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La Fundación Puigvert prevé aumentar los diagnósticos genéticos en embriones antes de su implantación

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Un científico con material genético humano.

Un científico con material genético humano. / Michael Dalder

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La Fundación Puigvert, conjuntamente con el Hospital de Sant Pau, prevé incrementar en los próximos 2 o 3 años el número de casos que atienden para detectar anomalías genéticas en el embrión, antes de ser implantado en el útero, que comporten enfermedades o condiciones graves para el futuro bebé.

La técnica para el diagnóstico genético preimplantacional (DGP) permite la detección de enfermedades hereditarias del embrión (cultivado "in vitro"), a partir del análisis del ADN de sus células, lo que hace posible seleccionar aquellos que no están afectados por alteraciones genéticas o cromosómicas.

Este procedimiento se lleva a cabo cuando se detecta en alguno o en los dos progenitores, o en sus primeros hijos, una enfermedad de carácter hereditario.

Puigvert y Sant Pau han celebrado este jueves una jornada para celebrar los 20 años de la puesta en marcha del DGP por parte de su Programa de Reproducción Asistida (PRA).

En dos décadas, más de 300 niños han nacido libres de enfermedades hereditarias gracias a este servicio, que actualmente atiende una media de 60 casos anuales, en un momento de incremento de la demanda.

La ginecóloga y directora del Servicio de Medicina Reproductiva de Puigvert y Sant Pau, Ana Polo, ha afirmado que cada vez hay más parejas candidatas y, con el fin de no aumentar las esperas, quieren "intentar incrementar todo lo posible para hacer más casos", en un plazo de "los próximos 2 o 3 años".

En un plazo más largo, Polo ha admitido que le gustaría poder llegar a doblar los casos atendidos.

Para ello, ha indicado que necesitarán hacer el laboratorio "más grande" y contratar a más embriólogos, es decir, invertir en "infraestructuras tecnológicas y de recursos humanos".

Puigvert y Sant Pau tienen como propósito empezar a practicar la técnica del DGP "en un futuro no muy lejano" en aquellos casos en los que hasta ahora no es posible: enfermedades poligénicas o multifactoriales.

Por otro lado, Polo también ha asegurado que uno de los objetivos del Servicio es "intentar", mediante el uso de una incubadora -de reciente adquisición- llamada Embryoscope, hacer estudios preimplantacionales no invasivos, lo que evitaría deber hacer biopsias a los embriones.

En Catalunya, más de 300 bebés han nacido "libres" de enfermedades hereditarias gracias a la aplicación de esta técnica en los últimos 20 años, algo en lo que Polo ha querido hacer especial hincapié: "Hemos ayudado a familias a tener hijos sin una enfermedad muy grave que los hubiese devastado", ha destacado.

"Agradecimiento a la sanidad pública"

Laia Carbó, de 37 años, ha sido paciente del Servicio en dos ocasiones y actualmente espera el tercer hijo a través de la misma técnica de DGP: "Solo tenemos palabras de agradecimiento: agradecimiento a la sanidad pública que nos abrió las puertas para hacer el tratamiento y a todos los médicos que nos han acompañado en el proceso", ha declarado.

Aunque Carbó y su pareja empezaron el tratamiento en la sanidad pública, el segundo y tercer hijo es un tratamiento que han llevado a cabo por la privada, ya que "no les quedaban embriones" y, como ya tenían un descendiente, la sanidad pública no les cubría la extracción de nuevos embriones.

Ginecóloga y paciente han coincidido en los beneficios sociales de la "medicina preventiva" que supone el Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP), ya que con esta técnica se evita el nacimiento de bebés con enfermedades hereditarias, que en algunos casos podrían provocarlos la muerte o enfermedades graves que suponen un coste tanto personal como económico "muy importante" para las familias y el sistema público.