Discurso en el Congreso

Sánchez pide apoyo a Junts para "superar los conflictos que desgarraron" España

Nueva advertencia de Puigdemont al PSOE: "Hacen falta hechos comprobables" para el apoyo de Junts

Explora los posibles pactos de gobierno tras las elecciones generales

Sánchez acompañado de Francina Armengol , Fernandez Vara y Cristina Narbona, se dirigen a la reunión de parlamentarios socialistas, este mediodía en el Congreso.

Sánchez acompañado de Francina Armengol , Fernandez Vara y Cristina Narbona, se dirigen a la reunión de parlamentarios socialistas, este mediodía en el Congreso. / DAVID CASTRO

Juan Ruiz Sierra

Juan Ruiz Sierra

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A menos de 24 horas de la trascendental votación en el Congreso de los Diputados que prefigurará si hay investidura o repetición electoral, Pedro Sánchez pidió este miércoles a Junts per Catalunya que permita su reelección como presidente del Gobierno. El líder socialista, que depende por completo del partido de Carles Puigdemont, rompió el silencio que se había impuesto desde los comicios generales del pasado 23 de julio, en los que el PP logró la victoria pero se quedó lejos de sumar mayoría con Vox: tras atacar a Alberto Núñez Feijóo por sus "presiones" al Rey para que lo nombre candidato y extenderse en los logros del Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos durante la pasada legislatura, Sánchez pidió el apoyo a los siete diputados posconvergentes. 

Entre los motivos por los que solicitará la “confianza del Parlamento” durante un debate de investidura que por el momento carece de fecha, el presidente del Gobierno en funciones citó su capacidad para “generar convivencia” y “superar conflictos que desgarraron nuestra sociedad en el pasado”, en referencia al proceso independentista. La frase supone una respuesta a las exigencias de Junts para facilitar la reelección de Sánchez: amnistía sobre lo ocurrido en 2017 y autodeterminación de Catalunya. 

Sánchez también se detuvo en la lengua catalana. “España habla en castellano, pero también en catalán, en euskera y en gallego. Nuestro deber es extender su ámbito. Debemos hacer más. Podemos hacer más. Vamos a hacer más. Vamos a impulsar el uso de las lenguas cooficiales en las instituciones comunitarias”, señaló el líder socialista, en un momento en el que España ostenta la presidencia rotatoria de la UE, un mandato que comenzó a principios de julio y durará hasta final de año. 

Este compromiso, sin embargo, no es nuevo. A finales de julio del año pasado, como recordó ERC este mismo miércoles tras escuchar a Sánchez, la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat selló un acuerdo para “solicitar al Parlamento Europeo la consideración del catalán como lengua de uso en el pleno y facilitando la presencia de representantes de la Generalitat o su integración en la delegación española en todos aquellos foros internacionales que traten políticas con una dimensión lingüística”.

Al mismo tiempo, existe un precedente: en 2006, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ya intentó que el catalán, el euskera y el gallego se pudieran emplear en los plenos del Parlamento Europeo. Uno de los argumentos que utilizó la Eurocámara para rechazar entonces la iniciativa fue que estaba prohibido el uso de estas lenguas en el Congreso de los Diputados. En la actualidad, sigue sin estar permitido, y el PSOE no ha dado muestras de querer cambiar el reglamento de la Cámara baja para propiciarlo. Más bien al contrario.

La confianza

Sánchez, en cualquier caso, se mostró convencido de que no habrá repetición electoral y logrará la investidura. “Habrá Gobierno socialista”, anticipó, pidiendo al mismo tiempo al PP que no cuestione la “legitimidad” de este hipotético Ejecutivo y deje de “presionar” al Rey para que este nombre a Feijóo candidato a la investidura pese a que no tiene ninguna posibilidad de lograr los apoyos necesarios para convertirse en presidente del Gobierno. 

El discurso público del PSOE muestra una casi absoluta confianza en que no habrá nuevos comicios. En privado, sin embargo, la mayoría de dirigentes evitan mostrarse seguros a la hora de anticipar escenarios. Todos coinciden en la importancia de lo que acabe ocurriendo mañana, cuando se constituirá el Congreso de los Diputados. Si finalmente el PP, de forma inesperada, se hace con la presidencia de la Cámara baja y la Mesa, la reelección del líder socialista como jefe del Ejecutivo será casi imposible. 

Todo en el Congreso pasa por la Mesa, que es su órgano de gobierno y resulta fundamental para controlar los tiempos de tramitación parlamentaria y las iniciativas sometidas a debate. Sin una mayoría progresista allí, y unido al control del PP en el Senado, la legislatura estaría abocada al fracaso. Pero así como los socialistas se muestran cautos en torno la investidura, sobre la Mesa y la Presidencia de la Cámara, un cargo para el que han propuesto a la expresidenta balear Francina Armengol, son más optimistas. “Va a salir”, insiste una ministra. 

La composición de la Mesa (en principio, cinco puestos para las fuerzas de izquierda y cuatro para el PP y Vox) será posible, continúa este miembro del Gobierno, gracias a Junts per Catalunya. Ahora mismo los dos bloques están igualados en número de escaños y los socialistas tienen dos posibilidades para deshacer el empate y nombrar a Armengol nueva presidenta del Congreso, una dirigente que tradicionalmente ha mantenido buenas relaciones con el independentismo catalán. Por un lado, que todos o algunos de los siete diputados del partido de Puigdemont apoyen su candidatura. Pero si los independentistas catalanes no dan el paso, todo dependería de la única diputada de Coalición Canaria. El partido gobierna el archipiélago con el PP, pero guarda silencio y en principio se dirige a la abstención. 

Esa vía, en cualquier caso, no es la que contemplan los colaboradores de Sánchez, que este miércoles confirmó a Patxi López y Eva Granados como portavoces del Congreso y el Senado y propuso al expresidente extremeño Guillermo Fernández Vara como vicepresidente del Senado. Todas las miradas de los socialistas se dirigen a Junts, que de momento no parece dispuesto a poner las cosas fáciles al líder socialista. 

Los neoconvergentes no decidirán su voto para la presidencia del Congreso y la Mesa hasta el mismo jueves, momentos antes de la votación, cuando han convocado a su ejecutiva. Y el propio Puigdemont escribió este miércoles por la mañana un tuit en el que dejó claro que es él quien pilota una negociación en la que pide “hechos comprobables” para que Junts colabore. “Hacen falta hechos comprobables antes de comprometer ningún voto. Y tanto da si hablamos de acuerdos para la mesa como de acuerdos de más calado, como sería el de la investidura”, advirtió el 'expresident'.

Aun así, en el PSOE se muestran optimistas: creen que los posconvergentes permitirán que Armengol presida el Congreso y haya mayoría progresista en la Mesa. "Les va la vida en eso si quieren tener grupo parlamentario propio", explica un diputado socialista. Otras fuentes ofrecen un argumento adicional para que Junts apoye: Puigdemont necesita "ganar tiempo", así que le conviene facilitar la votación en el Congreso y después ponerse mucho "más duro" cuando haya que negociar sobre la investidura.

Todo depende de lo que ocurra mañana. Los socialistas se han impuesto "absoluta discreción" sobre la negociación, que lideran los ministros María Jesús Montero y Félix Bolaños, pero fuentes de la dirección del partido señalan que de momento las conversaciones con Junts se han centrado en la votación de este jueves, dejando para después la pieza más complicada.

“Comenzamos”, señaló Sánchez al final de su discurso, que fue público.  Poco después, ya a puerta cerrada, Patxi López tomó la palabra. Según varios dirigentes presentes en el encuentro, su intervención no mostró ninguna duda. El portavoz socialista en el Congreso habló como si la investidura de Sánchez estuviese garantizada. Pero ahora mismo todo continúa en el aire.