Apuntes políticos de la semana

La amnistía y otras incógnitas

España sigue pendiente de resolver el resultado que las urnas arrojaron hace dos meses. Esta semana se empezará a despejar el futuro de Feijóo, Sánchez y Puigdemont

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Pilar Santos

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La política española empezará esta primera semana de otoño a despejar algunas de las incógnitas que dejaron las elecciones del 23 de julio. Los tres principales nombres de aquella noche de verano en la que el PP se estrelló contra sus expectativas siguen pendientes de su desenlace personal: el ganador, Alberto Núñez Feijóo, intentará convertirse en presidente del Gobierno, aunque pinta mal; Pedro Sánchez esperará a su fracaso para decir aún con más fuerza que el PP no ha podido armar una mayoría y que es su turno para desbloquear España; y Carles Puigdemont continuará disfrutando desde Waterloo de una privilegiada posición negociadora que puede sacudir todavía más la siempre alterada política española.

Feijóo busca un giro de guion

El PP ha seguido estos últimos días cometiendo errores de estrategia que se ven todavía más por la falta de cohesión del partido. Encajar que has ganado las elecciones, pero no vas a poder gobernar parece que es igual de difícil de digerir que una derrota. Todo se le vuelve en contra a Feijóo: desde su decisión a favor de hablar con Junts (criticada por un sector del PP) hasta la celebración de un mitin, este domingo, en favor de la igualdad de los españoles y en contra de la amnistía. El riesgo es que en esa plaza de Felipe II del siempre conservador Barrio de Salamanca los militantes le muestren más cariño a Isabel Díaz Ayuso que a él. ¿Nadie en Génova se dio cuenta de que no era una buena idea llevar ese acto al núcleo irradiador del PP de Madrid? 

La semana se ha cerrado con llamamientos ante los micrófonos alentando el transfuguismo de dirigentes populares como Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, y Esperanza Aguirre, expresidenta de Madrid. Los números no le dan a Feijóo para ser elegido presidente y creen que diputados del PSOE podrían dejar en la estacada a Sánchez ante el temor de que apruebe una amnistía sobre el ‘procés’. La segunda y última votación del debate de investidura será el próximo viernes, 29. Habrá palomitas para ver si el PP logra el giro de guion que desea. 

El nuevo truco de Sánchez

Estos dos meses que Feijóo ha tenido para recabar apoyos a su investidura, sin demasiada suerte, los han podido dedicar Sánchez y sus colaboradores a trabajar con discreción en los múltiples acuerdos que necesitan para seguir en la Moncloa. El dirigente socialista quiere añadir a su alianza con Sumar (Yolanda Díaz) a una amplia amalgama de partidos nacionalistas e independentistas con los que no solo asegurarse la investidura sino también la legislatura. Asegurarse los primeros Presupuestos es clave para echar a andar y en esa letra pequeña están también los negociadores del PSOE.

Pero de todos esos contactos el más relevante es con Puigdemont. ¿Cómo podrá justificar Sánchez una “amnistía” a todos los que tienen cuentas pendientes con la justicia por el 1-O después de haberla negado varias veces? Con los indultos logró que ese “cambio de opinión” no le pasara factura en las urnas. Ahora la historia se repite y todavía es más difícil. “Sí, Puigdemont es un problema para esa negociación. Nuestro votante puede entender que se perdone a los directores que abrieron los institutos para que se votara el 1-O, las multas… Pero lo de Puigdemont es muy difícil por todo lo que ha dicho y hecho contra España en estos seis años”, admite un colaborador de Sánchez.

El futuro de Puigdemont

El ‘expresident’ siempre ha dicho que su objetivo era conseguir la libertad demostrando que las justicias europea y española estaban equivocadas. El poder de los siete diputados de Junts le ha acercado la posibilidad de conseguir ese deseo, al ser indispensables para que Sánchez pueda seguir en la Moncloa. Òmnium Cultural ha cifrado en unas 1.400 personas las que pueden beneficiarse de una amnistía por las causas en torno al referéndum del 1-O. 

Entre los ministros en funciones ya se empieza a armar el relato: si se acepta que la judicialización del desafío territorial de la Generalitat de Catalunya fue un error del Gobierno de Mariano Rajoy (PP) y por ello hubo dirigentes que entraron en la cárcel, ¿Puigdemont también tiene que pasar por prisión? Una “crisis política” como la catalana, dijo Sánchez el miércoles, “nunca tuvo que derivar en una acción judicial”. 

El acuerdo escrito en el que tendría que plasmarse la negociación entre Junts y el PSOE puede ser tan difícil de cerrar como los europeos, ambiguos y abiertos a la interpretación. 

Y no hay que olvidar que Sánchez, si las exigencias de Puigdemont le desbordan, tiene una vía de salida: envolverse con la bandera española y que se repitan las elecciones.

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