Negociaciones tras el 23-J

La tramitación parlamentaria de la amnistía complica la negociación del PSOE con Junts

Puigdemont exige la amnistía antes de negociar la investidura y esquiva el referéndum

Sánchez se compromete a "pasar página" en Catalunya para superar la "fractura" del 'procés'

El PSOE explora con ERC y Junts fórmulas para despenalizar el 'procés'

Carles Puigdemont

Carles Puigdemont / EFE/EPA/OLIVIER HOSLET

Fidel Masreal
Juan Ruiz Sierra
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Desde que comenzó la negociación entre el PSOE y Junts per Catalunya, después de que la derecha y la ultraderecha fracasaran en su intento de lograr mayoría en las elecciones generales del pasado 23 de julio, los posconvergentes no dejan de utilizar la expresión “pago por adelantado”. Los “hechos comprobables”, según Carles Puigdemont. El ‘expresident’ de la Generalitat no se fía de los socialistas. También busca dejar claro que es capaz de lograr más en unas cuantas semanas de lo que ERC consiguió durante toda la legislatura anterior, así que pretende cobrar primero y apoyar después. La estrategia le funcionó durante las conversaciones a mediados de agosto que desembocaron en el apoyo de su partido a Francina Armengolpara presidir el Congreso de los Diputados. Hasta que el Gobierno en funciones no registró la petición formal ante la UE para que el catalán, junto al euskera y el gallego, pudiera usarse en la Eurocámara, Junts no dio el ‘sí’ definitivo. Pero ahora las cosas no son tan sencillas. 

Los socialistas no contemplan esta vez el "pago por adelantado" y ven "inviable" que la nueva ley esté aprobada antes de la investidura de Sánchez como exige Puigdemont

Los tratos entre socialistas y posconvergentes han entrado en una nueva fase, mucho más compleja, destinada a explorar la investidura de Pedro Sánchez, con la amnistía del ‘procés’ (o una medida de nombre distinto pero efectos similares) en el centro de todo. Puigdemont, a quien el Tribunal Supremo quiere traer de vuelta a España para que sea juzgado por el referéndum del 1-O, exige que esta nueva ley esté aprobada por completo, en el Congreso y el Senado, antes de que se vote la reelección del presidente en funciones. Los negociadores socialistas rechazan por completo esta opción, algo que dificulta que la negociación acabe en buen puerto. “Es inviable”, aseguran. 

Los colaboradores de Sánchez ofrecen varios motivos para esta negativa. Si la iniciativa se presenta como proposición de ley, a través de los grupos parlamentarios, algo que eliminaría la necesidad de informes preceptivos por parte del Consejo General del Poder Judicial, el Consejo de Estado y el Consejo Fiscal, podría aprobarse en el Congreso en menos de un mes, siguiendo el trámite de urgencia. Pero después debería ir al Senado, donde el PP cuenta con mayoría absoluta, y allí probablemente sería cambiada en profundidad por los conservadores y tendría que volver a la Cámara baja. En cualquier caso, los socialistas consideran que políticamente sería muy difícil de justificar esa supuesta urgencia. 

 Pero hay más. En el entorno de Sánchez tampoco acaban de fiarse de Puigdemont. No quieren exponerse a aprobar ese carpetazo judicial al ‘procés’ y que luego los posconvergentes, en el último momento, eviten dar su respaldo al presidente en funciones. Una cosa es el catalán en el Parlamento Europeo y otra muy distinta la amnistía, alegan. 

El momento de Feijóo

Al mismo tiempo, el PSOE considera que la proposición de ley no debería presentarse antes de que Alberto Núñez Feijóo intente su propia investidura el 26 y 27 de septiembre, un proyecto abocado al fracaso ante la falta de apoyos. La negociación para reelegir a Sánchez no se ha detenido después de que el Rey nombrara candidato al líder del PP, pero se desarrolla de forma subterránea. Por “respeto” al “procedimiento”, los socialistas trasladan el foco al candidato conservador. 

Aun así, pese a reconocer que su negativa a la aprobación a la carrera de la despenalización del ‘procés’ puede obstaculizar el pacto, los colaboradores de Sánchez continúan confiando en su investidura. El acuerdo, dijo el presidente en funciones el pasado lunes, “se puede, se debe y se va a alcanzar”. Los socialistas insisten en que Puigdemont ha mostrado su “disposición a negociar”. Subrayan que no ha puesto como requisito la convocatoria de un referéndum de autodeterminación. También dudan de que el ‘expresident’ quiera exponerse a una repetición electoral, después de Junts fuera quinta fuerza en votos en Catalunya en los recientes comicios generales.

La condición necesaria

Pero para los posconvergentes forma parte esencial de su estrategia disponer de una ley de amnistía, con ese u otro nombre, aprobada en los días anteriores a la investidura. Junts considera posible que la medida esté aprobada antes de que Sánchez se someta a la votación del Congreso, algo para lo que todavía no hay fecha pero que tiene como límite finales de noviembre. Pero los posconvergentes, aseguran fuentes de su cúpula, son "conscientes" de que el PSOE no quiere pisar el acelerador en esta iniciativa.

La hoja de ruta de Puigdemont tiene dos etapas: la previa y la posterior a la investidura. En la previa, pretende sentar las bases de la segunda parte. De ahí que reclame una mediación internacional y también un punto y final a las causas contra el independentismo desde 2014. Eso permitiría, aseguró durante su discurso del pasado martes, encarar una negociación para toda legislatura con garantías de que tenga recorrido y se lleve a cabo con voluntad constructiva por ambas partes.

Es en esta etapa posterior en la que se abordaría la cuestión de fondo de la reclamación soberanista, la autodeterminación, así como la carpeta de asuntos sectoriales que el independentismo y el nacionalismo han reclamado en los últimos lustros. Pero mientras en esta cuestiones Junts no trabaja con fechas límite, en el caso de la amnistía sí ha puesto como condición necesaria que esté aprobada antes de la investidura de Sánchez. 

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