Conferència Nacional

ERC actualiza su hoja de ruta con la mirada puesta en la mesa de diálogo

Los republicanos celebran su cónclave político para asentar un sustrato ideológico común cara a las municipales del 2023

Pere Aragones y Oriol Junqueras

Pere Aragones y Oriol Junqueras / periodico

Xabi Barrena

Xabi Barrena

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De manera insospechada, ERC mostrará este fin de semana, como nunca hasta ahora, su bicefalia. El próximo domingo, a la misma hora en que el presidente del partido, Oriol Junqueras, se dirija a la militancia, el coordinador de la formación y presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se hallará en una cumbre multilateral, la Conferencia de Presidentes, con Pedro Sánchez. Ello ha obligado a un cambio de programa y a que Aragonès intervenga en la Conferència Política republicana este sábado, junto a Marta Rovira. De fondo, los dos pilares sobre los que pivota la acción de Esquerra, el manejo del día a día y la relación con el Gobierno del Estado.

La Conferencia Nacional (CN) tiene como objeto actualizar los postulados políticos del partido, su hoja de ruta. Algo especialmente clave a un año de unas elecciones municipales que se antojan determinante para el futuro del partido. Una forma de dotar de un sustrato común y único a los candidatos en unos comicios en los que las particularidades municipales pueden desdibujar la ideología del partido.

La ponencia base sobre la que ha trabajado la militancia (la CN cuenta con 1.300 inscritos que se reunirán este fin de semana en La Farga de L'Hospitalet) ha corrido a cuenta del vicesecretario de Prospectiva i Agenda 2030, Raül Romeva. Se han presentado 500 enmiendas parciales (sobre todo de medio ambiente y energía), de las que 400 se han transaccionado, esto es, se ha reformulado el texto inicial, y 60 se han aceptado literalmente. El resto decayó por motivos de forma o se retiraron.

Negociación y confrontación

El texto de Romeva, sobre todo, es una nueva oficialización de la apuesta republicana por la vía negociada, que el partido identifica como la mejor confrontación democrática. Se pretende, pues, un espaldarazo de la militancia a la mesa de diálogo. Eso sí, como el partido no es ajeno al acoso y derribo que sufre a cuenta de la mesa por parte de las otras fuerzas independentistas, y singularmente de Junts, su socio del Govern, la ponencia ya bosqueja un escenario por si la mesa se encalla.

Ese 'si la mesa encalla' es un condicional absurdo para buena parte del independentismo, no solo por los pingües réditos que ha arrojado el foro, sino por el propio 'impasse' que se está viviendo desde que, a finales de año, se empezó a especular cuándo se celebraría una nueva reunión. Estamos a mitad de marzo y ni está ni se le espera.

Así, los republicanos ya estudian, puertas adentro, opciones a llevar a cabo cuando se oficialice la muerte más que anunciada de esta mesa de negociación, tal y como exhortó a hacer el propio Aragonès en su discurso de Sant Esteve. Y, yendo un paso más allá, proponen ensayar estas medidas de fuerza, básicamente centradas en la movilización y la desobediencia civil, no solo como plan b, sino también para presionar al Gobierno para que "se tome en serio" el foro de diálogo y negociación.

Desobediencia y desbordamiento

"Ni somos ingenuos, ni desconocemos la historia", reza el texto escrito por Romeva, y que, por eso, "tanto para reforzar nuestra posición como para estar preparados si la negociación no da los frutos esperados", hay que "construir alternativas para afrontar el embate democrático que queremos ganar". Y como ya se explicitó en la conferencia política de hace cuatro años, la ponencia asevera: "No renunciamos a ningún instrumento democrático que permita llegar a la independencia". No se detalla el tipo de acciones más allá de que sean "acciones de desobediencia política y social hasta acciones de desbordamiento democrático".

Esta apuesta por la negociación cuenta, también, con una oposición dentro del partido, la del Col·lectiu 1-O, que, en un texto alternativo, defiende la vía unilateral hacia la independencia. El texto se someterá a votación el domingo, lo que supondrá una prueba de fuego para los promotores. La enmienda, cuentan fuentes oficiales del partido, "fue rechazada en todos los congresos regionales", pero el hecho de que el de la Catalunya Nord no se pudiera celebrar "por hallarse esa federación en plena restructuración", ha permitido que, "para ser garantistas, se lleve directamente al plenario".

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