Cambio en la Cámara catalana

El Parlament elige a Anna Erra como presidenta y cierra la 'era Borràs'

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La 'era Laura Borràs' en el Parlament: batalla con los funcionarios, dimisiones y condenas

La presidenta del Parlament, Anna Erra, recibe el saludo de honor de los Mossos

La presidenta del Parlament, Anna Erra, recibe el saludo de honor de los Mossos / ACN

Sara González
Xabi Barrena
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Punto y final definitivo a la 'era de Laura Borràs' en el Parlament. Tras más de 10 meses de insólita interinidad, la institución cierra el polémico mandato de la líder de Junts y ha elegido a la exalcaldesa de Vic Anna Erra como nueva presidenta de la Cámara catalana. La elección ha prosperado con los 64 votos que han sumado Junts y ERC, mientras que la CUP ha optado por votar en blanco y el resto de formaciones han apoyado a sus propios candidatos. La suma de los dos grandes partidos independentistas para designar a la segunda autoridad de Catalunya forma parte del primer episodio que definió el 'president' Pere Aragonès para rehacer la confianza con los posconvergentes.

El pleno, con un único punto en el orden del día, ha transcurrido como estaba previsto, sin giros inesperados ni sobresaltos. Erra ha sido escogida en segunda votación porque todos los grupos han ejercido el rol que ya anticiparon y no había ningún nombre con mayoría absoluta. Con vocación de no exhibir una ruptura con su antecesora, ha reivindicado la herencia de Borràs y defendido que asume el cargo fruto de una "anomalía democrática". Con un discurso en el que ha reivindicado el 1-O, la figura de Carles Puigdemont y que ha concluido con un "'visca Catalunya lliure'", se ha comprometido a combatir los "ataques ilegítimos" e "injerencias inaceptables" que ha sufrido la Cámara y que han provocado que finalmente sea ella quien asuma el cargo a media legislatura. Pese a que también ha tendido la mano a los grupos, sus primeras palabras han levantado ya ampollas en la oposición.

Se trata de la primera vez que el Parlament escoge un relevo al frente de la presidencia a mitad de mandato. Borràs ha presenciado desde la tribuna de invitados como, oficialmente, se ha acabado su etapa en la institución por la condena a cuatro años y medio de cárcel por los delitos de prevaricación y falsedad documental. Desde el 28 de julio del año pasado, cuando fue suspendida en aplicación del artículo 25.4 del reglamento con los votos de ERC, PSC y la CUP tras la apertura de juicio oral, Borràs se atrincheró y se negó a dimitir, bloqueando así su sucesión hasta la sentencia y la posterior orden de la Junta Electoral y el Tribunal Supremo de retirada de su escaño.

Única plataforma

Ahora, la única plataforma política que le queda es la presidencia de Junts, cargo que ha subrayado que piensa seguir ejerciendo. Aunque el hecho de que haya sido Erra su sucesora, una dirigente de la confianza del secretario general de Junts, Jordi Turull, es un síntoma de la erosión de su liderazgo a nivel interno. Procedente de Convergència, cuenta con un apoyo tan notable dentro del partido que incluso superó a la propia Borràs en votos en el congreso del pasado año, una circunstancia que fue mal digerida por los afines a la presidenta.

La nueva presidenta deberá gestionar a partir de ahora carpetas candentes aún irresueltas esta legislatura, como la elección de un nuevo secretario general -cargo vacante desde hace un año- y el conflicto con los funcionarios por las prejubilaciones suprimidas, un caso judicializado. También la regularización de las dietas de los diputados, conflicto enquistado entre los grupos, o la regularización del voto del 'exconseller' Lluís Puig. Además, Borràs le ha hecho dos encargos: la supresión del artículo 25.4 del reglamento -guante que ha recogido Erra en su primer discurso- y promover una ley electoral catalana, la gran asignatura pendiente del Parlament.

Interregno de Vergès

La elección de Erra supone también poner fin a un interregno a manos de la republicana Alba Vergés, que como vicepresidenta con funciones de presidenta ha asumido -al principio, con visible incomodidad- las riendas de la gestión del Parlament desde la suspensión de Borràs el pasado 28 de julio. Su vocación desde el inicio fue asumir un papel secundario para no ser acusada de haber usurpado el cargo, motivo por el que optó por una batuta coral codo con codo con la vicepresidenta segunda, la socialista Assumpta Escarp. Sin embargo, esta apuesta no le ha ahorrado las críticas por parte de Borràs, que la ha acusado de no defender sus derechos como diputada e incluso de "practicar 'lawfare'" siguiendo la estela de los tribunales.

Y finalmente, pero no por ello menos relevante, el nombramiento de una sucesora de Junts a Laura Borràs era uno de los tres ejes que definió Pere Aragonès cara a tejer nuevas complicidades entre ERC y los posconvergentes. De aquella comparecencia en el Palau de la Generalitat tras el 28M, los republicanos tomaron buena nota de que la aseveración del ‘president’ de que la elección de una nueva presidenta del Parlament era un buen momento para volver a actuar a la una no levantó ninguna polvareda entre las filas de Junts, a pesar de que en el ofrecimiento de colaboración se incluía el dar por hecho el fin de la 'etapa Borràs'.

Los otros dos ejes que definió Aragonès eran los pactos locales entre independentistas y el frente democrático en Las Cortes. Hasta el momento, los republicanos no han levantado la voz, a pesar de que los principales pactos conocidos hasta ahora se han producido entre Junts y el PSC para apartar, precisamente, a los republicanos, los más votados tanto en la provincia de Tarragona (donde se teje el acuerdo sociovergente de la diputación provincial), como en Roses.

Segunda parte

Es más, fuentes del Palau de la Generalitat quitaron hierro al hecho de que Junts estuviera yendo de la mano del PSC e, incluso, aseveraron que la fase de negociación a nivel local apenas había empezado y que, más adelante, bien podrían darse situaciones inversas.

En tanto, por la vía de los hechos consumados, ERC finiquitó con los rumores que apuntaban a una posible lista única (el gran deseo de Junts), pero de consolación, en el Senado. La alianza con EH Bildu y el BNG han dado carpetazo al asunto.