Adelanto electoral

El PSOE se aferra al temor a la “ola ultraconservadora” como eje de su campaña para las generales

El PSOE se estrella y pierde casi todo su poder territorial

Sánchez reacciona a la debacle adelantando las generales al 23 de julio para coger a Feijóo con el pie cambiado

Pedro Sánchez  Bill Nelson

Pedro Sánchez Bill Nelson / David Castro

Juan Ruiz Sierra

Juan Ruiz Sierra

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El PSOE tiene claro el marco en el que quiere colocar la campaña de las elecciones generales del próximo 23 de julio, que Pedro Sánchez anunció por sorpresa tras la hecatombe sufrida por su partido en las elecciones autonómicas y municipales del pasado domingo: frenar la “ola ultraconservadora”, con los socialistas como único dique frente al PP y Vox. Salvo en las generales de abril de 2019, que tuvieron que repetirse ante la falta de acuerdo en la izquierda, el miedo a la extrema derecha, la llamada alerta antifascista, no ha funcionado hasta ahora. Al contrario. El partido de Santiago Abascal está cada día más fuerte. Hace un par de días triplicó su número de concejales. Pero el PSOE cree que esta vez puede surtir efecto. Ese será su mantra durante los próximos 55 días.

“Hay que comprobar si la ola ultraconservadora ha llegado también a España”, ha señalado este martes la portavoz socialista, Pilar Alegría, en TVE. La también ministra de Educación ha citado los casos de Italia y Hungría, gobernados por la extrema derecha. “Para hacerle frente aquí solo hay una opción: el PSOE”, ha insistido. 

Los socialistas se vuelcan en las llamadas al voto útil, pero también apelan a la “unidad” del espacio situado a su izquierda, ahora que Sumar y Podemos solo tienen nueve días para llegar a un acuerdo para concurrir juntos. Sin embargo, de momento no quieren ni oír hablar de la posibilidad de reeditar una coalición como la actual.   

El adelanto electoral también tiene claves internas. Pretende evitar que el partido se suma en el debate sobre la derrota y que el desgaste continúe minando las opciones de Sánchez, como sus colaboradores están convencidos que ocurriría si se hubiesen mantenido las elecciones generales en diciembre. 

La campaña ahora coincidirá con las negociaciones entre el PP y Vox en numerosos ayuntamientos y comunidades, algo que los socialistas creen que puede contribuir a que Alberto Núñez Feijóo pierda su “halo moderado”, siempre que la ultraderecha haga peticiones de máximos y los conservadores vean que no tienen más remedio que aceptar algunas de ellas. La diferencia en el resultado global de las municipales entre los dos partidos mayoritarios, recuerdan en la Moncloa, fue de apenas tres puntos, alredededor de 750.000 votos, un margen que se puede revertir en las generales.

Los mensajes de García-Page

“En las generales hay habitualmente tres millones de votos más que en las municipales. La esperanza está puesta en ese plus”, ha señalado Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, en Onda Cero. Page es uno de los pocos líderes territoriales del PSOE que sigue en pie, junto a la navarra María Chivite y el asturiano Adrían Barbón. Con Canarias todavía en el aire, los socialistas se despidieron el domingo de al menos cinco de las nueve autonomías donde ostentaban la presidencia (Comunitat Valenciana, Aragón, Balears, La Rioja y Extremadura), así como de 15 de las 22 capitales de provincia que gobernaban. 

Se trata de una catástrofe a la que no se le pueden poner paños calientes, un resultado que Sánchez y sus colaboradores nunca llegaron a imaginar. En mayo de 2011, cuando ocurrió algo similar, el PSOE se instaló en el desánimo y Mariano Rajoy logró mayoría absoluta a finales de ese año. Eso es lo que se quiere evitar ahora. Pero si el 23 de julio se salda con una nueva derrota socialista, y hay muchas posibilidades de que así ocurra, el partido volverá a abrirse en canal, como ha ocurrido en épocas recientes, hasta que Sánchez recuperó primero el liderazgo ante Susana Díaz y llegó después a la Moncloa gracias a una moción de censura

Page, uno de los barones más críticos con Sánchez por su coalición con Podemos y sus alianzas parlamentarias con ERC y Bildu, ha dado claras muestras de esa distancia. “¿Se alegraría de que ganara Sánchez?”, le han preguntado. Silencio. “Yo me alegro de que gane mi partido”, ha contestado, antes de explicar que nadie en la Moncloa le ha dado una "explicación" sobre el adelanto. 

El presidente de Castilla-La Mancha recibió la felicitación de Feijóo por su victoria, pero ha dicho desconocer si Sánchez, que al fin y al cabo es el líder de su partido, tuvo el miso gesto. “No me ha dado tiempo de revisar todos los mensajes del móvil”, ha señalado.