REPERCUSIóN DE LA NORMA EN LA SALUD

El veto ayudará a los fumadores a intentar superar la adicción

Una maceta llena de colillas a la puerta del Hospital Clínic, ayer.

Una maceta llena de colillas a la puerta del Hospital Clínic, ayer.

À. G.
BARCELONA

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las leyes contrarias al consumo de tabaco tienen como finalidad proteger la salud de los no fumadores y, de forma indirecta, la de quienes voluntariamente deciden fumar. Esta obviedad, que más de uno pone en duda, se traduce en cifras desde hace varios años y ha permitido a la Conselleria de Salut avanzar que la normativa que ayer entró en vigor evitará hasta 800 muertes anuales por tabaquismo pasivo en Catalunya. El consumo de cigarrillos está considerado la causa de hasta 55.000 fallecimientos anuales en España, y de 3.500 muertes de personas que, sin ser fumadoras, fallecen a consecuencia del humo de tabaco.

Los fumadores, más de 12 millones de personas en España, no suelen poner en duda que el tabaco es perjudicial para la salud, pero ese dato queda contrarrestado por el peso de su dependencia del tabaco. Es habitual, incluso, que médicos fumadores sean excelentes consejeros antitabaco de sus pacientes. El mecanismo mental de las adicciones es de una potencia superior a los buenos consejos, que siempre están vinculados a un peligro de futuro, explican los psicólogos. En cualquier caso, Salut considera probable que las dificultades añadidas por la nueva ley antitabaco den pie a un intento masivo de dejar el cigarrillo.

Está previsto que más de tres millones de españoles consumidores de tabaco intenten dejarlo en el trimestre que ahora empieza, indica la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria. Esa pretensión se repite tras cada Navidad con un éxito moderado. El umbral de población española que fuma ha descendido en los últimos cinco años hasta el 30% o 32% (un 28% en Catalunya), casi diez puntos porcentuales menos que hace diez años, pero difícilmente bajará más allá del 20% o 25%, calculan los especialistas. «En EEUU, donde las leyes antitabaco son muy antiguas, sigue habiendo un 20% de población fumadora», explica Josep Morera, neumólogo del Hospital Hermans Trias i Pujol, de Badalona.

MENOS CÁNCER / Lo que es indudable, asegura Morera, es que a medida que desciende la cifra de fumadores baja la de afectados por cáncer de pulmón (tanto los que afectan a consumidores de tabaco como los que sufren quienes lo respiran de forma pasiva). Y también desciende el número de infartos de miocardio, directamente asociados al tabaco.

El riesgo de sufrir cáncer de pulmón es proporcional a la cantidad de cigarrillos consumidos a diario durante un número determinado de años. «Sabemos que quien ha fumado un paquete diario durante 20 años está en alto riesgo de sufrir un cáncer de pulmón, aunque también le pueda suceder a la persona que es fumadora desde hace cuatro o cinco años», explica Morera.

En los primeros meses tras la aprobación de la primera ley española antitabaco dejaron de fumar unas 40.000 personas, informó entonces la Generalitat. También aumentó la demanda de tratamiento para cortar con esta adicción. Esa tendencia se detuvo posteriormente. De hecho, las encuestas entre fumadores siempre revelan el interés de una inmensa mayoría por dejar ese consumo. Esta respuesta no se traduce acto seguido en una actitud decidida de cortar ese consumo.