeres. La Iglesia "no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas, no deja que el mundo le dicte su agenda", ha insistido delante de ellos el Pontífice argentino.

Llamarada de tensiones

Las fricciones de los últimos días sugerían que el Papa se podría pronunciar de esta manera, con determinación pero también con el intento de apaciguar los ánimos. La razón es que el esperado sínodo es una reunión que, incluso antes de empezar, ya ha creado grandes expectativas en el sector progresista y grandes tensiones con el ala conservadora

El sínodo ha despertado expectativas entre el sector progresista y tensiones entre el conservador

Este mismo martes, un grupo conservador minoritario (pero muy aguerrido y cercano al ultratradicionalista estadounidense Raymond Burke), organizó un acto en Roma titulado 'La Babel Sinodal', durante el cual se presentó la edición mensual 'La Bussola', una publicación habitualmente muy crítica con Francisco. Y el ataque fue directo. "Babel es sinónimo de confusión y el contexto de confusión creciente vive la Iglesia hoy, alimentada por este sínodo", afirmó, por ejemplo, el director de la publicación, Riccardo Cascioli.

En el mismo tono, el africano Robert Sarah, que también participó en el evento, reivindicó su decisión de presentarle este verano al Papa cinco "dudas" sobre eventuales cambios de moral y doctrina, como la bendición a parejas del mismo sexo y la ordenación de mujeres. "Muchos hermanos del episcopado sostienen esa iniciativa", añadió luego el propio Burke.

Cambios

La incógnita es cómo estas desavenencias se traducirán en los debates que día a día los participantes mantendrán en los varios grupos de trabajo del sínodo. Comités que tendrán como tarea final la de opinar y votar sobre los asuntos que, en algunos casos, dividen a las dos principales almas de la Iglesia, como el diaconato femenino, o la comunión para divorciados vueltos a casar o para personas LBGTI+. 

Según María Luisa Berzosa, monja de la congregación de las Hijas de Jesus, si no hubiera ningún cambio "evidentemente sería muy frustrante". Sin embargo, de acuerdo con ella, "ya el proceso que llevamos hasta aquí es un cambio", afirma la religiosa, en entrevista con este diario. Tómese el ejemplo de la participación de la mujer en espacios de poder dentro de la Iglesia. "El machismo y el sindicalismo (en la Iglesia) no son fáciles de cambiar, aunque tampoco hay vuelta atrás. Las mujeres están entrando poco a poco [en las instituciones de la Iglesia ]. Incluso en comisiones que eran solo de obispos o cardenales, ahora hay mujeres", subraya.

El Papa, en verdad, no parece tener la intención de dar marcha atrás. Tanto es así que, en un insólito mensaje difundido el lunes por la oficina de prensa de la Santa Sede, Francisco incluso dejó la puerta abierta a permitir la bendición de parejas homosexuales un futuro. Lo que, acto seguido, causó un nuevo incendiario debate.