Psicología

Exigencia en la pareja: siete pasos para poder gestionarlo

Las demandas en las relaciones pueden llevar a la ruptura

pareja hablando

pareja hablando / 123rf

Ángel Rull

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La exigencia en la pareja se refiere a un patrón donde una o ambas personas tienen expectativas elevadas y específicas sobre el comportamiento o rendimiento del otro. Esto puede abarcar una amplia gama de áreas, desde cómo se maneja el dinero del hogar, hasta la frecuencia y calidad de las interacciones emocionales o sexuales. A menudo, estas expectativas no son explícitamente comunicadas, lo que puede llevar a malentendidos y frustraciones. Es crucial diferenciar la exigencia de la aspiración saludable o el apoyo constructivo. Mientras que la aspiración saludable involucra el crecimiento mutuo y la mejora continua dentro de un marco de respeto y apoyo, la exigencia puede convertirse en un ciclo tóxico de críticas y descontento.

¿Cómo afecta la exigencia en la pareja?

La exigencia en la relación puede crear un ambiente de estrés y ansiedad constante. El miembro de la pareja que se siente exigido puede experimentar una disminución en la autoestima, miedo a cometer errores y una sensación general de nunca ser suficiente. Esto puede llevar a una dinámica de relación desigual, donde una persona se siente más como un evaluador que como un compañero. Además, la exigencia puede fomentar una comunicación negativa, plagada de críticas y demandas en lugar de diálogos constructivos y apoyo.

La presión constante y la crítica pueden tener efectos devastadores en la salud mental, incluyendo ansiedad, depresión y estrés. Esto no solo deteriora la calidad de vida del individuo exigido, sino que también puede afectar su capacidad para contribuir positivamente a la relación.

Además, la exigencia a menudo crea una dinámica de poder desequilibrada. El individuo que impone las expectativas puede asumir un rol dominante, mientras que el otro puede sentirse menospreciado o subyugado. Esta dinámica es perjudicial para una relación equitativa y respetuosa.

¿Por qué se produce?

Las raíces de la exigencia en las relaciones son multifacéticas y a menudo profundamente arraigadas en experiencias personales y culturales. Factores como la crianza, experiencias pasadas de relaciones, traumas y la propia personalidad juegan un papel crucial. Algunas personas pueden desarrollar un comportamiento exigente como mecanismo de defensa para ocultar sus propias inseguridades o como una forma errónea de intentar mantener el control y la estabilidad en la relación.

Vivimos en una sociedad que a menudo valora el éxito, la perfección y el control. Estos valores pueden infiltrarse en nuestras relaciones personales, llevándonos a imponer expectativas poco realistas en nosotros mismos y en nuestros compañeros.

Tenemos que tener en cuentas nuestras primeras experiencias de relación, especialmente las observadas entre nuestros padres o cuidadores, pueden establecer un precedente de lo que consideramos "normal" en nuestras propias relaciones. Si crecimos observando una dinámica de exigencia, podríamos estar más inclinados a replicarla.

Pasos para gestionar la exigencia en la pareja

La gestión de la exigencia en la pareja es crucial para fomentar una relación saludable y equilibrada. Estas estrategias están diseñadas para ayudar a las parejas a entender y ajustar sus comportamientos, promoviendo así una convivencia más armoniosa y un vínculo más profundo y respetuoso.

Sigue estos siete pasos para gestionar mejor la exigencia en la relación de pareja:

1. Técnicas de comunicación

Utilizar "Yo siento" en lugar de "Tú haces" para expresar sentimientos y evitar acusaciones. Planificar conversaciones difíciles en momentos donde ambos estén calmados y dispuestos a escuchar.

Además, asegúrate de reconocer y apreciar las cosas que tu pareja hace bien, no solo las áreas de mejora. La retroalimentación positiva puede motivar y fortalecer la relación.

2. Establecer límites

Es importante que cada miembro de la pareja conozca y comunique sus límites personales. Estos límites deben ser respetados y negociados dentro de la relación. Tener límites claros y saludables es una señal de respeto mutuo y autorrespeto.

Reconocer el propio valor y no permitir que la pareja sobrepase límites personales es crucial para mantener una autoestima saludable.

Los límites pueden ser flexibles y sujetos a negociación entre la pareja. Lo importante es que ambos se sientan cómodos y respetados en el proceso.

3. Autoconocimiento

Reflexionar sobre las propias inseguridades y la tendencia a exigir o responder a la exigencia es un paso crucial. Comprender los propios miedos y deseos ayuda a comunicar mejor y a evitar imponer expectativas poco realistas a la pareja.

A través de la introspección o la terapia, trabajar en entender las motivaciones personales y los patrones de comportamiento puede llevar a un cambio positivo.

También debemos reconocer patrones Estar consciente de los patrones de exigencia o sumisión y activamente trabajar para cambiarlos.

4. Empatía y apoyo mutuo

Practicar la empatía, ponerse en el lugar del otro, y ofrecer apoyo incondicional fortalece la relación y reduce la necesidad de exigir o ser exigido. Celebrar los logros del otro y ofrecer consuelo en los momentos difíciles crea un vínculo más fuerte y un ambiente de seguridad emocional. Debemos también reconocer y validar los sentimientos del otro, incluso si no se comparten, es fundamental para la empatía. Además de ofrecer ayuda, consejo o simplemente una escucha activa cuando la pareja está enfrentando obstáculos o decisiones importantes.

5. Flexibilidad

Aceptar que la perfección es inalcanzable y que tanto uno mismo como la pareja tienen defectos es vital. Practicar la flexibilidad y la adaptabilidad ante los errores y los cambios puede reducir la presión de la exigencia y fomentar un ambiente más relajado y amoroso. Entender que los errores son parte del crecimiento y no son indicativos de fracaso o insuficiencia. Y estar dispuestos a ajustar expectativas y comportamientos ante nuevas circunstancias o información.

6. Terapia de pareja

En algunos casos, la exigencia puede estar tan arraigada que es difícil manejarla sin ayuda externa. La terapia de pareja ofrece un espacio seguro para explorar estas dinámicas y trabajar hacia una relación más saludable y equitativa. Un terapeuta puede ayudar a identificar y entender las dinámicas de poder y exigencia en la relación. Se puede aprender estrategias para comunicarse mejor, negociar expectativas y fortalecer la relación.

7. Tiempo de calidad juntos

Dedicar tiempo conscientemente para disfrutar juntos y fortalecer el vínculo amoroso puede contrarrestar los efectos negativos de la exigencia. Realizar actividades que ambos disfruten, dedicar tiempo a conversar sobre temas no conflictivos, y simplemente disfrutar de la compañía del otro son formas efectivas de reconectar y recordar por qué están juntos.

Planificar regularmente actividades que ambos disfruten, como salidas, hobbies o proyectos en común. Y mantener viva la chispa a través de momentos íntimos y románticos es fundamental para una relación sana y feliz.

Recordemos que cada relación es única y lo que funciona para una pareja puede no ser lo adecuado para otra. Por lo tanto, estas recomendaciones deben adaptarse a la realidad de cada relación, siempre buscando el equilibrio y la felicidad mutua.

* Ángel Rull, psicólogo.