La factura de la investidura (y 7)

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El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, en la cumbre hispano-francesa de principios de año en Barcelona

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, en la cumbre hispano-francesa de principios de año en Barcelona / FERRAN NADEU

Sara González

Sara González

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Exigencia, pero también realismo. Mantener el horizonte del referéndum para resolver el conflicto y, a la vez, que éste no sea un impedimento para arrancar más recursos y competencias para Catalunya. Esta es la receta que se aplica ERC en la negociación de la investidura de Pedro Sánchez. Los republicanos han procurado desde el principio dejar claro que ellos no son partidarios del bloqueo ni de una repetición electoral que abra la puerta a PP y Vox y que actuarán con "responsabilidad", pero en su feroz competencia con Junts necesitan también deshacer el mantra del "a cambio de nada" que sus exoscios han logrado hacer cuajar en una parte del independentismo.

Es por ello que, por un lado, intentan que la negociación de los 14 diputados independentistas se haga conjuntamente. Y, por el otro, han dado una vuelta de tuerca a sus reclamaciones y advierten de que algunos de los cobros deberán ser con carácter "inmediato" e ir acompañados siempre con un calendario de cumplimiento. La continuación de la mesa de diálogo para avanzar en la resolución del conflicto, el traspaso de Rodalies con los recursos necesarios para revertir la desinversión, un nuevo modelo de financiación negociado bilateralmente y la protección y el impulso del catalán forman parte de sus prioridades para acabar facilitando que Sánchez siga en la Moncloa.

Mesa de diálogo con el referéndum como horizonte

ERC no condiciona su 'sí' a Sánchez a la concesión del referéndum, aunque, como recordó el 'president' Pere Aragonès, mantiene que esta es su propuesta para resolver el conflicto político con el acuerdo de claridad como estación intermedia y que espera que la otra parte desvele la suya. Aún así, los republicanos piden que se mantenga la mesa de negociación como espacio de interlocución entre gobiernos, ya que hace un año que no se reúne porque el PSOE la dio por zanjada, y que siga siendo vigente lo que se pactó para crearla, como que el acuerdo que se alcance sea votado por los catalanes. Hasta ahora, los socialistas han sido reacios a la hora de garantizar que esta mesa vaya a tener continuidad, pese a que han insistido que seguirán apostando por el diálogo. No ha sido hasta estas elecciones generales que el partido de Oriol Junqueras ha sacado pecho de haber conquistado, gracias a la existencia de esa mesa, los indultos o la eliminación del delito de sedición, que en su día procuraron defender solo con la boca pequeña por el temor de ser señalados por Junts por su estrategia pactista con los socialistas.

El traspaso de Rodalies con fecha

El traspaso de Rodalies es una las condiciones más concretas que exige ERC. Se trata de una reclamación histórica de la Generalitat que ha ido 'in crescendo' a medida que se han ido acumulando años de desinversión y de incidencias que afectan casi a diario a centenares de miles de catalanes. Aragonès ha convertido esta cuestión en buque insignia de sus rifirrafes con la Moncloa. Por ello, los republicanos son tajantes cuando advierten de que no aceptarán "brindis al sol" y que, por lo tanto, más allá de la voluntad de ceder la gestión, tiene que quedar por escrito la fecha y el abono de los recursos suficientes. Hasta ahora, el Gobierno ha mantenido que ese traspaso no era viable porque hay parte del servicio que no se puede disgregar de la red estatal, por ejemplo los trenes de media distancia y los de mercancías.

Nueva financiación negociada de forma bilateral

Hasta ahora, la reforma del modelo de financiación, pendiente desde hace una década, ha sido el principal anzuelo que ha puesto el PSOE para captar el interés de los independentistas para negociar su investidura. Para ERC no solo no es suficiente, sino que, si bien están dispuesto a hablar de ello, reclaman hacerlo de forma bilateral y no sentados en la misma mesa que el resto de comunidades autónomas. Así lo ha verbalizado el propio Aragonès, que ya ha advertido de que no aceptará lo que considera un nuevo "café para todos". Los republicanos no han definido cómo creen que debería ser esa nueva financiación para Catalunya, aunque no esconden que sueñan con acercarse al concierto vasco y, sobre todo, con una fórmula que permita recortar el déficit fiscal que aseguran que lastra las potencialidades de la economía catalana. La ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, ha dejado entrever la posibilidad de recortar deuda de los territorios.

Proteger el catalán dentro y fuera del Estado

Aunque la protección del catalán no estuvo inicialmente en el precio que ERC verbalizó para la investidura de Sánchez, a medida que han ido pasando los días los republicanos han recordado que para sellar nuevos acuerdos hay que cumplir con los anteriores que aún están pendientes. Uno de ellos, fruto de la mesa de diálogo, es que el catalán pueda ser utilizado en el Parlamento Europeo. El PSOE se comprometió a batallar por ello y así lo solicitó en la institución, pero aún no se ha materializado. Los republicanos también abogan por una reforma del reglamento del Congreso para que se puedan utilizar el catalán, el euskera y el gallego en las intervenciones en el pleno, aunque consideran que esta cuestión debería darse por descontada y no estar sometida a las negociaciones. Y otra de las grandes patatas calientes en materia lingüística es la protección del modelo de inmersión en la escuela, puesto que, pese a la ley estatal y la ley catalana aprobadas de la mano de los socialistas, el TSJC sigue fallando a favor de las familias que piden más horas de castellano.

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