¿Qué pueden hacer los científicos frente al cambio climático?

Los retos que plantean los cambios que observamos en el clima son múltiples y graves. Es lógico que los ciudadanos se planteen qué están haciendo los científicos. La respuesta es seguramente múltiple, pero la primera es siempre que lo que los ciudadanos esperan es que los científicos hagan su trabajo lo mejor posible. Esto significa proporcionar a los ciudadanos los mejores datos posibles de que se están produciendo cambios en nuestro clima y que están producidos por la actividad humana. Esto es lo que hace, por ejemplo, el Panel sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas que desde 1988 va elaborando informes sobre los cambios en el clima, sobre sus posibles orígenes y sobre las formas que tenemos para adaptarnos a la nueva situación o corregir las causas que la están produciendo. Es sin duda una de las prioridades de la investigación en todo el mundo.

Los objetivos son muy diversos pero la investigación científica en todo el mundo trabaja por un lado en que nuestras diferentes actividades puedan adaptarse a las nuevas condiciones climáticas y por otro lado a reducir las causas del cambio climático. Por ejemplo, una de las necesidades imperiosas es mantener el nivel de acceso a los alimentos que disfrutamos en muchos países del mundo mientras que se trata de resolver los déficits que no se acaban de solucionar. Los cultivos actuales sufren de las nuevas condiciones de temperatura, de las alteraciones en las estaciones y de la falta de agua. Y algunas prácticas agrícolas actuales producen contaminación en las aguas o los suelos. Hay que trabajar para encontrar las mejores variedades, especies y prácticas agrícolas para mantener o aumentar la producción de alimentos minimizando los efectos que tienen sobre el entorno.

Un uso extensivo de energía es la base de las sociedades modernas. Industrias, transportes, nuestras mismas casas, que queremos siempre a la temperatura ideal, necesitan de una energía de la que no podemos pasarnos. Y nos movemos en aviones, automóviles o barcos que se mueven con combustibles fósiles. La solución que vemos es la electrificación sistemática de nuestras actividades, aunque la electricidad es necesario producirla, transportarla y almacenarla. Soluciones como la energía de fusión, en la que es necesario realizar toda la investigación que se pueda, no estarán a nuestro alcance con la velocidad que necesitamos. Investigación en sistemas de nuevas baterías, en el hidrógeno por su uso industrial o en conseguir los sistemas más eficientes posibles de uso de la energía están en marcha.

Y no es necesario olvidar los esfuerzos para eliminar el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera. Algunas plantas de secuestro de carbono, por ejemplo, comienzan a extraer el gas que hay en la atmósfera e inyectarlo bajo tierra en forma de carbonatos. Es difícil en ese momento saber si estos procedimientos pueden generalizarse, pero puede valer la pena probarlo. Y también hay que hacer crecer plantas, sobre todo árboles, pero también los organismos que hay en el suelo para acumular el máximo de carbono. Otras alternativas para alterar el flujo de energía del Sol o reflejar la luz solar fuera de la Tierra parecen fantasiosas. Por tanto la ciencia actual debe hacer todo el trabajo posible para que consigamos suficiente energía y alimentos y reducir los niveles de carbono en la atmósfera para mantener nuestra vida al mejor nivel posible. Pero sobre todo debe informar a la población de que es necesario cambiar ciertas prácticas que alteran el clima de una forma que tendrá efectos sobre nuestras vidas como ya estamos viendo.

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