Elecciones municipales 2023

El PSC se erige en la alternativa "progresista" y de "orden" frente a Colau: "Sí se puede hacer mejor"

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El alcaldable del PSC, Jaume Collboni, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, en Gràcia

El alcaldable del PSC, Jaume Collboni, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, en Gràcia / ACN

Sara González

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Desde Gràcia, uno de los bastiones independentistas de Barcelona, el PSC se ha erigido en la "única alternativa progresista" de "orden" y de "convivencia" frente a la alcaldesa Ada Colau. Y puestos a hablar de orden, qué mejor que hacerlo de la mano de la ministra del Gobierno más ortodoxa en esta materia y las más respetada por la derecha: la de Defensa, Margarita Robles. "Sí se puede, sí se puede hacer mejor", ha espetado el alcaldable socialista, Jaume Collboni, aún en plena resaca de un sondeo del CIS que le sitúa en un cuerpo a cuerpo con la líder de los Comuns.

Ese es el marco que los socialistas pretenden abonar durante toda la campaña, la de que ahora ha llegado su 'momentum' mientras que Xavier Trias pierde fuelle. "Se dan las condiciones para abrir una nueva etapa, para ordenar la ciudad", se ha desgañitado el candidato. Y ese concepto, el de poner fin a una ciudad inmersa en "la queja" y en el "desorden", ha estado también en boca del líder del partido, Salvador Illa, que echa mano de esos descalificativos para referirse también al Govern de la Generalitat, y en boca de Robles.

La ministra, una de las figuras más polémicas para el independentismo por el escándalo del 'Catalangate', ha ondeado la bandera del "diálogo" con la que la Moncloa ha devuelto el "clima de consenso" a una Catalunya que quedó atrapada en "enfrentamientos absurdos". La desactivación del 'procés' de la que presumen los socialistas tiene mucho que ver también con esa "ordenación" que exige también Illa de las instituciones catalanas -ha vuelto a hurgar en la incapacidad de los independentistas para relevar a una presidenta del Parlament "condenada por corrupción"- y que Collboni exporta a la gestión diaria de la ciudad para renegar de la obra de Colau.

El candidato se ha dedicado a sacar lustro a su propuesta de endurecer las sanciones contra el incivismo, así como fomentar los trabajos comunitarios como alternativa a las multas por comportamientos como los botellones o las pintadas. Una apuesta con la que cree combinar el sello progresista con el de la "moderación". De nuevo, se ha dirigido a ese votante que "quiere que Barcelona funcione", al descontento con Colau, de quien también ha cargado a cuenta de las 'superilles' hoy que justamente se ha hecho público la aprobación de dos más cuando faltaban pocas horas para empezar la campaña.

La número tres de la candidatura, Laia Bonet, ha reivindicado que la "dignidad" es también "una papelera", una "acera limpia". "De nada nos sirve hacer campañas internacionales por las 'superillas' si no somos capaces de eso", ha dejado caer para anunciar que el programa de su candidatura incluye un aumento del 25% de la inversión en los contratos de mantenimiento en todos los distritos.

"Hacer barrio no es gastarse todo el dinero en el centro para hacer propaganda política, como hace Colau, que vive en una 'superilla'. A todo le llama 'superilla", ha lamentado el alcaldable del PSC. Por contra, él ha reivindicado los barrios, especialmente los del norte, y ha prometido acabar el mercado de la Abaceria de Gràcia y la rambla verde de Vallcarca.

Si en la inauguración de la campaña Illa advirtió que ganar en Barcelona es el "primer paso" para catapultarse hacia la Generalitat, esta vez el PSC ha añadido que este hito también supondrá poner "la primera pieza de la revalidación" de las elecciones generales. Por eso, ha dicho Collboni, sus rivales están "nerviosos".