La difícil gobernabilidad tras el 23J

La votación de la Mesa del Congreso pone a prueba las opciones de Sánchez en la investidura

Multimedia | El póker de la Mesa del Congreso: todas las combinaciones para tener un asiento

Pedro Sánchez junto a Fernandez Vara, Francina Armengol

Pedro Sánchez junto a Fernandez Vara, Francina Armengol / David Castro

Juan Ruiz Sierra

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Pedro Sánchez se mostró convencido este miércoles de que será investido de nuevo. “Habrá Gobierno socialista”, dijo durante su discurso ante los diputados y senadores de su partido. En público, tanto el jefe del Ejecutivo en funciones como los ministros y cargos del PSOE transmiten optimismo: creen que Junts per Catalunya apoyará la candidatura de Sánchez cuando haya debate de investidura (de momento no tiene fecha) y no habrá repetición electoral. En privado, en cambio, no lo dan ni mucho menos por hecho. Pero todos anticipan que la trascendental votación de este jueves en el Congreso saldrá según el plan diseñado por el jefe del Ejecutivo en funciones. 

La Cámara baja se constituirá a las 10 de la mañana, durante un pleno en el que se elegirá a su nueva presidenta (la candidata del PSOE es Francina Armengol; la del PP, Cuca Gamarra) y a los miembros de la Mesa. La votación durará varias horas y tiene un procedimiento enrevesado, pero si no termina con el nombramiento de Armengol y con una mayoría progresista en el órgano de gobierno del Congreso, los socialistas asumen que la investidura de Sánchez será imposible y habrá nueva convocatoria electoral, ya que las opciones de Alberto Núñez Feijóo son nulas al quedar el PP y Vox lejos de la mayoría absoluta.

Todo en el Congreso pasa por la Mesa, que es su órgano de gobierno y resulta fundamental para controlar los tiempos de tramitación parlamentaria y las propuestas sometidas a debate. Sin una mayoría progresista allí, y unido al control del PP en el Senado, la legislatura estaría abocada al fracaso, porque la Mesa boicotearía las iniciativas del Gobierno. 

Los dos caminos del PSOE

Pero ese no es el escenario que contempla el PSOE. “Nuestra propuesta va a salir adelante”, explica una ministra al tanto de las negociaciones con Junts. La mayoría progresista de la Mesa (cinco puestos para las fuerzas de izquierda y cuatro para el PP y Vox) será posible, continúa este miembro del Gobierno, gracias a los posconvergentes. Ahora mismo ambos bloques están igualados en número de escaños. El PSOE, Sumar y sus socios durante la pasada legislatura (de ERC al PNV, pasando por EH Bildu y el BNG) tienen 171 votos. El PP, Vox y UPN, exactamente los mismos. Pero los socialistas tienen dos caminos para deshacer el empate, lograr el control de la Mesa y nombrar nueva presidenta del Congreso a Armengol, expresidenta balear, una dirigente que tradicionalmente ha mantenido buenas relaciones con el independentismo catalán.

Por un lado, que todos o algunos de los siete diputados del partido de Carles Puigdemont apoyen sus candidaturas a la Mesa. Por otro, si los independentistas catalanes no dan el paso, todo dependería de la única diputada de Coalición Canaria, un partido que gobierna el archipiélago con el PP, pero guarda silencio.

Los socialistas creen que el partido canario acabará apoyando al PP, así que todas las miradas se dirigen a Junts, que de momento no está dispuesto a poner las cosas fáciles al líder del PSOE. Los neoconvergentes no decidirán su voto para la presidencia del Congreso y la Mesa hasta este mismo jueves, momentos antes de la votación, cuando han convocado a su ejecutiva. El propio Puigdemont escribió este miércoles por la mañana un tuit en el que dejó claro que es él quien pilota la negociación. “Hacen falta hechos comprobables antes de comprometer ningún voto. Y tanto da si hablamos de acuerdos para la Mesa como de acuerdos de más calado, como sería el de la investidura”, advirtió el 'expresident' de la Generalitat.

Aun así, en el PSOE se muestran optimistas: creen que los posconvergentes permitirán que haya mayoría progresista en la Mesa. "Les va la vida en eso si quieren tener grupo parlamentario propio", explica un diputado socialista. Ni Junts ni ERC, que también logró siete diputados el pasado 23 de julio, cumplen con las condiciones para no acabar en el grupo mixto, un destino que supone menos recursos y menos protagonismo. Los socialistas ya han transmitido que son partidarios de hacer una interpretación flexible del reglamento del Congreso para permitir que ambas formaciones independentistas tengan grupo propio, pero el gesto solo será posible si la derecha no tiene la mayoría en la Mesa. 

Otras fuentes de la dirección socialista ofrecen un argumento adicional para que Junts apoye: Puigdemont necesita "ganar tiempo", así que le conviene facilitar la votación en el Congreso y después ponerse mucho "más duro" cuando haya que negociar la investidura.

Resultado en el aire

Todo depende de lo que ocurra este jueves. Los socialistas se han impuesto "absoluta discreción" sobre la negociación, que lideran los ministros María Jesús Montero y Félix Bolaños, pero fuentes de la dirección del partido señalan que de momento las conversaciones con Junts se han centrado en la votación de este jueves, dejando para después la pieza más complicada.

“Comenzamos”, señaló Sánchez al final de su discurso de este miércoles, que fue público. Poco después, ya a puerta cerrada, Patxi López tomó la palabra. Según varios dirigentes presentes en el encuentro, la intervención del portavoz socialista en el Congreso no mostró ninguna duda: habló como si la investidura de Sánchez estuviese garantizada y la tramitación de leyes fuese a iniciarse con normalidad. Pero ahora mismo todo continúa en el aire. Este jueves la reelección del líder del PSOE como presidente del Gobierno se someterá a una primera prueba, pero ni mucho menos será la definitiva.

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