ecosistema en peligro

El cambio climático amenaza la producción de setas en Catalunya

Una buscadora de setas, con un ejemplar de 'llanega' y otro de 'rovelló', cerca de Sant Magí de Brufaganya (Pontils, Conca de Barberà)

Una buscadora de setas, con un ejemplar de 'llanega' y otro de 'rovelló', cerca de Sant Magí de Brufaganya (Pontils, Conca de Barberà) / periodico

Gisela Macedo

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Cuando llegan las primeras lluvias del otoño, son muchos los que se adentran en los bosques con el fin de llenar sus cestas de setas para luego comerlas o regalarlas. Una forma de lo más entretenida de pasar el fin de semana. Catalunya goza de una indiscutible tradición 'boletaire' y las setas son, en muchos hogares, un manjar especial que ocupa sus mesas unas pocas semanas al año. 

No obstante, parece que esta pasión catalana por la micología se está viendo amenazada como consecuencia del cambio climático. Así lo explica Sergio de Miguel Magaña, profesor de la Universitat de Lleida e investigador del Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC), quien estudia junto con el experto Juan Martínez de Aragón cómo está afectando el calentamiento global a la producción de setas.

20 años de datos

Para su estudio, los científicos llevan 20 años recogiendo datos de muestreos micológicos realizados en 120 parcelas distribuidas por toda Catalunya. Los investigadores visitan estos terrenos semanalmente para recolectar y analizar las setas, junto con la información meteorológica de cada zona. 

Los resultados preliminares indican que la fructificación de setas se está reduciendo considerablemente en Catalunya. Los hongos necesitan dos cosas para crecer: humedad y una temperatura apropiada (elevada, pero no en exceso). Sin embargo, el cambio climático está originando todo lo contrario: unas condiciones de mayor aridez.

Una de las especies que podríamos ver cada vez menos en la mesa es el apreciado robellón o 'rovelló' ('Lactarius deliciosus'), al que perjudica especialmente la situación de mayor sequedad. No obstante, el calentamiento global no afecta igual a todo el territorio ni a todos los tipos de setas, según los expertos. De hecho, estos sostienen que algunas especies incluso podrían verse favorecidas por los cambios. Es el caso del 'fredolic' ('Tricholoma terreum'), una seta que suele salir al final de la temporada y desaparecer rápidamente cuando llega el frío. Ahora, su fructificación podría aumentar si las temperaturas se mantienen altas al final del otoño. 

Si bien la crisis climática es clave para entender el decrecimiento de la producción de setas en Catalunya, también hay otro factor que empeora la situación: una gestión inadecuada de los bosques. Según los expertos del CTFC, solo se aprovecha el 30% de la madera que crece en Catalunya, mientras que la media europea es del 65%. Por ello, De Miguel señala la necesidad de que la Administración lleve a cabo una buena limpieza forestal, ya que de lo contrario "habrá bosques cada vez más descuidados y menos vitales". 

"Llevamos años dando la espalda al bosque, y una de las consecuencias es que no se talan los árboles suficientes y tienen que acabar compitiendo entre ellos por los recursos. Tenemos que volver a mirarlos de cara y fomentar un uso sostenible para garantizar su adaptación del cambio climático", declara el investigador. Asimismo, subraya que no hay que olvidar que un bosque descuidado es sinónimo de "una mayor cantidad de combustible para quemar en caso de incendio en un contexto de aridez".

Internet del bosque

La vitalidad forestal es imprescindible para la supervivencia de las setas y estas, a su vez, juegan un papel clave en el ecosistema del bosque. El motivo es que ellas se encargan de almacenar en el suelo el carbono que obtienen de los árboles, el cual captan previamente de la atmosfera con la fotosíntesis. Esto convierte a las setas en uno de los principales actores en la mitigación del cambio climático. A su vez, los árboles obtienen de ellas nutrientes minerales y agua, fruto de esta relación de simbiosis.

Una gestión inadecuada de los bosques también perjudica el desarrollo micológico

Aparte, los hongos también contribuyen a la conexión del ecosistema forestal. Según De Miguel, cuando caminamos por el bosque todo está conectado bajo nuestros pies. Es lo que los científicos han bautizado como 'Wood Wide Web': el internet del bosque. "Las plantas pueden emitir señales para avisar de que están sufriendo algún tipo de ataque y en esta red social las setas juegan un papel fundamental. Si no hay hongos, los árboles mueren y el bosque desaparece", explica el investigador.

Temporada floja

Conociendo los problemas que entrañan los bosques catalanes, muchos se preguntarán cómo marcha la temporada de setas este año. Lo cierto es que en general está siendo mucho más floja que la anterior, pero la producción final dependerá en parte de lo que ocurra después del temporal de días atrás, que podría hacer que en un par de semanas aumentase la producción si el frío no llega de golpe. 

Si observamos por zonasen el Pirineo la producción está siendo unas 100 veces más baja que la del año pasado, según datos del Centre Tecnològic Forestal de Catalunya (CTFC). Además, las previsiones indican que la nieve puede llegar a cotas relativamente bajas, así que aquí se puede dar la temporada casi por terminada. Si se baja un poco hacia el Prepirineo y la Catalunya central, se observa una cantidad de setas seis veces más baja que el año pasado. No obstante, aquí la situación todavía puede mejorar, ya que en el 2018 más de la mitad de la producción se recogió durante las primeras semanas de noviembre.

Donde hay más esperanza es en la zona mediterránea y cordilleras prelitorales, donde hasta ahora la producción ha sido 10 veces más baja que el año pasado, pero como aquí el periodo de fructificación suele ser mucho más tardío, podría haber un incremento repentino de la producción gracias a las intensas lluvias de la semana pasada.

Castilla y León, Galicia, Ávila y Madrid

Remonte o no la temporada, en los mercados catalanes será difícil ver producto local. "Lo que se vende en el mercado viene todo de fuera, especialmente de Castilla y León, Galicia, Ávila y Madrid, donde este año la producción ha sido en cantidad y de calidad", explica Jordi Serentil, gerente de Laumon, el principal mayorista de Mercabarna dedicado a la distribución de setas y trufas. 

Los recogedores profesionales suelen vender a tiendas y restaurantes locales, no a Mercabarna

Él mismo declara que la producción catalana es "muy humilde" y que no cuenta con ella para proveerse. Aparte, cuando la temporada en el conjunto de España es mala, opta por traer setas de los países del este de Europa. Este año, no obstante, no hará falta, por lo que los precios son mejores que en campañas anteriores a excepción del 'camagroc' ('Craterellus lutescens'), que se suele recoger en Berga y este año escasea. 

Otro mayorista, Vicenç Escandell, propietario de Frutas Escandell, comparte la opinión de Serentil respecto a la escasa producción catalana: "Aquí prácticamente no hay abastecimiento en el mercado de las setas", sentencia. Es más, este comerciante asegura que aquí hay más 'boletaires' que setas, y que los pocos profesionales que las recogen no venden su cosecha a Mercabarna, sino a algunos restaurantes y tiendas locales.

Así, igual que el anterior, Escandell se abastece de la producción que proviene de otras partes de la Península, como Soria, Guadalajara, Extremadura, Granada y Portugal. "Son bosques diferentes, más cuidados que en Catalunya", argumenta. 

Es difícil adivinar cómo terminará la campaña. Pero es precisamente esto lo que caracteriza el producto: la fragilidad de estar sometido a las condiciones climáticas. Un hándicap que a su vez le añade valor, tal y como dice Escandell: "Es la gracia de las setas. Por eso cada año esperamos los primeros robellones y los cogemos con tantas ganas".