Impacto en la salud

Cambiar al horario de invierno con temperaturas de verano: ¿dormiremos peor?

Atardecer en Barcelona desde el litoral del Maresme.

Atardecer en Barcelona desde el litoral del Maresme. / Enric Fontcuberta / Efe

Beatriz Pérez

Beatriz Pérez

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Este fin de semana entramos en horario de invierno. Como manda la tradición, el cambio de hora se produce el último domingo de octubre. Así, a las tres de la madrugada serán las dos (excepto en Canarias, donde a las dos será la una). De esta manera, los españoles ganarán una hora más de sueño este domingo y, hasta la primavera, amanecerá y anochecerá más pronto. Esta modificación horaria de invierno se aplica en todos los países de la UE, con la intención de ajustar mejor la jornada laboral a las horas de luz natural. Sin embargo, como explican los médicos, el cambio de hora entraña siempre una serie de efectos en la salud de las personas. Este año se producirá, además, con temperaturas de hasta 23ºC en Barcelona. ¿Cómo afecta cambiar al horario de invierno con temperaturas de verano? Estas son las principales claves de este fenómeno.

¿Cuál es la particularidad de este año?

El cambio horario se realiza en España, de manera ininterrumpida, desde 1974 con el objetivo de ahorrar energía y gastar menos luz (si bien hay expertos que cuestionan este ahorro). Así, esta no es la particularidad de este año: lo son las elevadas temperaturas, pues este ha sido uno de los octubres más calurosos. De hecho, este 2023 va camino de convertirse en el año más caluroso de la historia.

¿El calor es un reloj biológico?

Igual que la luz solar, la temperatura es otro reloj biológico, pues ayuda a sincronizar los ritmos circadianos del organismo. Los ritmos circadianos son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas, y aunque responden principalmente a la luz y la oscuridad, también lo hacen a las temperaturas. "Por la noche, debemos ser capaces de bajar la temperatura para conciliar el sueño, ya que durante el día aumenta con la actividad diurna. Esto es lo que ocurre en verano, por ejemplo, cuando las temperaturas altas nos impiden conciliar el sueño", explica la neumóloga Núria Grau, coordinadora de la unidad interdisciplinar del sueño del Hospital del Mar (Barcelona).

¿Qué efectos puede tener el clima?

Si el cambio horario ya afecta a las personas, hay médicos que creen que las temperaturas dificultarán aún más el dormir. "La regulación de temperatura del cuerpo tiene efectos en el aparato digestivo, pues el metabolismo se va regulando en base a la luz y a las temperaturas", señala el médico de cabecera Jordi Mestres Lucero, vocal de la Junta de la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària (Camfic). "Nos podemos notar extraños y hay gente que puede tener problemas de sueño", añade. Mestres Lucero también apunta a que puede haber "problemas de memoria" y "cognitivos", ya que el ciclo biológico natural "se desregula". No obstante, otros no tienen tan claro que vaya a afectar al organismo el hecho de que haga calor a las 17 horas en plena oscuridad. "Aunque haga calor, por la noche está refrescando, no es la situación del verano. La clave es la temperatura nocturna", opina Grau.

¿Será siempre así?

Los médicos sí creen que los veranos se alargarán cada vez más. "Tocará adaptarse. Las estaciones no serán las que eran hace unos años. Parece que pasaremos de cuatro a dos estaciones", explica Mestres Lucero. Otra de las realidades a las que habrá que adaptarse, según Rafael Padrós, responsable del servicio de prevención de riesgos laborales del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona), es a los otoños con mosquitos. "Aún hay y no debería haberlos a estas alturas del año. Y esto es por las temperarturas. La naturaleza está dando una respuesta que más tarde o más temprano nos afectará", valora. Como la doctora Grau, Padrós estima que, de entrada, estas altas temperaturas de octubre no incrementarán el efecto del cambio horario en el sueño de las personas.

¿Cuáles son los principales síntomas?

El principal síntoma del cambio horario es el trastorno del sueño, que produce insomnio porque cambia el ritmo circadiano de las personas. "Tardamos entre una semana y 15 días en ajustarnos", señala Padrós. "El día se hace mucho más corto y lo notamos mucho más: estamos más cansados y más irascibles", añade. Además, los enfermos crónicos en general (y las personas con diabetes en concreto) tienen una mayor tendencia a "descompensarse". A los niños les costará más levantarse e irse a dormir. "El cambio de hora generará, durante unos días, una sensación de 'jet lag' en las personas", dice Grau. En verano hay muchas más horas de luz: 15, frente a las 9 del invierno. En algunas personas, esto puede generar "un punto de melancolía": entre un 1% y un 10% de la población puede sentirse más alicaída. Y las personas con trastornos de salud mental pueden ver empeorar su condición por la oscuridad. "Hay una mayor sensación de cansancio y somnolencia", añade esta neumóloga.

¿Qué debemos hacer para dormir mejor?

Los médicos recomiendan que las personas intenten adaptarse al cambio unos días antes, por ejemplo, ir a dormir 15 minutos antes los días previos hasta completar la hora. También hacer actividad al aire libre aprovechando las horas de luz y que los horarios, tanto de comidas como de deporte, sean lo más regulares posibles. También, evitar las pantallas antes de ir al dormir, al menos las dos horas previas, ya que la luz azul anula la melatonina (una hormona que interviene en la regulación del sueño y que la luz solar inhibe) y evita el sueño.

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