Las urbanizaciones, el talón de Aquiles de los incendios: "La gente ha de ser consciente de donde vive"

Este verano, los incendios forestales declarados en Catalunya han provocado el confinamiento preventivo de cinco urbanizaciones, núcleos dispersos y viviendas aisladas, según datos facilitados a este diario por Protección Civil. Ha ocurrido en Mont-roig del Camp (dos veces), en Arbúcies, en Portbou y en El Perelló. En estos dos últimos municipios se llegaron a evacuar algunos espacios, sobre todo masías aisladas o casas cercanas al incendio, para garantizar la seguridad máxima durante la emergencia y se habilitó un centro de acogida para la gente que no podía dormir en su casa.

En los últimos meses, Protección Civil ha optado por órdenes de confinamiento y no de evacuación para evitar situaciones de riesgo durante el traslado

Sin embargo, actualmente, la medida preferida por las autoridades es el confinamiento. "Las evacuaciones tienen riesgos, porque cuando la gente se va de sus casas, hay cierto peligro en el traslado. Solo las dictamos si realmente no hay otra alternativa. Y lo más importante es que la gente no evacue su casa por su cuenta, sin orden oficial", advierte Imma Solé, subdirectora de coordinación y gestión de emergencias en Protección Civil. El confinamiento, en cambio, da margen a los bomberos para trabajar: "La gente se queda en su casa, con las ventanas y puertas cerradas, protegidos por las paredes y los bomberos se encargan de frenar las llamas para que no lleguen hasta ahí, sin estar pendientes de encontrar gente huyendo".

"Lo más importante es que la gente no evacue su casa por su cuenta, sin orden de las autoridades"

— Imma Solé, Protección Civil

En el verano de 2022, se evacuaron tres urbanizaciones en el incendio de Pont de Vilomara, otras en el fuego de Castell-Platja d'Aro y una casa de colonias en Artesa de Segre, por otro incendio forestal. Además, en el pueblo de Alòs de Balaguer, se confinó a la población.

Agua y fuego

Los datos de este año y los del año anterior comparten un denominador común, que por mucho que se repita, no deja de preocupar a bomberos, agentes rurales y personal de emergencias de la Generalitat. En todos los casos, las urbanizaciones son los puntos más amenazados por las llamas. "Las zonas de interfase, las que se encuentran entre el medio natural y los territorios habitados, son las más vulnerables. Hay que tener mucho cuidado porque son lugares críticos", admite Solé.

"Es importante que la gente que vive en las urbanizaciones sea consciente de dónde está"

— Imma Solé, Protección Civil

Los bomberos casi siempre se deben centrar en estos núcleos poblacionales apartados del centro del pueblo, para evitar que las llamas lleguen hasta las casas, como ocurrió en Pont de Vilomara un año atrás. En Protección Civil, reconocen que este tipo de urbanismo no tiene sentido alguno en la actualidad: "La actual normativa exige informes por nuestra parte para que demos la opinión sobre si conviene o no urbanizar ciertas zonas, que a día de hoy se encuentran bajo amenaza de incendio o inundación". Pero en los años 80 y 90, esta normativa no existía.

Entonces, ¿qué se puede hacer para solventar este problema persistente? "Prevenir, prevenir y prevenir", responde Solé. "Es clave que las franjas de delimitación estén hechas, si no el riesgo es todavía más elevado. Los jardines y las parcelas de cada propietario deben estar cuidadas. Y son esenciales los planes de prevención, que indican qué hacer en caso de emergencia", explica. Cuando estas medidas no se aplican, asegura, estamos delante de un grave problema. "Por esto es importante que la gente que vive en las urbanizaciones sea consciente de dónde está", zanja.

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