Psicología

"No me veo bien": cómo la autoestima influye en la relación con nosotros mismos

La autoimagen puede estar dañada y generar un alto nivel de malestar

"No me veo bien": cómo la autoestima influye en la relación con nosotros mismos ( mujer preocupada frente al espejo)

"No me veo bien": cómo la autoestima influye en la relación con nosotros mismos ( mujer preocupada frente al espejo) / 123RF

Ángel Rull

Ángel Rull

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La autoestima es un componente esencial de nuestra salud psicológica y bienestar emocional. Afecta la forma en que nos percibimos a nosotros mismos y, por ende, cómo nos relacionamos con el mundo que nos rodea. Por eso, debemos explorar en detalle cómo la autoestima influye en la relación que tenemos con nosotros mismos y las consecuencias de una baja autoestima en nuestra vida.

¿Qué es la autoestima?

La autoestima es la valoración que hacemos de nosotros mismos. Es la percepción subjetiva de nuestro valor como individuos. Una autoestima saludable implica tener una visión equilibrada y realista de uno mismo, con un aprecio sincero por nuestras cualidades y limitaciones.

La autoestima no se desarrolla en un vacío; está influenciada por nuestras experiencias de vida, nuestra crianza y la forma en que nos relacionamos con los demás. Una autoestima positiva no implica arrogancia o egocentrismo, sino una apreciación honesta de quiénes somos.

¿Cómo influye la autoestima en la visión de uno mismo?

La autoestima es un tema relevante para todos, ya que, en mayor o menor medida, todos experimentamos momentos de duda y autocrítica en nuestras vidas. Entender cómo la autoestima influye en nuestra percepción de nosotros mismos es el primer paso hacia un mayor bienestar emocional.

Nuestra autoestima influye en la forma en que nos vemos a nosotros mismos en varios aspectos:

1. Autoimagen

Una autoestima positiva nos lleva a tener una autoimagen más positiva. Cuando nos valoramos a nosotros mismos, es más probable que nos veamos como personas dignas de amor y respeto. Por el contrario, una baja autoestima puede distorsionar nuestra percepción de nosotros mismos, llevándonos a una autoimagen negativa.

Nuestra autoimagen no solo se refleja en cómo nos vemos físicamente, sino en cómo nos percibimos en términos de personalidad, habilidades y capacidades. Aquellos con una autoestima saludable tienden a verse a sí mismos como seres valiosos y merecedores de felicidad.

2. Autocrítica

La autocrítica es una parte natural de la vida, pero una autoestima saludable nos permite manejarla de manera constructiva. Con una autoestima baja, la autocrítica se convierte en un ciclo destructivo, y tendemos a ser mucho más duros con nosotros mismos. Esto puede llevar a una espiral de negatividad en la que nunca nos sentimos lo suficientemente buenos.

La autocrítica excesiva también puede socavar nuestra confianza y autoestima. Nos hace dudar de nuestras capacidades y nos impide tomar riesgos o enfrentar obstáculos.

3. Autorrespeto

Una autoestima sólida se traduce en un mayor respeto por uno mismo. Esto se refleja en la manera en que establecemos límites, cuidamos nuestra salud mental y física, y nos permitimos relaciones saludables. Cuando nos valoramos, estamos dispuestos a tomar decisiones que reflejen nuestro amor propio y respeto por nuestras necesidades.

El autorrespeto también se manifiesta en la forma en que nos tratamos internamente. Las personas con una autoestima saludable tienden a ser amables consigo mismas, incluso en momentos de dificultad.

¿Qué consecuencias tiene la baja autoestima en la relación con nosotros mismos?

La baja autoestima puede tener un impacto significativo en nuestra relación con nosotros mismos, aunque también con el mundo. Afecta a cómo nos hablamos, lo que pensamos sobre nosotros mismos o cómo nos cuidamos. Y esto tiene consecuencias.

¿Cuáles son esas consecuencias?

1. Autocrítica excesiva

Las personas con baja autoestima tienden a ser demasiado autocríticas. Esta autocrítica constante puede llevar a la depresión, la ansiedad y la falta de confianza en uno mismo. Las personas que se critican constantemente pueden experimentar altos niveles de estrés y agotamiento emocional.

La autocrítica excesiva también puede llevar a la procrastinación y la evitación de conflictos, ya que el miedo al fracaso se convierte en una barrera insuperable.

2. Inseguridad

La inseguridad suele ser una consecuencia directa de la baja autoestima. Las personas con una imagen negativa de sí mismas tienden a sentirse inseguras en muchas situaciones, lo que puede limitar sus oportunidades y experiencias.

La inseguridad puede interferir en la toma de decisiones, la capacidad de establecer relaciones personales y profesionales sólidas y el disfrute de la vida en general. Puede llevar a un ciclo de evitación de conflictos que, a su vez, refuerza la baja autoestima.

3. Perfeccionismo

La búsqueda obsesiva de la perfección es común en individuos con baja autoestima. Esto puede llevar a un estrés crónico y al agotamiento, ya que se sienten incapaces de cumplir con sus propias expectativas poco realistas. El perfeccionismo puede manifestarse en la vida académica, laboral y personal, y puede ser paralizante.

El perfeccionismo también puede afectar las relaciones, ya que la búsqueda de la perfección puede hacer que la comunicación sea difícil y que las expectativas sean poco realistas.

4. Relaciones tóxicas

La baja autoestima puede conducir a relaciones tóxicas, ya que las personas pueden conformarse con tratos poco respetuosos o abusivos, creyendo que no merecen algo mejor. La falta de autoestima puede hacer que las personas se conformen con menos de lo que merecen en sus relaciones personales y profesionales.

Las relaciones tóxicas pueden socavar aún más la autoestima, creando un ciclo negativo de autoimagen y relaciones dañinas.

¿Se puede mejorar la autoestima y la visión de uno mismo?

La autoestima no es una característica fija, sino que puede desarrollarse y mejorarse con el tiempo. Requiere ser conscientes de cómo nos afecta, de cómo influye en nosotros y dedicar tiempo a ello. De esta forma, podremos alcanzar un mayor nivel de bienestar.

Estos son algunas de las estrategias para mejorar la autoestima y la percepción de uno mismo:

1. Autoconocimiento

Comprender quiénes somos, nuestras fortalezas y debilidades, es fundamental. El autoconocimiento nos permite aceptarnos tal como somos y trabajar en áreas que queremos mejorar. Esto implica hacer un esfuerzo por explorar nuestros valores, intereses y metas personales.

El autoconocimiento también puede ayudarnos a reconocer patrones de pensamiento y comportamiento negativos, lo que nos permite abordarlos de manera efectiva.

2. Aceptación

Aceptar que nadie es perfecto y que está bien cometer errores es un paso importante para mejorar la autoestima. La autocompasión es esencial en este proceso. En lugar de castigarnos por nuestras fallas, debemos aprender a tratarnos con compasión y amabilidad. Esto nos permite aprender y crecer en lugar de sucumbir a la autocrítica.

La aceptación también implica dejar ir el pasado y centrarse en el presente y el futuro. Aceptar las imperfecciones y abrazar la idea de que somos dignos de amor y respeto es fundamental.

3. Establecer metas realistas

Establecer metas alcanzables nos permite experimentar el éxito y aumentar la confianza en uno mismo. Pequeños logros pueden marcar una gran diferencia. Es importante establecer metas que sean complejas pero realizables, y celebrar los logros a medida que se alcanzan.

El establecimiento de metas también puede ayudarnos a mantener el enfoque en el crecimiento personal y la mejora continua, en lugar de compararnos constantemente con los demás.

4. Buscar apoyo

Hablar con amigos, familiares o un profesional de la salud mental puede ser fundamental en la mejora de la autoestima. A menudo, las perspectivas externas pueden brindar una visión más equilibrada de nosotros mismos. Compartir nuestros pensamientos y sentimientos con personas de confianza puede ser un paso importante para liberarnos de la carga de la baja autoestima.

La terapia puede proporcionar herramientas y estrategias adicionales para abordar la baja autoestima y sus efectos.

5. Practicar el autocuidado

Cuidar de nuestra salud física y emocional es esencial. El ejercicio, una alimentación saludable y el manejo del estrés son componentes clave del autocuidado. El ejercicio regular libera endorfinas, que pueden mejorar el estado de ánimo y aumentar la autoestima.

Una dieta equilibrada y nutritiva proporciona a nuestro cuerpo y cerebro los nutrientes necesarios para funcionar de manera óptima, lo que puede tener un impacto positivo en la autoestima. La gestión del estrés a través de técnicas como la meditación, la respiración profunda y la relajación también puede mejorar la autoestima al reducir la ansiedad y la autocrítica.

Como vemos, la autoestima influye de manera significativa en la relación que tenemos con nosotros mismos. Una autoestima saludable nos permite vivir una vida más plena y satisfactoria. Reconocer y trabajar en la mejora de la autoestima es un paso crucial hacia el bienestar psicológico. La autoestima es un proceso continuo, y cada paso que das hacia una autoimagen más positiva es un paso hacia una vida más plena y satisfactoria.

* Ángel Rull, psicólogo.