La CUP afea a la Generalitat que esté cerca de desencallar la B-40

La CUP ha llevado este miércoles al Parlament su rechazo a la construcción del tramo de la B-40 entre Terrassa, Sabadell y Castellar del Vallès, una obra polémica que la Generalitat y el Gobierno central están a punto de desencallar. Según avanzó EL PERIÓDICO este lunes, el convenio entre las dos administraciones podría estar firmado antes de fin de año. Ante este escenario, la diputada anticapitalista Montserrat Vinyets ha criticado que el ejecutivo catalán apueste por una infraestructura que lo único que contribuirá es a agravar "la contaminación atmosférica". "Hay que reducir las fuentes de contaminación", ha concluido en una intervención ante el hemiciclo.

La CUP también ha mostrado su preocupación por dos asuntos: si este tramo de la carretera B-40 será de alta capacidad -de dos carriles por sentido- y si se acabará prolongando hasta Granollers. Son dos cuestiones que el líder del PSC, Salvador Illa, siempre ha defendido y que este martes volvió a asegurar en una entrevista en TV3. En el turno de réplica a la CUP, la consellera de Territori de la Generalitat, Ester Capella, ha asegurado que la vía no irá más allá de Castellar. "El señor Illa es el amo de sus palabras, pero no de las palabras del Govern", ha avisado. Sin embargo, no ha aclarado si la vía será o no de alta capacidad.

Mientras se desencalla el convenio entre la Generalitat y el Estado, el Govern centra su argumentario en cargar contra el Gobierno central por la demora del proyecto. Capella ha defendido que se ha acabado demostrando que, si hasta ahora no se ha hecho este tramo de la B-40 no es por un incumplimiento de la Generalitat, sino porque el Estado no había hecho las modificaciones legales que se tenían que hacer. "Hay que hacer una modificación de la ley de carreteras del Estado. ¿De quién es competencia esto? De las Cortes Generales, no del Parlament", ha zanjado.

Esta ha sido una infraestructura problemática desde el principio. El PSC la quería y el Govern no, pero el president Aragonès acabó cediendo a cambio de que los socialistas le aprobaran los presupuestos de este año. En dos meses se cumplirá el primer aniversario de ese pacto y, si no hay ningún cambio de última hora, el convenio se firmará en pocos días.