Elecciones generales

El PSOE cambia el guion y diseña su campaña más "emocional" para el 23J: "La razón no mueve voto"

Un presidente al límite: todas las vidas de Pedro Sánchez

Así están las encuestas de las elecciones generales en España 2023

Sánchez pide votar al PSOE para "avanzar en convivencia y derechos" en Cataluña y España

Sánchez pide votar al PSOE para "avanzar en convivencia y derechos" en Cataluña y España / EFE/Enric Fontcuberta

Juan Ruiz Sierra

Juan Ruiz Sierra

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El principal adversario de Pedro Sánchez en las elecciones generales del 23 de julio no es Alberto Núñez Feijóo: es la apatía del electorado progresista frente a la movilización del votante de derechas. El PSOE lleva tiempo analizando cómo activar a los abstencionistas. Su conclusión, tras la debacle sufrida el 28 de mayo en los comicios municipales y autonómicos, es que tiene que cambiar radicalmente su forma de encarar la campaña, dejando a un lado las grandes cifras para priorizar lo “emocional”. Es decir, todo lo que está “en riesgo” si el PP y Vox alcanzan el Gobierno central, que es el escenario más probable según la mayoría de encuestas

“Esta campaña no va a ser racional. Hay que llegar al sentimiento de los ciudadanos, porque la razón no mueve voto -explican en la dirección socialista-. Las medidas que hemos tomado durante esta legislatura han funcionado. España lidera el crecimiento europeo, su inflación es de las más bajas de la UE y bate récords de creación de empleo. Hemos subido las pensiones un 8,5% y el salario mínimo hasta los 1.080 euros. Son cosas muy concretas y tangibles, que han llegado directamente a los hogares. Y sin embargo, no hemos conseguido conectar con una parte del electorado”.

Sánchez dejará a un lado los grandes anuncios para volcarse en advertir de “todo lo que está en peligro” si ganan el PP y Vox

“Ahora tenemos que apelar a cosas que hagan que la gente se emocione -continúan las mismas fuentes-. Se trata de lograr transmitir a los ciudadanos que aquí se juegan lo suyo: su bolsillo, su centro de salud, el colegio de sus hijos, todo lo que más valoran. No hay que decirlo con números. Tenemos que ir con otro discurso. Lo conseguido no es irreversible. El PP ya lo revirtió con Mariano Rajoy y ahora que depende de Vox lo volverá a hacer con todavía menos complejos”. 

La estrategia del PSOE es en este sentido distinta a la del 28M. Aquella fue una campaña en la que Sánchez, pese a no ser el candidato, participaba en mítines diarios, arrogándose casi todo el protagonismo (algo de lo que se quejaron los barones socialistas) mediante sus continuos anuncios de nuevas medidas que después el Consejo de Ministros aprobaba a la carrera. La movilización de 50.000 pisos de la Sareb, el llamado banco malo, para alquiler asequible. Otros 43.000 inmuebles de nueva construcción o rehabilitados. El refuerzo de la Formación Profesional con 1.300 millones de euros. Casi 600 millones de euros para la Atención Primaria. En definitiva, números. “Ahora tenemos que centrarnos en todo lo que se puede perder si gobierna la derecha con la ultraderecha”, insisten los socialistas. 

La "ola ultraconservadora"

No es la primera vez que el PSOE se vuelca en la alerta contra la “ola ultraconservadora” que representan el PP y Vox. El mensaje funcionó en las generales de abril de 2019, pero no en la repetición que tuvo lugar en noviembre de ese año. Tampoco en las elecciones madrileñas de 2021, ni en las andaluzas de 2022. Y mucho menos el pasado 28 de mayo, cuando los socialistas se despidieron del poder en 15 capitales de provincia y en seis de las nueve comunidades autónomas que gobernaban. 

Los socialistas asumen que los avances sociales y las cifras económicas no despiertan a parte del electorado progresista ante una derecha más movilizada

Pero los colaboradores de Sánchez consideran que en esta ocasión será distinto. Primero, porque la amenaza es ahora es mucho más real que nunca. España se ha instalado en una sensación de cambio de ciclo político y los populares ya dan por hecho que acabarán en la Moncloa, algo que a tenor de los sondeos solo pueden conseguir con el apoyo de la ultraderecha. Y después, porque hasta el 23 de julio se irán conociendo múltiples pactos entre el PP y Vox en comunidades y ayuntamientos. “Vox va a forzar la máquina durante las próximas semanas. Necesita demostrar que arrastra al PP hasta sus posiciones”, anticipan en la cúpula del PSOE. 

De momento, las formaciones lideradas por Feijóo y Santiago Abascal se han puesto de acuerdo en casi todos los municipios donde han podido: de Burgos a Elche, pasando por Valladolid, Guadalajara y Toledo, hasta llegar a más de 100 localidades en toda España. Pero la alianza más definitoria se encuentra en la Comunidad Valenciana. 

Los conservadores firmaron el pasado martes un acuerdo que implica gobernar la autonomía en coalición con la extrema derecha, que se queda con una vicepresidencia (dirigida por el extorero Vicente Barrera, que también llevará Cultura) y los departamentos de Justicia y Agricultura. El pacto incluye 50 medidas que rezuman lenguaje ultra: en lugar de violencia machista, habla de “violencia intrafamiliar”, una expresión mucho más acorde con el negacionismo de Vox sobre una lacra que ya ha provocado la muerte de 1.200 mujeres desde 2003. “Va a haber muchos más casos así -anticipan en la dirección del PSOE-. Esperamos que esto provoque la movilización del voto femenino, que fue determinante en 2019”. 

“Vox va a forzar la máquina durante las próximas semanas. Necesita demostrar que arrastra al PP hasta sus posiciones”, anticipa el PSOE

Mítines: pocos y pequeños

Así que Sánchez dejará a un lado en esta campaña los grandes anuncios, las cifras macroeconómicas y el abultado volumen de recepción de fondos europeos para centrarse en advertir sobre “todo lo que se puede perder” si la derecha y la extrema derecha alcanzan la Moncloa. O la “derecha extrema y la extrema derecha”, según el propio presidente, que se esfuerza en transmitir que el PP y Vox, en el fondo, son la misma cosa. Pero la presencia del candidato socialista en mítines multitudinarios será mucho menor que en otras ocasiones. 

En parte porque los socialistas han asumido que los actos de este tipo apenas movilizan voto, en parte por las altas temperaturas de mediados de julio y en parte por el bajo estado ánimo en la mayoría de los territorios tras el batacazo del 28-M, Sánchez, explican en su entorno, protagonizará solo entre 10 y 12 mítines, y no muy grandes, durante todo el mes que viene. En su lugar, y tras la negativa de Feijóo a celebrar los seis cara a cara que propuso el PSOE, optará por una mucha mayor presencia en los medios. No solo en aquellos cuya línea editorial es más o menos cercana. Este lunes, por ejemplo, el jefe del Ejecutivo estará a primera hora de la mañana en el programa en Onda Cero de Carlos Alsina, a quien no había concedido una entrevista durante estos cuatro años de legislatura. Pero ahora, con el viento en contra, Sánchez tiene que arriesgar. Esta campaña será diferente a todas. 

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