La limitación a los cruceros distancia a Aragonès de los Comuns en puertas de las elecciones municipales

"Sabía que preguntaría sobre eso, a poco de las elecciones municipales". Es esto lo primero que ha dicho, casi ha espetado, Pere Aragonès como respuesta a Jéssica Albiach, quien le preguntó si pensaba poner coto al número de cruceros que, desde hace años, atracan en Barcelona. La cuestión del turismo, su contol, sobre todo, es uno de los caballos de batalla de la campaña para los comicios de la capital catalana. Y el desvío de responsabilidades de la alcaldesa Ada Colau a Aragonès y este hacia la normativa estatal, una constante de las últimas semanas. los Comuns son, ahora, lo más cercano a un socio preferencial para los republicanos. Desde la aprobación de los presupuestos de 2023 ( y también anteriores) al apoyo, el único, que el 'president' tiene al Acuerdo de Claridad.

Los Comuns y la CUP aventaron la cuestión de los cruceros en la sesión de control del Parlament al 'president', mientras Junts y PP optaban por criticar la gestión republicana de la sequía. Todo ello conformó un pleno 'verde', aunque obviamente expuesto al maximalismo que obliga la cercanía de las elecciones.

Electoralismo y confort

Aragonès denunció el electoralismo de los Comuns y retornó a su zona de confort. "El camino no es una decisión unilateral del Govern, porque ello no es posible. El camino es el del acuerdo, como el que cerró la alcaldesa Ada Colau en 2018 con el entonces presidente del puerto de Barcelona". En el aire flotaba la queja de ERC de que hace apenas seis meses que designa al presidente del Port de Barcelona, los mismo que llevan al frente de la Conselleria de Territori, tras la salida voluntaria de Junts.

El 'president' insistió en su propuesta de lograr que el 75% de los cruceros que recalen en aguas barcelonesas tengan el puerto de la capital catalana como origen o destino de sus trayectos. "Ello hace que el retorno económico sea mayor" dijo, antes de recordar tanto a comunes como anticapitalistas que este tipo de turismo también genera empleo, y que esas fuerzas, "de izquierda, deberían tomar nota de ello". Finalmente, el republicano remitió a la comisión institucional para la sostenibilidad del puerto y exhortó a los comunes a no "criminalizar" los cruceros.

Albiach acusó entonces a Aragonès de "esconderse tras un espacio técnico creado por el presidente del Port, Lluís Salvadó" y le advirtió de que no hacer "nada ante la masificación turística le convierte en un cómplice". El 'president' negó la mayor, la acusación de ponerse de perfil para evitar la cuestión y reiteró que el Govern "no puede prohibir el atraco de barcos en el puerto", no en vano esta infraestructuras, aunque sea la Generalitat quien designe su gestor, es titularidad del Estado.

Trasvase del Ebro

El segundo 'round' fue el de la sequía. Empezó Alejandro Fernández atacando la "improvisación" del Govern, tras el episodio de sequía vivido hace 15 años, y la nula adjudicación y construcción de nuevas plantas desalinizadoras y potabilizadoras. EL popular, incluso, llegó a aventurar que la agenda oculta del Govern pasa por trasvasar agua del Ebro a Barcelona.

Aragonès ni respondió este ataque a las esencias más enraizadas de su partido y recordó que las primeras medidas las tomó su Govern en otoño de 2021, "cuando nadie hablaba de la sequía". A la amenaza del líder parlamentario de Junts de presentar una ley para que se postergue el periodo sancionador a los ayuntamientos, bajo el lema "si usted no hace bien el trabajo, lo hará el Parlament", Aragonès se contuvo y tendió la mano para buscar una solución consensuada. "Un consenso que no se alcanzó porque hubo un partido que no lo quiso", en referencia implícita al PSC.