Cambios en el ejecutivo

Vilagrà acusa a la oposición de jalear un adelanto electoral solo para "desgastar" al Govern

La oposición acusa a Aragonès de convertir el Govern en su "comité electoral"

Aragonès refuerza su núcleo duro en el Govern con Vilagrà de vicepresidenta y Sabrià de viceconseller

Aragonès enfría unas elecciones anticipadas y ve cerca los presupuestos

La vicepresidenta Laura Vilagrà este miércoles en el Parlament.

La vicepresidenta Laura Vilagrà este miércoles en el Parlament. / Toni Albir / Efe

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El Govern se ha entregado esta semana en cuerpo y alma a negar que esté preparando un adelanto electoral. Este jueves la encargada de hacerlo ha sido la nueva vicepresidenta, Laura Vilagrà, que ha asegurado que no están previstos unos comicios anticipados y que es todo una astucia de la oposición para "desgastar al Govern". "Ayer escuchaba la oposición en el Parlament y su objetivo es desgastar, su objetivo es dar la sensación que habrá elecciones de manera inmediata. La ciudadanía no quiere elecciones", ha dicho en una entrevista en TV-3.

La posibilidad de un adelanto electoral ha cogido fuerza en los últimos días por varios movimientos que han sucedido de forma consecutiva. El primero, como adelantó EL PERIÓDICO, es que Esquerra ha ratificado que el president Pere Aragonès volverá a ser su candidato a las elecciones. Después, el partido republicano remodeló su estructura comunicativa y, para rematarlo, Aragonès el martes introdujo cambios en el Govern para reforzar su núcleo de confianza. Todos estos movimientos han sido interpretados por la oposición como que el president no quiere agotar el mandato hasta febrero del año que viene. Este miércoles desde el Parlament, todos los partidos acusaron al Aragonès de convertir el Govern en su "comité electoral".

Como réplica, Vilagrà ha asegurado que no solo no se plantea un adelanto electoral, sino que todos estos cambios de los últimos días que han disparado las alarmas son precisamente para todo lo contrario: para reforzarse para agotar la legislatura. "Es un año clave. Será el año de Rodalies, el año de la financiación singular, el año de una agenda ambiciosa. Se trata de que podamos explicar con todas claridad qué es lo que estamos haciendo", ha zanjado. Ella y el nuevo viceconseller, Sergi Sabrià, serán los encargados de pilotar estas negociaciones.

Uno de los motivos que esgrime la oposición para jalear el adelanto electoral es que Aragonès preferirá citar a los catalanes a las urnas antes de que empiecen las restricciones más duras por la sequía. Esta es una cuestión que también ha negado el nuevo viceconseller del Govern, Sergi Sabrià, en una entrevista con EL PERIÓDICO. "La solución no es convocar elecciones, sino hacer el trabajo. Sería feo que alguien quisiera sacar rédito electoral de que no llueva", ha dicho. Cuando lleguen las restricciones más difíciles de encarar, el Govern defenderá que ha hecho los deberes potenciando las desalinizadoras.

Con Vilagrà y Sabrià -y también el propio president- saliendo en tromba a negar el adelanto electoral, parece ya descartado que pueda haber un adelanto a corto plazo, como mínimo antes de las elecciones europeas de junio. Sea como sea, este cruce de reproches entre Govern y oposición solo lo desempatará el tiempo y cuando se pueda constatar si la legislatura acaba o no.

Elevar el tono con el PSC

Una de las primeras consecuencias que ha tenido la remodelación del Govern es que las dos personas en las que se ha focalizado el cambio, Vilagrà y Sabrià, han endurecido el tono contra el PSC. Este jueves, la vicepresidenta ha reprochado a Salvador Illa que se oponga a que Catalunya tenga una financiación singular. "No podemos entender que personas como Illa digan que no lo necesitamos. Es evidente que somos singulares y que necesitamos un trato diferencias", ha dicho. Sabrià, este miércoles, directamente acusó a los socialistas de que, cuando toca "elegir entre Catalunya y el PSOE, eligen al PSOE". Este endurecimiento del tono es produce en plenas negociaciones del Govern con el PSC por los presupuestos de este año. Unas negociaciones que parecen encaradas, pero que no acaban de concretarse.