Psicología

Niños siempre obedientes: por estas cinco razones no es algo positivo

La autonomía emocional implica cuestionar las órdenes

Niños contentos en casa

Niños contentos en casa / 123RF

Ángel Rull

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En la crianza de los niños, la obediencia a menudo se eleva a la categoría de virtud esencial. Sin embargo, es fundamental cuestionar si la búsqueda constante de niños siempre obedientes realmente contribuye al desarrollo saludable de los pequeños. Sin embargo, nos encontramos con que hay cinco razones por las cuales la obediencia ciega puede tener consecuencias negativas en el desarrollo infantil.

¿Qué es la obediencia?

La obediencia, en el contexto infantil, implica la acción de seguir las instrucciones y directrices de las figuras de autoridad, principalmente padres y profesores. Aunque puede considerarse una habilidad valiosa para la convivencia y el aprendizaje, la comprensión de la obediencia debe trascender la mera ejecución de órdenes. Debe incluir la capacidad de los niños para comprender y participar activamente en el proceso de toma de decisiones, construyendo así una base sólida para su desarrollo cognitivo y emocional.

¿Por qué lo que más se valora es la obediencia?

La sociedad ha perpetuado la idea de que la obediencia es un indicador directo de buen comportamiento y respeto. La necesidad de un entorno ordenado y fácilmente gestionable ha llevado a la sobrevaloración de la conformidad sobre la autonomía. Sin embargo, es crucial cuestionar esta perspectiva y reflexionar sobre si la excesiva valoración de la obediencia realmente contribuye al bienestar infantil a largo plazo o si, por el contrario, limita su desarrollo integral.

¿Puede acabar siendo negativa la obediencia?

La obediencia en sí misma no es intrínsecamente negativa; de hecho, puede ser una herramienta importante para la seguridad y el aprendizaje. Sin embargo, cuando se convierte en un imperativo absoluto, existe el riesgo de suprimir el desarrollo de habilidades críticas, como la toma de decisiones, la resolución de problemas y la autoexpresión. La sobrevaloración de la obediencia puede llevar a niños que siguen órdenes sin cuestionar, limitando así su capacidad para desarrollar un pensamiento crítico y una identidad propia.

Cinco razones por las que es mala la obediencia ciega

La obediencia ciega en niños pequeños puede ser problemática y tener consecuencias negativas en su desarrollo. Aunque es natural y necesario que los niños aprendan a seguir instrucciones y respetar la autoridad, la obediencia ciega, sin comprensión o cuestionamiento, puede presentar varios riesgos.

Estas son cinco razones por las cuales la obediencia ciega podría ser perjudicial:

1. Falta de desarrollo de la autonomía

La obediencia constante puede obstaculizar el desarrollo de la autonomía en los niños. La habilidad de tomar decisiones por sí mismos y asumir responsabilidades es crucial para su crecimiento emocional y social. La sobreprotección mediante la insistencia en la obediencia puede privar a los niños de la oportunidad de aprender a hacer elecciones informadas. Fomentar la autonomía implica permitirles tomar decisiones proporcionadas a su nivel de desarrollo, ofreciendo así oportunidades para aprender de sus propios errores y éxitos.

2. Supresión de la creatividad

La creatividad florece en entornos donde se fomenta la exploración y la experimentación. La obediencia ciega puede limitar la expresión creativa de los niños al restringir su capacidad para desviarse de las normas establecidas. La creatividad no solo es esencial para el desarrollo cognitivo y emocional, sino que también actúa como un catalizador para la resolución de problemas y la innovación. Fomentar la creatividad implica alentar la originalidad y la expresión personal, incluso cuando esto implique desviarse de las expectativas preestablecidas.

3. Dificultades en el desarrollo de habilidades sociales

La obediencia constante puede llevar a la dependencia de las figuras de autoridad para la resolución de conflictos y la toma de decisiones. Esto puede resultar en dificultades para desarrollar habilidades sociales, como la empatía, la negociación y la resolución de problemas de manera independiente. La interacción social saludable requiere la capacidad de entender y expresar opiniones personales. Fomentar habilidades sociales implica brindar oportunidades para la interacción, el juego cooperativo y la resolución conjunta de problemas, permitiendo así el desarrollo de habilidades esenciales para relaciones interpersonales saludables.

4. Vulnerabilidad ante la presión externa

Los niños que han sido condicionados a obedecer sin cuestionar pueden volverse vulnerables a la presión externa. La falta de experiencia en la toma de decisiones independientes puede hacer que sean más propensos a seguir a la multitud sin evaluar las consecuencias. Esto puede aumentar el riesgo de comportamientos de riesgo en la adolescencia, ya que los jóvenes pueden carecer de la capacidad para resistir la influencia negativa de sus pares. Fomentar la resistencia a la presión externa implica desarrollar la capacidad de evaluar situaciones, tomar decisiones informadas y mantener la autonomía incluso cuando enfrentan desafíos sociales.

5. Baja autoestima y ansiedad

La presión constante para ser siempre obediente puede tener un impacto negativo en la autoestima de los niños. El temor al castigo por no cumplir las expectativas puede generar ansiedad y una sensación constante de insatisfacción. En lugar de desarrollar una autoimagen saludable basada en la autoaceptación y la confianza, los niños pueden internalizar la idea de que su valía está vinculada exclusivamente a su capacidad para cumplir con las expectativas externas. Fomentar la autoestima positiva implica reconocer y celebrar los logros individuales, incluso aquellos que no cumplen con las expectativas externas, alentando así la construcción de una autoimagen sólida y resistente.

Como podemos ver, la crianza basada en la sobrevaloración de la obediencia puede tener consecuencias negativas en el desarrollo psicológico de los niños. Es esencial equilibrar la necesidad de enseñar obediencia con el fomento de la autonomía y la expresión personal. Desde la perspectiva de la psicología, reconocer la importancia de permitir que los niños cuestionen, experimenten y desarrollen sus propias identidades es crucial para su bienestar emocional y su capacidad para enfrentar los desafíos de la vida con resiliencia y confianza. La crianza consciente implica un enfoque equilibrado que valora tanto la obediencia como el fomento de la independencia, permitiendo así que los niños crezcan no solo como obedientes sino como individuos capaces de enfrentar el mundo con un sentido sólido de autoestima y autoeficacia.

* Ángel Rull, psicólogo.