Psicología
Seis síntomas poco visibles de depresión en niños
La tristeza no es el síntoma central en la depresión infantil

Niña triste / 123RF


Ángel Rull
Ángel RullLicenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
La depresión infantil es una forma de trastorno del estado de ánimo que afecta a niños y adolescentes. Aunque puede compartir similitudes con la depresión en adultos, su presentación es única y se manifiesta de maneras que pueden ser menos evidentes. Los niños con depresión a menudo tienen dificultades para expresar lo que sienten, lo que dificulta su diagnóstico. Es vital recordar que, aunque los síntomas pueden ser sutiles, la depresión infantil es una afección seria que requiere atención y tratamiento adecuados.
¿Podemos no ver los síntomas de forma clara?
A menudo, los síntomas de la depresión en niños no son tan evidentes como en los adultos. Los niños pueden no expresar sus sentimientos de tristeza directamente, y esto puede llevar a que pasen desapercibidos. La depresión en niños se manifiesta de manera diferente a la de los adultos, lo que dificulta su diagnóstico. Además, los niños pueden tener dificultades para expresar sus emociones, lo que añade una dificultad adicional a la detección temprana.
Es importante destacar que la depresión en niños puede ser el resultado de una combinación de factores, incluyendo predisposición genética, factores ambientales y experiencias personales. Los niños no eligen sentirse deprimidos, y no es simplemente una etapa pasajera o una respuesta a la "tristeza normal" que a veces experimentan. Es una condición clínica que requiere apoyo y tratamiento.
Consecuencias de no detectar la depresión infantil
La falta de detección y tratamiento de la depresión en la infancia puede tener consecuencias graves a largo plazo. Los niños que no reciben la ayuda adecuada pueden enfrentar problemas emocionales, sociales y académicos, lo que puede afectar su calidad de vida y su desarrollo. La depresión infantil no tratada puede llevar a un mayor riesgo de problemas de salud mental en la edad adulta, subrayando la importancia de abordar esta cuestión de manera temprana y efectiva.
Además, la depresión infantil no solo afecta al niño en cuestión, sino que también puede tener un impacto en la familia. Los padres pueden sentirse impotentes y culpables por no reconocer los síntomas a tiempo, y las relaciones familiares pueden verse afectadas. La detección temprana y la intervención pueden ayudar a evitar estas consecuencias y permitir que el niño y la familia obtengan el apoyo necesario.
Seis síntomas poco visibles de depresión en niños
La depresión es un trastorno mental que afecta a personas de todas las edades, incluyendo a los niños. Aunque puede ser más difícil de detectar en los más jóvenes, es fundamental comprender que la depresión infantil es real y merece toda nuestra atención. Pero necesitamos poder observar sus síntomas.
Estos son síntomas poco visibles que nos podrían indicar una depresión infantil:
1. Cambios en el apetito y el sueño
Uno de los síntomas más sutiles de la depresión infantil es un cambio en los patrones de sueño y alimentación. Los niños deprimidos pueden experimentar insomnio o, por el contrario, un aumento en el sueño. También pueden mostrar una pérdida de apetito o, en algunos casos, un aumento en la ingesta de alimentos, lo que puede llevar a cambios en el peso.
Es fundamental observar de cerca los hábitos alimenticios y el sueño de un niño, ya que los cambios pueden ser indicativos de problemas emocionales. Un niño que solía tener un apetito saludable y un patrón de sueño regular y que de repente muestra alteraciones en estos aspectos podría estar experimentando depresión. Los padres y cuidadores deben prestar atención a estas señales y buscar ayuda si es necesario.
2. Irritabilidad persistente
Los niños deprimidos a menudo muestran irritabilidad constante. Pueden parecer más gruñones o enfadados de lo habitual, y esta irritabilidad puede ser un intento de expresar su malestar emocional. Es importante no descartar esta irritabilidad como una fase normal de crecimiento.
La irritabilidad persistente en un niño, especialmente si no es típica de su personalidad, puede ser un síntoma de depresión. Los niños pueden sentirse abrumados por emociones que no comprenden completamente, lo que se traduce en una mayor irritabilidad. Los padres y cuidadores deben ser comprensivos y brindar un espacio seguro para que los niños expresen sus sentimientos.
3. Fatiga y falta de energía
La depresión infantil también puede manifestarse como fatiga constante y falta de energía. Los niños pueden parecer apáticos, reacios a participar en actividades que antes disfrutaban y desinteresados en jugar o socializar.
La fatiga y la falta de energía pueden llevar a un aislamiento social, ya que los niños deprimidos pueden no tener la motivación para participar en actividades sociales o deportivas. Es importante notar si un niño experimenta una disminución significativa en su nivel de energía y mostrar preocupación por su bienestar emocional.
4. Dificultades académicas
Los niños deprimidos pueden tener dificultades en la escuela. Pueden experimentar una disminución en el rendimiento académico, problemas de concentración y falta de interés en las actividades escolares. Estos cambios pueden llevar a un aislamiento social y, en última instancia, a un deterioro de su autoestima.
Los padres y maestros deben estar atentos a las señales de dificultades académicas en un niño. Si un niño estaba funcionando bien en la escuela y de repente muestra un bajo rendimiento, esto podría ser un signo de que está lidiando con la depresión. La comunicación abierta con los maestros y la búsqueda de apoyo académico son pasos importantes para ayudar al niño a superar este problema.
5. Cambios en las relaciones sociales
La depresión infantil puede afectar las relaciones sociales de un niño. Pueden volverse más retraídos, evitar actividades con amigos y mostrar una disminución en la interacción social. Estos cambios pueden pasar desapercibidos si no estamos atentos a ellos.
Es esencial observar los patrones de interacción social de un niño. Si notamos que un niño que antes era extrovertido y participativo se vuelve más retraído y evita el contacto social, debemos considerar que podría estar lidiando con la depresión. Fomentar la comunicación abierta y brindar oportunidades para que el niño se relacione con amigos y familiares puede ser beneficioso.
6. Quejas físicas sin causa aparente
Los niños deprimidos a menudo expresan síntomas físicos, como dolores de cabeza o de estómago, sin una causa médica evidente. Estos síntomas pueden ser una manifestación de su malestar emocional y deben ser evaluados cuidadosamente.
Cuando un niño se queja repetidamente de dolores físicos, es fundamental investigar si hay una base emocional detrás de estas quejas. Los dolores de cabeza y estómagos recurrentes sin una causa médica subyacente pueden ser un indicador de que el niño está lidiando con la depresión. Los padres y cuidadores deben ser sensibles a estas quejas y buscar la orientación de un profesional de la salud para un diagnóstico adecuado.
La depresión infantil es una realidad que no podemos pasar por alto. Es fundamental prestar atención a estos seis síntomas poco visibles y ser conscientes de la posibilidad de que un niño esté experimentando depresión. La detección temprana y la intervención adecuada pueden marcar una diferencia significativa en la vida de un niño. Si sospechas que un niño está lidiando con la depresión, busca ayuda de profesionales de la salud mental. Juntos, se puede brindar el apoyo necesario para que los niños superen esta difícil etapa y puedan crecer emocionalmente. La detección temprana y la intervención son clave para el bienestar de nuestros niños y su futuro.
* Ángel Rull, psicólogo.
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