Investigación

El entorno de Carles Puigdemont intentó que Armenia apoyara el 'procés'

Josep Lluís Alay, jefe de la oficina del 'expresident', requirió al empresario ruso Alexander Dmitrenko contactos en la antigua república de la Unión Soviética

Josep Lluis Alay, en Madrid. EFE/ Zipi

Josep Lluis Alay, en Madrid. EFE/ Zipi / EFE/ Zipi

J. G. Albalat

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El jefe de la oficina de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, no solo recurría a Alexander Dmitrenko, a quien el Gobierno sitúa como colaborador del servicio de inteligencia ruso, para intentar recabar apoyos en Rusia para el 'procés'. También le requirió para que le pusiera en contacto con otros países. Fue el caso de la República de Armenia, un país de la antigua Unión Soviética en la región montañosa del Cáucaso, entre Asia y Europa, según ha podido confirmar EL PERIÓDICO de fuentes conocedoras de esta gestión.

Uno de los objetivos prioritarios para el Govern de Puigdemont durante el 'procés' fue intentar contactar con las autoridades de la mayoría de países posibles para conseguir apoyos a una hipotética Catalunya independiente, de modo que si se producía la secesión, se le reconociera como estado soberano. No se ahorraron esfuerzos para lograrlo y, para ello, el independentismo abrió diferentes vías para llevar a buen puerto esta misión. De ahí no solo los viajes de 2019 y 2020 de Alay a Rusia (dos de ellos con Dmitrenko), sino también los contactos que mantuvieron en ese país hombres de la confianza de Puigdemont, como Víctor Terradellas, exsecretario de relaciones internacionales de la extinta Convergència.

Abrir puertas

En ese esfuerzo por contactar con los gobiernos de otros estados, Alay recurrió a Dmitrenko, con quien le unía por aquel entonces una estrecha relación, para que le proporcionara algún contacto que le permitiera abrirse puertas en Armenia. Según las fuentes conocedoras de esta maniobra, el empresario ruso radicado en Barcelona, a quien se le está negando la nacionalidad por su vinculación con el servicio de inteligencia de Vladimir Putin, habló con algunos ciudadanos armenios. Dmitrenko ha reconocido a este diario que realizó dicha gestión, pero que no surtió efecto tras preguntar a un par de amigos.

Mientras que el empresario ruso precisa que la petición de Alay fue por teléfono, otras fuentes sitúan ese requerimiento en la comida que se celebró en el restaurante Haddock de Barcelona el 17 de octubre del 2019. Ese mes, viajaron a la capital catalana Artyom Lukayanov, hijo de adoptivo de Vladislav Surkov, apodado 'el cardenal gris' e influyente y misterioso exasesor de Putin, y un colaborador suyo, Sergei Sumin, antiguo mando del Servicio Federal de Protección Rusa.

Alexander Dmitrenko

Alexander Dmitrenko, durante una vista al Congreso de los Diputados en septiembre de 2019 /

[D. Josep Lluís Alay Rodríguez ha enviado a este medio escrito de rectificación de esta información accesible en el siguiente enlace]

En ese ágape se reunieron estas dos personas, Dmitrenko (que había sido socio de Lukayanov en una sociedad radicada en Londres) y el jefe de la oficina de Puigdemont. Las diversas fuentes consultadas por este diario concretan que en aquella comida, a la que fue vetado un exsocio de Dmitrenko por ser "confidencial", se habló de la "situación en Catalunya", ya que en esas fechas se estaban produciendo altercados a raíz de la sentencia del 'procés', pero también de cuestiones financieras en relación a un fondo en el extranjero y otras relacionadas con el mundo digital y el académico.

La mafia rusa

La petición de nacionalidad española por parte de Dmitrenko se formuló hace más de tres años y el Ministerio de Justicia se la denegó porque, según un informe preceptivo, "se tiene conocimiento probado" de su "trabajo consciente" para "los servicios de inteligencia rusos, de los que recibe misiones". La resolución agrega que "se han detectado contactos de este individuo con algunos de los principales líderes del crimen organizado transnacional de origen ruso, para los que también realizan diferentes labores”, acusación que el empresario ruso desmiente rotundamente.

Dmitrenko, que ha presentado un recurso en la Audiencia Nacional en contra de esa decisión, reconoce que intentó recuperar para la fiscalía rusa propiedades de la familia de un exdirector del distrito de Klin, en la región de Moscú, Alexander Postrigran, acusado de corrupción. Su hijo, Valery, administrador de un hotel en Catalunya, fue detenido en España a petición de las autoridades rusas. A través de Postigran, el abogado de Dmitrenko y Puigdemont, Gonzalo Boye, se hizo cargo de Vasily Khristoforov, una de las máximas autoridades de la mafia rusa. "Yo no lo conozco, ni tengo nada que ver con la mafia rusa", asegura Dmitrenko. El letrado admitió que viajó en marzo del 2020 para "visitar a varios clientes".

[D. Gonzalo Boye Tuset ha enviado a este medio escrito de rectificación de esta información accesible en el siguiente enlace]

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