Informe de Justícia

Siete de cada 10 menores que delinquen en Catalunya no reinciden

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Un muchacho, en un centro de menores.

Un muchacho, en un centro de menores.

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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Siete de cada 10 jóvenes que finalizaron un programa o una medida del sistema de justicia juvenil en 2015 en Catalunya -como trabajos en beneficio de la comunidad o tareas socieducativas- no volvieron a delinquir ni cuando alcanzaron la mayoría de edad, según un estudio sobre la tasa de reincidencia penitenciaria del Centre d'Estudis Jurídics i Formació Especialitzada de la Generalitat presentado este miércoles por sus autores, Marta Blanch Serrentill y Roger Mancho Fuera, en el marco de unas jornadas.

Siguiendo el patrón de los adultos, en el caso de los varones la reincidencia es más alta (36,2%) que en las mujeres (18,8%). También despunta como factor de riesgo la edad: entre los 14 y los 15 años la tasa es mayor (39,4%) que entre los 16 y 17 (28,2%). Los expertos apuntan a que en estos primeros años de adolescencia "la pulsión delictiva" tiene una tendencia ascendente que empieza a menguar a partir de los 16 y 17 años. El hecho de acumular antecedentes, además, es un factor de riesgo que se dispara en el caso de los multirreincidentes. En cuanto al delito, el 78,1% de reincidencia se registra en casos de condenas por robos y hurtos.

El estudio constata que la reincidencia de menores no es distinta entre nacionales y extranjeros

El estudio sostiene que los muchachos migrantes que se encuentran solos, sin ningún apoyo adulto, presentan unos niveles de reiteración delictiva más altos que otros que han pasado por procesos con acompañamiento. Los datos demuestran, pues, que la carencia de protección social, de apoyo familiar y social, una situación socioeconómica desfavorable y un acceso limitado al mercado laboral son factores más clave en la reincidencia que no el origen de la persona.

El acompañamiento, factor clave

De la muestra del estudio -3.634 jóvenes entre 14 y 23 años-, solo el 3,2% son menores inmigrantes no acompañados (de todos los extranjeros, que representan un 40% del total, este grupo supone el 9,2%). "En todos los colectivos, si hay un buen proceso de acompañamiento migratorio, no encontramos diferencias" entre extranjeros y nacidos en España, ha subrayado el jefe del Área de Investigación y Formación del Centre de Estudis e impulsor del trabajo, Manel Capdevila.

Una de las características metodológicas de este trabajo es que se estudia toda la población y no solo un grupo. A diferencia de las anteriores investigaciones, el seguimiento de los jóvenes se ha ampliado un año para compensar el efecto del covid y también para asimilarse a otros estudios similares de ámbito internacional. En este caso, si en lugar de realizar el seguimiento durante cuatro años se hace durante cinco, la tasa de reincidencia pasa del 30,9 al 32,7%, un incremento, según la Conselleria de Justícia, "estadísticamente no relevante"

Solo el 40% va a juicio

El análisis también especifica que el 40,6% de los jóvenes que entran en el circuito de la justicia juvenil pasan por un juicio. Esto significa que 1.477 chavales que finalizaron una medida en 2015 siguieron una acción socioeducativa por sentencia judicial. Otros 1.112 (30,6%) participaron en un programa de mediación y reparación, con lo que se cerró el proceso judicial. Y el resto, 1.045 (28,8%), tuvo como única intervención un informe de asesoramiento técnico. Por diferentes motivos, el expediente no contó con más recorrido y fue la única respuesta judicial necesaria que se dio a los delitos cometidos.

Respecto a los datos sobre reincidencia, la Conselleria de Justícia hace una lectura positiva, ya que la tasa (el 70% no delinque de nuevo) se mantiene a pesar de que la "complejidad social es más alta". El estudio, además, señala que la intensidad del tratamiento y el contacto con el resto de la ciudadanía reducen la posibilidad de reincidir. Por ejemplo, la reiteración delictiva de jóvenes que han pasado por una medida de mediación y reparación es del 26,7%. En el caso de los que han realizado trabajos comunitarios, la tasa cae al 17,7%.

Cabe decir que este último porcentaje es 10 puntos inferior a cuando se aplica la libertad vigilada, ya que comporta la aceptación voluntaria y, por tanto, se trata de jóvenes implicados. Se impone en delitos de menor gravedad y para muchachos con perfiles de menor riesgo. Por otra parte, el internamiento en un centro es una medida reservada como último recurso. Normalmente los jóvenes que ingresan responden a dos tipos: acumulación de un gran número de antecedentes o comisión de delitos graves. En este caso, la reincidencia es del 55,7%.

Tratamiento individualizado

Los jóvenes que ingresan en el circuito de justicia juvenil para cumplir una medida siguen un programa de tratamiento individualizado expresamente diseñado en base a sus necesidades. Si la medida es en el medio abierto -es decir, no en un centro-, se lleva a cabo en el entorno social y familiar del menor, con el control de un profesional.

En el caso de los internamientos, este programa se aplica en el centro educativo de justicia juvenil y consiste en garantizar la continudidad de formación escolar u ocupacional y una intervención específica adaptada a las problemáticas personales, los factores de riesgo detectados y los aspectos delicitvos. Así, por ejemplo, se fomentan las habilidades y competencias sociales, la educación sexual, el deporte o los tratamientos contra el consumo de droga y para reducir los impulsos violentos.