Un año en prisión

Junqueras señaló ante la dirección de Estremera al interno que grabó el vídeo

Llegada de Forn, Rull y Turull a Lledoners

Llegada de Forn, Rull y Turull a Lledoners / Susanna Sáez (EFE)

Juan José Fernández

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Sentado ante el director de la cárcel de Estremera y su subdirectora de Tratamiento, Oriol Junqueras Vies, preso número 2017014561, señaló a su vecino de módulo Alejandro Febles Nemen como autor del vídeo que le mostró públicamente en su día a día carcelario.

"Hay unas imágenes en las que únicamente aparezco yo, y la única persona que estaba conmigo era ese interno. Por lo tanto, podemos deducir que las ha grabado este interno", declaró Junqueras, según un acta de la Jefatura de Servicios del Centro Penitenciario Madrid VII a cuyo contenido ha tenido acceso EL PERIÓDICO.

El interrogatorio tuvo lugar en un despacho de la prisión el pasado 9 de junio, tres días después de que se difundieran las imágenes de Junqueras y los exconsellers Joaquim Forn y Raül Romeva. No importaba que fuera sábado: Interior dio máxima prioridad a la investigación.

En su declaración, Junqueras eliminó a otros sospechosos: "Otro dato que me hace suponer que las grabaciones las realizó este interno son las expresiones y el acento que aparecen cuando el interlocutor habla conmigo. Son las mismas que utilizaba el interno Febles Nemen".

El líder republicano aclaró que no tenía demasiada relación con el preso –"hablaba de forma esporádica con él cuando se acercaba a mí", dijo– y especuló sobre una posible venta de las imágenes: "Supongo que se habrá dirigido a todos los medios de comunicacón, porque quizá su intención sea económica".

Al terminar, Junqueras subrayó: "El primer interesado en que no aparezcan imágenes mías en el exterior soy yo", e insistió: "Estos hechos me han incomodado profundamente".

El peor incidente

Ese mismo día también declaró ante los jefes de la prisión Raül Romeva: "Con casi total seguridad (es) el interno Febles Nemen, porque las conversaciones de esas grabaciones las he tenido únicamente con este interno", señaló según el acta,. Romeva consideró "una evidencia" lo ocurrido cuando consultaba un libro en la biblioteca: "La única persona que entró y se dirigió a mí con una pregunta y que aparece en las imágenes de televisión es Febles".

El dominicano Alejandro Febles, autor de robos con violencia, preso pacífico y servicial, de confianza de la dirección de Estremera, había quebrantado su condena no volviendo de un permiso la noche del 4 de junio. Desde entonces se desconoce su paradero. Un informe de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias sobre el caso del vídeo, que adelantó EL PERIÓDICO, concluyó que Junqueras, Romeva y Forn fueron "conocedores en todo momento de estar siendo grabados".

Cuando se hicieron los interrogatorios, Junqueras y Joaquim Forn, los políticos presos del ‘procés’ más veteranos, estaban en su 219º día de reclusión preventiva. Y el Gobierno de Pedro Sánchez y el juez Llarena se pasaban la pelota sobre a quién correspondía conceder un acercamiento a las cárceles catalanas.  

El del vídeo fue el suceso más grave de la vida sin sobresaltos que llevaron Junqueras y sus compañeros en Estremera. Otro incidente regimental que marcó su expediente había quedado atrás: la investigación abierta a Junqueras en diciembre de 2017 con propuesta de sanción de 15 días sin paseos por conceder una entrevista radiofónica.

Deporte, pintura, cocina

Del año de encierro que cumplen este jueves, Junqueras y Forn han pasado 242 días en la cárcel madrileña de Estremera, 122 en la barcelonesa de Lledoners y un día de tránsito. Y han pasado de estar bajo la vigilancia de Enrique Valdivielso, director de Estremera –y conocedor de las cárceles catalanas, pues su hermano José Luis ha sido subdirector general de Prisiones con varios gobiernos de la Generalitat– a cumplir bajo la supervisión de la psicóloga Paula Montero, directora del Centre Penitenciari Lledoners, una veterana de la red penitenciaria de Catalunya que dejó puestos de alta dirección en 2016 cuando el Govern Puigdemont nombró al actual director general, Amand Calderó. 

En Estremera, Junqueras y Forn al principio pernoctaban en la misma celda, el exvicepresidente en la litera de arriba y el exconseller de Interior en la de abajo, pero pasaron a vivir en celdas contiguas cuando llegaron al centro Romeva, Josep Rull y Jordi Turull, siempre en el módulo 7, o "de respeto", conviviendo con presos tranquilos o con otros que, sobre todo por delitos sexuales, no pueden estar con el resto por su seguridad.

Forn se dedicó a tomar notas para una autobiografía. Junqueras intentó mejorar su forma física jugando al fútbol en el patio del módulo, en cuyo muro de fondo, tras las porterías, hay hoy un mural que él y Forn ayudaron a pintar. En un choque durante un encuentro, su corpulencia dejó de baja a un oponente, lesionado en una pierna. Pero no pudo aprovecharse de esa corpulencia el equipo de rugby carcelario, Los Madiba, que intentó en vano reclutarle. Junqueras prefería el fútbol o el baloncesto.

Pintar el muro fue una de las tareas a las que se apuntaron los dos políticos que cumplen un año de prisión. La otra, obligada, era contestar centenares de cartas, tantas, que la prisión les dejó disponer de etiquetas impresas con el remite para facilitar la faena. Y todo cuando no les tocaba turno de cocina, formando brigadas con otros presos bajo la coordinación, precisamente, de Alejandro Febles.

Para el día a día de Estremera contaban con un peculio de 100 euros mensuales. No es poco intramuros, donde una cerveza sin alcohol les costaba 32 céntimos, 23 un café y 68 un sobre de 50 gramos de chorizo. Los políticos catalanes presos guardaban con celo todos sus tickets, como si algún día tuvieran que reclamar a alguien el gasto.

Más suave en Catalunya

Pocas veces se saltaron la norma interna de no discutir de política, y, hasta el incidente del vídeo, gozaron de pequeños privilegios y de un trato disciplinario suave, aunque mucho menos del que reciben ahora en las prisiones catalanas.

De hecho, se ha saldado sin consecuencias la celebración extrarreglamentaria del cumpleaños de Jordi Sánchez (en la cárcel de Lledoners junto a Junqueras, Forn, Turull, Rull, Romeva y Jordi Cuixart) la noche del 1 de octubre, con unos pocos pasteles y sandwiches cuando el resto de presos estaban ya encerrados en sus celdas. La jefa de unidad, o módulo, fue llamada a capítulo por la dirección, según fuentes penitenciarias, pero no ha llegado a la Junta de Personal de las prisiones catalanas ningún expediente por falta grave contra los dos funcionarios que facilitaron el festejo.

No ha sido el único incidente reseñable de la etapa en Catalunya. El pasado 12 de julio, al poco de llegar a Lledoners, Junqueras estuvo a punto de verse en otro vídeo, pero los vigilantes del centro le incautaron un móvil al preso que lo planeaba.

Pero ha sido mucho más polémico el detalle de la cesión a Junqueras de un despacho con ordenador en el área de Psiquiatría del centro, en el que se concentra y trabaja los fines de semana. Se pronuncia en contra el portavoz del sindicato penitenciario ACAIP en Catalunya, Francesc López, que lamenta que "esa área de psiquiatría está cerrada. Tiene las instalaciones, pero no tiene personal, mientras los internos que tienen problemas mentales no están adecuadamente atendidos y, cuando se descompensan, las consecuencias las sufren ellos y los funcionarios”.

Muchas visitas

Entre tanto, el encarcelamiento en espera de juicio transcurre entre un abigarrado programa de visitas. Ya superan los 250 los visitantes anotados a nombre de Junqueras desde que volvió a Catalunya, estiman fuentes de su prisión. Pero ninguno con el eco de Pablo Iglesias, líder de Podemos, cuando acudió a verle el pasado 19 de octubre

Cada semana la campa que rodea a la prisión de Lledoners acoge actos de reivindicación contra el encarcelamiento de los independentistas. A las 21 horas, desde un cerro cercano, un grupo de seguidores gritan dando las buenas noches a cada político preso.

En dos momentos de este periodo, las movilizaciones han incrementado la tensión entre los funcionarios encargados de la seguridad del centro: en septiembre pasado, cuando trascendió entre ellos que estaban siendo fotografiados sus coches al llegar. Y la noche del pasado 16 de octubre, cuando unos 5.000 independentistas celebraron el primer aniversario del encarcelamiento de los Jordis soltando al aire 365 faroles voladores, algunos de los cuales, refieren las fuentes penitenciarias, cayeron a los patios de la prisión.

La actividad reivindicativa junto a Lledoners ha decaído algo con el empeoramiento de las condiciones meteorológicas, y se ha mantenido más a las puertas de la cárcel gerundense de Puig de les Basses, donde la exconsellera Dolors Bassa recibe el calor de numerosos seguidores en su propio territorio y con gran implicación de compañeros de su sindicato, la UGT.

En la cárcel de Mas d’Enric (Catllar, Tarragona), donde está presa la expresidenta del Parlament Carme Forcadell, la actividad también ha decaído –algo menos que el número de visitas– si bien mantienen el clima reivindicativo las tractoradas organizadas periódicamente por payeses independentistas.

Cuando los políticos catalanes presos dejaron Soto del Real, Alcalá Meco y Estremera, una sensación de alivio embargó a las direcciones de esas cárceles, especialmente la tercera, donde la presencia de estos inquilinos mantenía en alta tensión a los funcionarios bajo la consigna de que no podía pasarles nada, ni el más mínimo roce o problema de salud. Ahora la tensión es para las direcciones de Mas d’Enric, Puig de les Basses y Lledoners, sometidas a una inevitable presión política que se incrementará notablemente –apuntan las fuentes penitenciarias consultadas- este invierno.