Resolución del conflicto político
El 'sanedrín' para el acuerdo de claridad no cierra la puerta a alternativas al referéndum
Estas son las cinco preguntas que debe abordar el consejo académico que guía el Acuerdo de Claridad
Laura Borràs y Alba Vergès, cara a cara en el Parlament
Xabi Barrena
Periodista
Periodista de la sección de Política
El consejo académico que debe guiar las primeras aproximaciones al Acuerdo de Claridad que propone el Govern ha iniciado este miércoles sus trabajos con una primera reunión de sus miembros, posterior a un encuentro con el 'president' Pere Aragonès. El material de trabajo de los nueve miembros del 'sanedrín' son las preguntas que les ha trasladado el Govern, cuestiones moldeadas por el entorno del 'president', pero en las que las opiniones de los expertos ya han sido tomadas en cuenta. El resultado, como se visualiza en las cinco preguntas, en las palabras de Aragonès y en las del coordinador del comité de expertos, Marc Sanjaume-Calvet, es un terreno de juego mucho más amplio de lo que más de uno imaginaba y donde, de momento, no hay cartas ocultas. Sabido es, y así lo repite incesantemente el Executiu, que la apuesta de la Generalitat es celebrar un referéndum de autodeterminación, pero, al mismo tiempo, nadie se cierra en banda a que se exploren otras opciones.
Es más, en el enunciado de las preguntas trasladadas al 'sanedrín' la fórmula más repetida es la de 'referéndum o mecanismos análogos'. Y es que por encima del instrumento que se pretende emplear, la obsesión de Aragonès es lograr que lo que la ciudadanía catalana decida pueda ser aplicable. "Los académicos tienen total libertad para mostrar su punto de vista y plantear opciones alternativas, siempre encaminadas a dar respuesta a la mayoría social", dijo Aragonès tras verse con los expertos. Y añadió: "La clave es que se pueda implementar".
Sin cartas ocultas
Tampoco hay cartas ocultas en el recorrido elegido hasta la culminación del acuerdo. Todos los académicos saben que su informe formará parte del proceso, pero no es el Acuerdo de Claridad en sí. Habrá que añadir el debate con los partidos políticos, así como el que se abra con las entidades y la propia ciudadanía. La libertad de movimientos, de momento, es amplia.
Aragonès se mostró abierto a escuchar a todos los partidos que tengan una propuesta alternativa, en especial a aquellas fuerzas y entidades que, como ERC, sean independentistas. Y se quejó que "en otras ocasiones, cuando los que presidían la Generalitat eran otros", no había duda de que, como mínimo, cualquier planteamiento del inquiolino del Palau de la Generalitat tenía que ser, como mínimo "debatida". En referencia que, por obvia, no cabe ni señalar como velada, a Junts per Catalunya.
Rifirrafe sintomático
En este registró cabe encuadrar el rifirrafe vivido en el Parlament, por la mañana, entre una contundente, casi enfadada, Laura Vilagrà y la portavoz posconvergente, Mònica Sales. La número 2 del Govern afeó a Junts que haya olvidado que el ‘expresident’ Carles Puigdemont y los ‘exconsellers’ Clara Ponsatí y Toni Comín se involucraron, en 2021, en el grupo europeo Self-Determination Caucus con el objetivo de trabajar por una ley de claridad de la Unión Europea que marque una pauta para las naciones sin estado que se quieran emancipar.
Con respecto al tercer gran actor de la política catalana, de hecho, el primer partido en el Parlament, el PSC, Aragonès recordó que ha sido Salvador Illa el gran avalador de una mesa de partidos catalanes y que él no cerraba la orden del día. "Yo acudiré con mi propuesta [el referéndum] pero si alguien más tiene otro plan, se debatirá", aseveró.
Talón de Aquiles
Y es que el principal talón de Aquiles de la jugada planteada por Aragonès sigue siendo la misma que en septiembre de 2022, cuando planteó la 'vía canadiense'. La falta de apoyo político, más allá de las fronteras de su partido y de la de los Comuns. En su única valoración política, el coordinador del 'sanedrín, Marc Sanjaume-Calvet, aseveró ante los medios, a la conclusión de la reunión bautismal del grupo, que "cualquier propuesta debe tener un apoyo político". Y este, en el caso del Govern republicano, es escaso.
En cuanto a los trabajos del 'sanedrín', según reconoció Sanjaume-Calvet, el Govern no les ha delimitado, ni tan solo mentado, un marco legal al que acogerse. No hay pues, como cabía esperar, ninguna referencia a la Constitución, pero tampoco a cartas de derechos de las Naciones Unidas o similares. "No hay una predefinición del terreno de juego", amplió el coordinador, "trabajaremos desde todas las perspectivas, puesto que las respuestas que demos a las preguntas pretenden la inclusión de todos los proyectos políticos", aseveró.
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