EL ONZE DE SETEMBRE

El coronavirus y el puente vacían una Diada preelectoral

Ofrenda floral frente al monumento de Rafael Casanova en Barcelona.

Ofrenda floral frente al monumento de Rafael Casanova en Barcelona. / periodico

Daniel G. Sastre

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El independentismo, que había demostrado en las últimas ocho 'diades' su vasta capacidad de movilización, se dio un respiro este año. Las recomendaciones sanitarias, las restricciones de acceso a los actos por culpa del coronavirus y también el sol, que inducía a dedicar el puente más al ocio que a la reivindicación, devolvieron la Diada a magnitudes de la era previa al 'procés'. Sin embargo, los mensajes políticos evidenciaron que el independentismo está en guardia y en "plena confusión" –en palabras de la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie–, a la espera de que Quim Torra ponga fecha a las elecciones que hace ocho meses prometió convocar.

Las fastuosas fotografías de otras 'diades', con aglomeraciones festivas de cientos de miles de personas, se cambiaron por imágenes más propias de estos tiempos pandémicos. La separación obligada entre los manifestantes –pocos más de 50.000, que se habían inscrito previamente– deslució los actos. Las sillas y los espacios vacíos que se vieron en algunos de ellos fueron la respuesta de la población a las advertencias de las autoridades políticas y médicas de que se extremaran las precauciones sanitarias.

Remanso de paz

Desde el principio del día quedó claro que la de este viernes era una Diada diferente. La tradicional ofrenda floral frente a la estatua de Rafael Casanova, que en los últimos años servía para exhibir los bajos instintos de una parte del independentismo, fue esta vez un inquietante remanso de paz. Sin público y sin orquesta –y por tanto sin interpretación de Els Segadors–, breves comitivas de partidos e instituciones dejaron sus flores en silencio.

Pero esa instantánea desangelaba contrastaba con la efervescencia de los mensajes políticos. En las declaraciones posteriores al acto estuvieron presentes los presos soberanistas, los deseos de que se celebren cuanto antes elecciones en Catalunya –o los silencios sobre el asunto, sobre todo el del presidente de la Generalitat, que fue también muy elocuente– o la figura de Lluís Companys. Desde el Gobierno central, la vicepresidenta Carmen Calvo calificaba de "alharacas" las exigencias de Torra de que el Rey y Pedro Sánchez pidan perdón por el fusilamiento de Companys, y las contraponía con el hecho de que el Ejecutivo vaya a aprobar una ley que anula la sentencia franquista que lo condenó a muerte.

Puigdemont contra Rovira

Pero, sobre todo, se reflexionó sobre la situación actual de los partidos independentistas en este momento de incertidumbre preelectoral. Las trincheras quedaron una vez más delimitadas con claridad. Carles Puigdemont, en plena ofensiva por sumar a su nuevo proyecto político a la mayor parte del universo posconvergente, insistía en la necesidad de una "confrontación inevitable" contra España, porque "con estados autoritarios no se pacta"; ERC, por boca de Marta Rovira, cargaba discretamente contra las actitudes puristas. "No queremos caminar por el camino que resta,  que hace que solo hablemos de nosotros mismos constantemente. Queremos transitar junto con todos los independentistas, los demócratas y los soberanistas dispuestos a luchar por la libertad y el progreso", dijo la secretaria general republicana en un mensaje desde Suiza.

La ANC y Òmnium Cultural habían previsto para este año protestas frente a sedes de edificios emblemáticos del Estado, como las sedes de la Agencia Tributaria, el Banco de España, ADIF... En el acto central, en la plaza Letamendi de la capital catalana, las entidades independentistas tiraron de las orejas a los partidos.

'Sit and talk'

Como en los mejores tiempos de Carme Forcadell cuando lideraba la asociación, la presidenta de la ANC se erigió en árbitro entre las dos visiones independentistas en liza y abroncó tanto a posconvergentes como a republicanos. "Partidos independentistas: 'sit and talk'. Vemos cada día renuncias que crean frustración. Estamos hartos de la división y la táctica", dijo Paluzie.

También recomendó a Puigdemont y a Oriol Junqueras, que han presentado novedades editoriales recientemente, que lean cada uno "el libro del otro", porque "la paciencia de la gente no durará para siempre".

Este viernes los menos pacientes se hicieron notar poco. Hubo cuatro detenidos por cortar las vías del AVEEn un acto de Arran se quemó la foto de la Familia Real, y en otro de los CDR unas cajas que representaban al "régimen del 78". Nada que ver con las algaradas del año pasado tras la sentencia del 'procés'. Torra afrontará la suya, la que puede certificar su inhabilitación como 'president', a partir de la vista del Supremo del próximo jueves.