Tras las elecciones generales

El 23J deja a Feijóo en 'shock' y dirigentes del PP esperan que haga cambios en la cúpula

Altos cargos confían en que muestre autoridad con una renovación de la dirección en cuanto pueda

Ayuso dice que no disputará el liderazgo de Feijóo pero revela que se lo han pedido

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Alberto Núñez Feijóo en la sede del Partido Popular

Alberto Núñez Feijóo en la sede del Partido Popular / José Luis Roca

Pilar Santos

Pilar Santos

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Las elecciones del 23J han sumergido al PP en un mar de desilusiones. Los dirigentes y militantes del partido están de nuevo hundidos en el pesimismo. En 17 meses han vivido dos momentos traumáticos que ocuparán varias páginas de su historia: la caída de Pablo Casado a manos de Isabel Díaz Ayuso y de los dos principales barones de entonces (Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno), y, ahora, la imposibilidad de llegar al Gobierno.

Feijóo relevó a Casado y logró levantar el ánimo de los populares en tiempo récord. El partido se unió en torno a él y los mejores augurios contagiaron a todos en el PP. El líder del partido pensaba disfrutar este agosto cerrando su Consejo de Ministros y repartiendo las presidencias de las empresas públicas y lo va a pasar midiendo muy bien sus pasos para recomponerse él, personalmente, y recomponer a su partido. Ha ganado las elecciones con 137 escaños, a falta de cierre total del recuento del voto en el exterior, pero sin alianzas posibles para lograr gobernar.

Las presidencias y portavocías de las comisiones del Congreso y el Senado darán pistas del plan del político gallego

Después de conversaciones con los barones más relevantes del partido y una decena de altos cargos y fontaneros entre este miércoles y viernes, se puede llegar a dos conclusiones principales. La primera es que la mayoría de los que tienen algo que decir en el PP creen que Feijóo tiene que continuar al frente del partido, cualquier otra opción (variable Ayuso incluida) dañaría todavía más a las siglas, consideran. Y, la segunda, el político gallego debe dar un golpe de autoridad que visualice su liderazgo.

La renovación de Rajoy en 2015

Varios cargos populares coinciden en que Feijóo tiene que copiar cuanto antes la estrategia que llevó a cabo Mariano Rajoy en junio de 2015 y hacer cambios en la cúpula. En aquella fecha, el PP acababa de obtener un resultado preocupante en las elecciones municipales y autonómicas con la entrada en los territorios de Podemos y Ciudadanos, que le quitó decenas de miles de votos en la derecha y en el centro. Rajoy era presidente del Gobierno y se iba a tener que enfrentar a generales a finales de año. Para renovar energías y coger impulso, el entonces líder del PP decidió cambiar a su equipo de Génova. Fue el momento en el que llegaron a la dirección Casado (como vicesecretario de Comunicación), Fernando Martínez Maillo (coordinador general), Andrea Levy (vicesecretaria de Estudios y Programas) y Javier Maroto (vicesecretario de sectorial). Salieron Carlos Floriano (organización) y Esteban González Pons (Estudios y Programas).

Ahora, el PP tiene desafíos parecidos a los de junio de 2015. Puede que haya generales en pocos meses (la repetición de las elecciones si Pedro Sánchez no logra conjugar los intereses de Junts y Coalición Canaria para lograr su investidura) y el partido conservador se enfrenta a amenazas a su espacio electoral; Ciudadanos ya ha bajado la persiana, pero ahora está Vox

El patinazo en las generales debilita a Gamarra, Bendodo y Sémper por su gestión de los pactos con Vox y la campaña

De hecho, en las conversaciones con los altos cargos del PP se subraya la situación de debilidad en la que han quedado Cuca Gamarra, secretaria general, y Elías Bendodo, coordinador general, por uno de los errores que los conservadores han detectado: el desbarajuste del PP a la hora de realizar los pactos autonómicos con Vox para lograr las presidencias de la Comunidad Valenciana y Extremadura. 

En el primer caso, Carlos Mazón, con discreción y rapidez, llegó a un acuerdo con la ultraderecha sin armar ruido. En el segundo caso, sin embargo, María Guardiola cargó duramente contra el partido de ultraderecha por banalizar la violencia machista y su discurso antiinmigración y aseguró que no incluiría nunca consejeros de Vox en su Gobierno, algo que, sin embargo, acabó haciendo y que le ha permitido convertirse en presidenta de la Junta. 

Sin un mensaje claro

“¿No nos habíamos jactado siempre de tener un solo discurso en toda España? ¿Dónde ha estado la secretaria general? ¿Y el coordinador general?”, se pregunta una de las fuentes, un comentario planteado de diferentes formas por varios dirigentes. Dos diputados señalan también que la relación de Bendodo con Miguel Tellado, vicesecretario general de Organización, es pésima y eso ha perjudicado la toma de decisiones estratégicas.

Uno de los objetivos en esta nueva etapa es analizar cómo el PP puede neutralizar a la formación de Santiago Abascal. Y Feijóo tendrá que decidir si marca una hoja de ruta o deja libertad de acción como hasta ahora: ¿pueden seguir conviviendo los guiños de Ayuso a Vox con la bronca que le ha echado Moreno estos días, cuando le ha dicho que es el mejor aliado del PSOE? 

Otra de las personas señaladas dentro del partido por los errores recientes es Borja Sémper, portavoz. Su rueda de prensa para presentar la campaña “Verano azul” descalzo y en una playa ‘fake’ en Madrid se vio como un desacierto por parte de algunos barones, porque daba la imagen de que todo estaba hecho, de que ganaban de calle. 

Quejas ante el silencio de los vicesecretarios con la foto del 'narco': "Algunos se veían de ministros y no se querían quemar"

Sémper dejó el PP en enero de 2020 justamente por el acercamiento de su partido a Vox y se fue a una consultora. La llegada de Feijóo al frente de la formación le animó a volver hace siete meses. Su tono moderado, sin embargo, se ha visto arrastrado por los argumentarios. Ahora algunos en el partido le han visto desaparecido. Sémper y los vicesecretarios, apunta un veterano fontanero del PP, deberían “haber dado la cara por Feijóo y la foto con Marcial Dorado [el narcotraficante] para que él no tuviera que decir ni mu del tema”. “Algunos se veían de ministros y no se querían quemar. Si estás quemado no te nombran”, apunta. 

Vender el proyecto

Feijóo, que ha desaparecido unos días de los focos, tiene que acabar de decidir si quiere ir a una investidura fallida aunque no tenga los apoyos parlamentarios que la hagan viable. Esa opción, además de poner en marcha el llamado "reloj de la democracia", para que a los dos meses se disuelvan las Cortes y se convoquen nuevas elecciones si no hay otro presidente investido, le permitiría vender su proyecto político y contraponerlo a Pedro Sánchez, que si revalida el cargo será gracias a los nacionalistas y los independentistas.

En este mes de agosto también deberá decidir qué presidentes y portavoces quiere en las comisiones del Congreso y el Senado, Cámara en la que el PP tiene mayoría absoluta y desde la que puede alargar y complicar la aprobación de leyes al futuro Gobierno. Esos cargos parlamentarios, con pluses económicos y visibilidad, son usados por los líderes muchas veces para compensar algunos ceses y apartamientos de la primera línea. Sánchez lo hizo recientemente con José Luis Ábalos y Carmen Calvo. Feijóo dará pistas de su plan para el partido cuando se conozcan los nombres. El líder del PP ha desaparecido unos días de los focos. Tiene mucho en lo que pensar para volver a a sacar la cabeza pese a las desilusiones.

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