COMISIÓN SOBRE EL 155

Turull pide "lealtad" a JxCat y ERC para salvar la legislatura

Jordi Turull, en la comisión del 155

Turull, en la comisión del 155. / periodico

Júlia Regué

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El 22 de marzo del 2018 fue la última vez que el 'exconseller' de Presidència, Jordi Turull, acudió al Parlament. Subió la escalinata para asistir su fallido debate de investidura, un pleno que forzaron deprisa y corriendo JxCat y ERC para que se presentase ante el juez Pablo Llarena en calidad de presidente de la Generalitat electo. El fracaso estaba anunciado, la CUP había decidido frustrar la maniobra con cuatro abstenciones horas antes del inicio de la sesión. Llarena dictó su entrada en prisión provisional y desde entonces, juicio y condena incluida, lleva 708 días encarcelado por un delito de sedición y malversación. "Me disculpo porque el 24 de marzo debía estar aquí para la segunda sesión de mi debate de investidura pero, por causas ajenas, no pude hacer acto de presencia", arrancó Turull.

Su comparecencia ante la comisión de investigación sobre el 155 fue un repaso de los acontecimientos que llevaron al choque de trenes, pero dedicó el turno de réplica a aleccionar a JxCat y ERC. "Si nos quieren hacer felices, episodios como el de ayer, por favor, no los hagan", lanzó, y recetó "unidad, lealtad y determinación" para aparcar los reproches. "Aún estamos a tiempo", dijo para tratar de reconducir la legislatura que se encuentra al borde del abismo. 

Con más saña se centró en Esquerra, sin mencionarla, defendiendo que el independentismo siempre se ha avenido a buscar vías de entendimiento e incidió en que éste debe ser "real". "Incluso ahora, siempre y con todo lo que se está sufriendo, se está dispuesto al diálogo. Pero real, no para marear la perdiz", reivindicó. Turull mostró su apoyo "total y explícito" al 'president' Quim Torra tras la retirada de su escaño por parte de la Mesa a orden de la JEC y dijo que es "muy jodido y muy grave democráticamente que una persona elegida representante de los ciudadanos se la aparte, pero lo es más que los que son representantes se olviden del compromiso con los ciudadanos". 

En cuanto a la mesa de diálogo entre gobiernos, señaló que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, "no tiene credibilidad". "Quienes no podemos fallar somos nosotros en la mesa de negociación con el Estado. Solamente depende de nosotros", remachó. "El Estado se defiende a costa de lo que sea para preservar la sagrada unidad de España y, si queda espacio y tiempo, ya vendrán los derechos y libertades fundamentales. Y si para garantizar la primera hay que obviar la segunda se hace y punto. Esta es la lógica del Estado", apostilló. 

Para dibujar su llamamiento a la unidad usó lo que definió como la 'teoría del rellano': "Unos bajan un peldaño, otros lo suben, y, todos juntos, sin vencedores ni vencidos, caminamos en la misma dirección. Les ruego que aparquen el orgullo y recuperen la bandera de la unidad".

Sorprendió cuando aseguró con hartazgo que no engañó a nadie y que el Govern de Puigdemont estaba "preparado" para "hacer un Estado en tres o cuatro meses". "Si queríamos una Administración pensada en intereses antiguos, no pensada en el ciudadano, sino en servirse y protegerse a si mismo, sí. En épocas peores, Estados mucho menos preparados lo han logrado. El que no estaba preparado era el Estado para hacer frente a un acto de radicalidad democrática", atizó.

El 155, un 'by-pass'

El 'exconseller' defendió que la intervención de la autonomía supuso "la culminación de un fracaso por engaño del Estado: la transición y el pacto del 78", el engaño de "pasar a más autogobierno para después combatirlo". Y lo tachó de "by-pass". Aseguró que con el uso de un artículo que demolió el autogobierno se completó una estrategia que continuaba el perjuicio de la sentencia del Estatut, del control de las finanzas y del "expolio fiscal".

Con este razonamiento afirmó que el 155 era irreversible, y que las elecciones que cavilaba el 'expresident' Carles Puigdemont no lo hubiesen frenado: "No hace falta que nadie haga estudios sintácticos sobre las cartas de Puigdemont. Como dice Rajoy en su libro, se hubiese aplicado el 155 en su máxima dimensión igualmente para apartar a los que no les gustan".

Rapapolvo a Cs

En el turno de réplica también leyó la cartilla a Ciutadans, que abandonó la comisión después de llamar "delincuente" al 'vicepresident Oriol Junqueras y que no esperó a que respondiera a sus consideraciones. 

"Son unos maleducados y unos cobardes [...] En la cárcel hay mucha más humanidad que la desprenden estas personas, mucha más", espetó Turull. "Cuando hay una comisión del 155 no están. Y, dije, claro, pero siempre están cuando hay tantas cámaras. Estarán. La duda que tenía era si vendrían a hacer marionetas o si entonarían el cara el sol para no perder más votos hacia Vox. La de marcharse no la contemplaba", ironizó. Y sentenció que "lo único que saben hacer es correr a las faldas de la Justicia".