Tragedia en el Bages
La mina de Súria, una ciudad subterránea y vacía tras la muerte de tres geólogos
Multimedia | Tragedia en la mina de Súria: así son los túneles donde han muerto tres personas
Los especialistas se encontraban revisando cómo avanzaba la perforación de una galería
Guillem Sánchez
Redactor
Periodista de sucesos. Antes trabajé como redactor de sociedad en la Agència Catalana de Notícies (ACN).
Profesor asociado en la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna.
Libros Publicados: 'El Estafador' (Editorial Península) y 'Crónica del Caso Maristas' (Ediciones B).
Los tres geólogos engullidos por la mina de Súria (Bages) se encontraban a 900 metros de profundidad. Estaban solos. Acababan de comenzar la jornada en una galería en la que perfora la máquina número 30, que se encontraba apagada. Eran jóvenes, tenían menos de 30 años. Miguel Ángel, un perforador que a las siete y media de la mañana subía al exterior al terminar su jornada, se ha cruzado con ellos en el ascensor que conecta la superficie con la 'ciudad' de galerías que esconde bajo el suelo este lugar. "Uno llevaba solo 9 días trabajando aquí".
Dos de los tres geólogos estudian Geología en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) de Manresa. El rector de la UPC, Daniel Crespo, se ha desplazado esta tarde a Manresa y, en declaraciones a EL PERIÓDICO, ha expresado el dolor por los fallecimientos de dos alumnos del máster de ingeniería de minas. “Estaremos al lado de las familias”, ha prometido tras subrayar que las prácticas son muy importantes en la formación académica y que no recordaba un accidente mortal en una mina que afectara a alguno de sus estudiantes en periodo de aprendizaje. La UPC ha suspendido las clases hasta el lunes y ha puesto a disposición de los compañeros apoyo psicológico.
La tarea de las tres víctimas, como la del resto de miembros del departamento de geología, consiste en pasar por todas las cavidades por las que se perfora. Deben revisar cómo marcha la recolección de potasa e indicar a los equipos que guían las máquinas hacia dónde deben proseguir. "Supongo que lo que ha pasado es que, como hacen siempre, habrán llegado hasta dónde estaba la máquina, que se encontraba apagada y en zona segura, y después se habrán acercado a la zona de la extracción para hacer sus comprobaciones. Entonces se habrá producido el desprendimiento", trata de entender Carlos, que como Miguel Ángel, forma parte de la brigada de rescate de la propia mina, los únicos mineros que seguían allí horas después del accidente.
"Gruyere" subterráneo
A las nueve menos diez, una sanitaria de la empresa ICL ha llamado al 112 para avisar de que un desprendimiento había sepultado a los tres geólogos. En ese instante, los casi 200 trabajadores han recibido la orden de vaciar la mina y regresar a la superficie. La empresa ha activado a la brigada de rescate, y sus integrantes, Carlos y Miguel Ángel entre ellos, se han puesto al servicio del dispositivo de rescate dirigido por los Bomberos, que necesitan de mineros que les guíen por este "gruyere" subterráneo del que lo desconocen todo, como lo ha definido un mando de los equipos de emergencia.
La mina de Súria, una cueva gigantesca bajo el Pla de Bages, rico en potasa –de gran valor para uso industrial y agrícola–, consta de un ascensor por el que descienden los trabajadores hasta los 600 metros. Después, al volante de coches asignados a cada departamento, los mineros siguen descendiendo por una inclinación hasta la zona de comedores, a 900 metros de profundidad. Carlos y Miguel Ángel detallan que allí se cambian de ropa –se ponen pantalón y manga corta, la temperatura supera los 40 grados–, reciben las instrucciones y se dirigen a cada una de las perforaciones.
Los geólogos, como las tres víctimas, pasan por todas las perforaciones de la mina. Deben revisar su avance e indicar los movimientos de las máquinas para que extraigan la potasa. Este jueves, cuando acababan de comenzar esa revisión, que hacen a pie y con linternas, una parte del techo del túnel se ha desprendido y ha caído sobre ellos. "No creo que hayan cometido ninguna imprudencia", les defiende su compañero Carlos.
Los Mossos han desplazado a Súria agentes de la unidad de subsuelo. Serán estos policías quienes efectúen la inspección ocular en la que se basará la investigación judicial. La mina, según reza una ley no escrita, no volverá a llenarse hasta que se terminen los funerales.
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