Tragedia en Súria

El historial de las minas del Bages: accidentes mortales y aguas contaminadas

El último siniestro fue en 2020 cuando dos mineros murieron en la explotación de Sallent, que cerró al cabo de un mes

Tragedia en una mina de Súria

Tragedia en una mina de Súria / NIA ESCOLÀ / ACN

EFE

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Las minas de la comarca barcelonesa del Bages acumulan una historia centenaria en la que se han sucedido diversos accidentes mortales -el último, este jueves, en Súria, en el que han muerto tres geólogos, atrapados a 900 metros de profundidad- y episodios de contaminación de las aguas, hoy en día todavía bajo la lupa de la Justicia.

La mina de potasa de Súria, propiedad ICL Iberia Súria & Sallent, la única empresa productora de sales potásicas en España y perteneciente a la firma israelí ICL, ya sufrió en 2013 un suceso similar: murieron dos mineros al desprenderse el techo de la galería de una mina, mientras realizaban tareas de mantenimiento en una máquina de extracción.

En junio de 2020, en la mina de Vilafruns, situada entre Sallent y Balsareny, dos operarios de una subcontrata murieron, con pocos días de diferencia, al caerles encima unas rocas de grandes dimensiones. Un mes más tarde, la multinacional decidió acelerar el cierre de esa mina "por motivos económicos". El cierre se justificó por razones estrictamente económicas (por el impacto de la pandemia de coronavirus, que comportó una caída del precio de la potasa, y por los "altos costes" de extracción del mineral en este yacimiento).

Contaminación de las aguas

En 2016, la Audiencia de Barcelona impuso cinco meses de prisión a tres directivos de las minas de sal de Iberpotash, tanto en Súria como en Vilafruns, por contaminar aguas de la zona y les condenó a restaurar las zonas afectadas por las actividades de sus centros de producción, especialmente las aguas de los pozos afectados por vertidos de lixiviados contaminantes procedentes de las escombreras.

La sentencia, dictada por el juzgado de Manresa (Barcelona) y confirmada en 2016 por la Audiencia de Barcelona, condenó a Ibertpotash a detener y paralizar los vertidos contaminantes de las aguas procedentes de los residuos salinos y a tomar las medidas de restauración necesarias para "preservar y mantener el equilibrio ecológico perturbado" en una serie de pozos y fuentes de Súria, Callús, Santpedor y Sallent (Barcelona).

Ese proceso judicial sigue en marcha, pues en marzo de 2022 fue rechazado el último plan de Iberpotash para restaurar los pozos contaminados por los residuos de sus minas de sal, de modo que se instó al grupo a presentar un nuevo proyecto que cumpla con la citada sentencia de 2016.

Por otro lado, en 2015 el juzgado de instrucción número 5 de Manresa imputó a dos directivos y a la propia empresa por un delito ambiental y a tres cargos del Govern por dos delitos de carácter ambiental, todos ellos generados supuestamente por la actividad minera de esta empresa en el Bages, si bien la causa fue archivada en 2019.

El impacto ambiental de la actividad de este grupo llevó a colectivos ecologistas a reclamar en 2014 a la Generalitat la apertura de un expediente de responsabilidad ambiental a Iberpotash por los daños que causa y las amenazas que comporta la actividad minera de la empresa en las masas de agua de la cuenca del río Llobregat.

En 2021, el grupo ICL firmó un convenio con la Agencia Catalana del Agua (ACA) para financiar 98 de los 110 millones de euros que costará el nuevo colector de salmueras entre las comarcas del Bages y el Baix Llobregat, que debería comenzar a operar en 2025 y ayudar a "reducir de forma progresiva los escombros salinos generados por la actividad minera", según informó en su día el Govern.

Minas centenarias

Las minas de potasa en Súria se descubrieron en 1912. Más tarde salieron a la luz las de Vilafrunt (ambas en la comarca del Bages), pero no fue hasta 1920 que se constituyó la empresa que comenzó su explotación, según el relato de ICL en su página web.

Con el paréntesis de la Guerra Civil, durante la cual se paralizó toda actividad productiva, y tras un periodo en el que pasaron a manos públicas (a partir de 1982), las minas se reprivatizaron en 1998, año en el que Iberpotash, integrada en el grupo israelí ICL, se hizo con su control, según informa esta corporación.

ICL extrae silvinita de esta mina, un mineral del que se obtiene sal, sal gemma y potasa, usada esta última como fertilizante en la agricultura.

La actividad minera es una de las principales en términos de empleo en la zona del Bages, y el plan Phoenix de esta multinacional ha sido una de las principales inversiones industriales en Catalunya en la última década.

Como consecuencia de esta actividad minera, en la zona hay una montaña de residuos de sal, denominada el Cogulló, que ocupa unas 50 hectáreas de superficie y tiene una dimensión similar a la montaña del Tibidabo, con una altura que supera los 500 metros.