Opinión | Marc@Royo

Marta Royo Espinet

Marta Royo Espinet

Economista y publicista

Políticos en tiempos de crisis

Debate electoral de TVE para las elecciones del 12M en Catalunya

Debate electoral de TVE para las elecciones del 12M en Catalunya / Alejandro García / EFE

Nos encontramos un momento social tan convulso que los políticos no soólo compiten por las urnas, sino también para obtener del electorado una percepción positiva con fuertes lazos de confianza que perdure en la mente de la población a medio o a largo plazo.

En este contexto, la imagen personal se convierte en un activo crucial, representando la suma de reputación, valores y, también y a menudo despreciadas, su estrategia de comunicación, junto con sus habilidades comunicativas. En tiempos de crisis, esta reputación se pone a prueba constantemente.

Acabamos de ser testigos de una situación de crisis del presidente del Estado español Pedro Sánchez. Una crisis que le ha conducido a considerar la dimisión, tomándose cinco días de reflexión para acabar continuando. Su decisión de comunicarse primero con el público a través de una carta personal (y no una nota institucional) en las redes sociales fue un paso inusual, que atrajo la atención sobre las nuevas fórmulas en las que los políticos pueden llegar a gestionar una crisis y, en consecuencia, su marca personal. Durante los cinco días de espera, estos detalles no visuales de comunicación no verbal mantuvieron a buena parte de la población española en suspenso. Alguien se le debió decir, porque la comunicación de su continuidad el lunes pasado, después de cinco días de reflexión fue en persona y en directo, con un tono serio, compungido y autocompasivo.

Más allá del ejemplo del presidente español, la comunicación en tiempos de crisis es un elemento crítico en la preservación de la imagen personal de un político. La forma en que se dirige a la opinión pública, la transparencia con que comparte información y la capacidad de mostrar empatía y responsabilidad pueden influir significativamente en la manera en que su nombre es percibido por la sociedad. Por el hecho concreto de que ha propiciado la crisis pero, sobre todo y se sale airoso, por su futuro.

Es imprescindible que los políticos hagan frente a las crisis con transparencia y autenticidad. Las crisis son oportunidades para conectar con el público de manera genuina, demostrar integridad. Esto se puede conseguir de diversas formas: a través de mensajes directos, de entrevistas o comunicados de prensa, pero siempre que permitan mostrar cara, voz y rictus; lenguaje no verbal. Aportando una dimensión humana a la comunicación. Humanizando más y más esta profesión, cada vez más pervertida. 

Y es que en general, y no solo en tiempos de crisis (o en campaña electoral), la gestión de la marca personal de un político deviene crucial. En su día a día, cada acción o palabra puede ser escrutada a fondo y amplificada a través de los medios de comunicación y las redes sociales. Por lo tanto, es imprescindible que los políticos mantengan la coherencia entre sus palabras y acciones, demostrando humildad y capacidad de asumir responsabilidades por sus decisiones y las de sus colaboradores.

Porque como en cualquier otro sector, en política, la marca personal de un representante público es su carta de presentación. Su gestión efectiva puede ser determinante para la supervivencia política y la confianza del electorado.

En esta era global, donde la información se difunde con rapidez, la capacidad de comunicar de manera transparente y auténtica se ha vuelto más importante que nunca.