Debate sobre educación

¿Educación obligatoria hasta los 18? Sí, pero acompañada de becas-salario y más variada oferta pública de FP

Los expertos coinciden en que solo será una medida efectiva si va acompañada de otras acciones y, sobre todo, de la inversión necesaria

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A1-134016690.jpg / Manu Mitru

Helena López

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Este es un debate en el que hay prácticamente unanimidad en una importante lista de temas que pueden englobarse en dos: el colegio no puede ser una cárcel y no existe medida efectiva si no va acompañada de la inversión necesaria. Sobre esas dos grandes premisas pivota el debate sobre la idoneidad de alargar la educación obligatoria hasta los 18 años, asunto que lleva décadas sobrevolando el sistema como posible herramienta para reducir las todavía alarmantes cifras de abandono escolar prematuro: Catalunya, con un 16,9%, presenta números peores que la media española (13,9%) y la europea (9,7%).

Gortázar y Luri avisan de que un requisito imprescindible es que el itinerario académico no sea igual para todos los alumnos

Profesores, familias, investigadores e incluso alumnos coinciden en que universalizar la educación hasta los 18 sería una gran idea siempre que significara realmente eso, universalizar la educación, el aprendizaje, y no mantener a alumnos contra su voluntad en aulas en las que no desean estar, estudiando algo que no quieren estudiar, agudizando un problema ya existente con el pretexto de blanquear las pésimas cifras de paro juvenil.

Pese a lo cursi que pueda sonar, el secreto radica ahí, en ese deseo. El éxito de la medida -recientemente planteada por el Consejo Escolar Estatal- no será alargar la obligatoriedad, sino el deseo por estudiar, algo que se tiene que compaginar -y ahí radica otra de las claves- con la posibilidad de hacerlo, por lo que casi todo el mundo insiste en la necesidad de asegurar plazas de FP públicas suficientes -algo que ahora no pasa- y en la creación de un sistema de becas-salario que asegure que el alumnado más vulnerable -entre el que las cifras de abandono escolar se disparan- no se seguirá quedando por el camino.

Complicado sin recursos

"Si no hay programas de acompañamiento y apoyo, flexibilidad en los itinerarios y un buen sistemas de becas, los que abandonan por dificultades económicas lo seguirán haciendo", destaca la socióloga Elena Sintes, quien, desde la Fundació Bofill, ve la medida tan interesante como lejana. "Si hoy, hasta los 16, ya no llegamos a la inversión en educación que marca la ley de educación de Catalunya (LEC), tener a las personas obligatoriamente en el sistema hasta los 18 años sin recursos es muy complicado".

El investigador Alejandro Montes coincide con Sintes en el diagnóstico: es una muy buena media pero que, para funcionar, debe ir acompañada de otras, como ha hecho Portugal, a quien le ha ido muy bien (su tasa de abandono escolar pasó del más 40% en 1996 al mínimo histórico del 5,1% el curso pasado). Igual que Sintes, Montes insiste en la necesidad de más orientación y acompañamiento -no solo si se amplía la edad, sino desde ya-, más plazas de FP públicas e, igual de importante, más variedad. "Si no tenemos en cuenta esto, estaremos ampliando la problemática actual", subraya.

En esa línea se expresa Xavier Massó, portavoz del sindicato Professors de Secundària (Aspepc·Sps). "Si no hay más exigencia y coherencia en los planes de estudio, alargar hasta los 18 años será un desastre sin paliativos", señala contundente el profesor y sindicalista convencido de que el problema es estructural. "Alargar el sistema hasta los 18, perfecto. Pero, ¿en qué circunstancias? Un coche puede ir muy bien, pero si lo necesito para ir por el mar, lo que necesito es un barco, no un coche", ejemplifica. "El problema viene de primaria. Si no se aprenden las cosas a la edad que toca aprenderlas eso se arrastra; esa cojera dura toda la escolarización. Lo imprescindible es mejorar la base, si no se toca nada de abajo y se alarga la obligatoriedad no hacemos más que empeorar una situación ya muy deteriorada para ahorrarse ciertas estadísticas de paro juvenil; pero eso es poner la basura debajo de la alfombra, y al final la montaña tiene unas dimensiones horrorosas", zanja Massó.

Investigador de Esade y especialista en educación y política social, Lucas Gortázar aplaude que se haya abierto el debate sobre la extensión de la educación obligatoria. "Es evidente que tiene un considerable impacto en el gasto público, pero puede ser una vacuna para uno de los tendones de Aquiles del sistema educativo español: la escolarización de 16 a 18 años", concluye.

Itinerarios a medida

Gortázar está convencido de que el éxito de la medida incluye que el itinerario académico no sea igual para todos los alumnos. Lo mismo opina el pedagogo y filósofo Gregorio Luri. "La extensión de la educación obligatoria no significa que todos los estudiantes tengan que cursar bachillerato", repite el autor de 'La escuela no es un parque de atracciones'. El experto apuesta por brindar diferentes caminos educativos a partir de los 16 años e, incluso, poder combinarlos con un trabajo a tiempo parcial, como se hace en otros países.

Desde la Affac, Lidón Gasull, su directora, se posiciona muy en la línea de lo expuesto por los distintos expertos: "Tenemos un problema muy grave de abandono escolar prematuro y ampliar esa edad nos da margen para retener al alumnado y implementar políticas que ayuden a revertir ese abandono". "Pero es imprescindible acompañar la medida de esas políticas, con tenerlos dos años más en el instituto no basta", reivindica la portavoz de las familias, quien añade que eso ya pasa ahora que la ESO. "El alumnado que se te resiste, sale a los 16 con los mismos problemas que si hubieran salido a los 14", concluye.

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