"No aptos para el consumo humano"

La UE prohíbe el colorante de estos famosos caramelos porque pueden dañar el ADN

Los dulces de la compañía Mars utilizan como aditivo el dióxido de titanio y se enfrenta a una demanda colectiva

Una bolsa de caramelos Skittles

Una bolsa de caramelos Skittles / Reuters / Dado Ruvic

Alexandra Costa

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¿Quién no siente placer al comerse un caramelo? ¿Y quién piensa que al hacerlo, su salud está en juego más allá de las caries y del subidón de azúcar? Pues hay una golosinas que todos hemos comido alguna vez que contienen un aditivo alimentario que puede dañar el ADN. Quizás no las conozcas por su nombre, pero si te decimos que son esos caramelos redondos de colores del arcoíris, rígidos por fuera con la letra 's' grabada y blanditos por dentro, seguro que te vienen a la cabeza. Se trata de los Skittles.

Para darles ese color vibrante tan característico, la empresa que los fabrica, Mars, utiliza el dióxido de titanio. El ciudadano de California Jenile Thames ha presentado una demanda colectiva en Estados Unidos contra la compañía. Alega que este colorante "no los hace aptos para el consumo humano".

La sustancia puede provocar genotoxicidad

La razón de esta acusación es que la comunidad médica afirma que, en grandes cantidades, esta sustancia puede comportar genotoxicidad y, por ende, dañar el ADN. Además, podría causar cáncer. En la denuncia, los demandantes argumentan que la empresa no advierte a los consumidores sobre los peligros potenciales del aditivo. Eso, a su parecer, equivale a un fraude de omisión, así como a otras violaciones de la ley de California.

Mars, por su parte, se defiende: "No hacemos comentarios sobre procesos judiciales en curso, pero nuestro uso de dióxido de titanio cumple con las regulaciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos", ha afirmado un portavoz de la compañía a 'The Washington Post'. En este sentido, la FDA restringe su uso al 1% del peso de los alimentos.

En 2016, Mars anunció que iría eliminando paulatinamente los colorantes artificiales de sus productos, entre ellos el dióxido de titanio, por lo que la demanda también acusa a la compañía de "incumplir su propia promesa".

Por otro lado, la demanda también pone el foco en el etiquetado. “La lista de ingredientes que se proporciona en letras minúsculas en la parte posterior de los productos, cuya lectura se vuelve aún más difícil por la falta de contraste de color entre la fuente y el empaque”, dice el texto.

La Unión Europa sí que prohíbe su uso

La Comisión Europea, en cambio, no opina lo mismo y tiende la mano a la comunidad científica. Considera que la acumulación de partículas en el cuerpo de esta sustancia sí que puede dañar el ADN. Por eso, ha prohibido su uso como aditivo alimentario a partir del este mes de agosto en todo el territorio comunitario. El Reino Unido, sin embargo, no llegó a la misma conclusión y todavía permite uso.