Violencia de género
Ana Bernal-Triviño

Ana Bernal-Triviño

Profesora de la UOC y periodista.

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Vuelta al cole sin mamá porque fue asesinada

Quizás nos empeñamos en que toda la solución es un tema de presupuesto, obviando que matan por sus ideas, ideas reforzadas por parte de una sociedad aún negacionista, que envalentonan a estos tipos

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Un grupo de niños baja las escaleras de la escuela Lola Anglada de L'Hospitalet.

Un grupo de niños baja las escaleras de la escuela Lola Anglada de L'Hospitalet. / Jordi Otix

Francy no recogerá más a su hijo de siete años a la puerta del colegio. El hijo de Vanesa, de Móstoles, no podrá contar a su madre cómo será el primer día de cole. La hija pequeña de Zhen Jiang no podrá explicar a su madre qué aprenderá el lunes. Las dos hijas y el hijo de Salma no podrán contar a sus amigos sus vacaciones de verano, sino que su padre intentó matarlos en el río Ebro. El hijo mayor de Zhour no podrá preguntar a su mamá cómo cuidar de sus hermanos de ocho años y cinco meses. La hija pequeña de Juani, de tres años, irá al cole de la mano de sus dos hermanas menores, con el eco del horror que presenció en la casa. Las dos hijas de Encarnación, de 15 y 12 años, no podrán preguntar a su madre dudas de clases o personales porque su padre falseó un accidente de tráfico para ocultar que la asesinó. 

Esta es la vuelta al colegio que espera a estos niños y niñas porque sus padres, o las parejas de su madres, las mataron. No han sido las únicas. Hay más mujeres, con hijos adultos o que no eran madres, cuyas familias han pasado este verano en su habitación vacía, oliendo la ropa que ellas nunca más usarán y cargados de preguntas. Rompe pensar en tanto dolor. Y da rabia pensar que habrá quien diga, incluso mirando a los ojos de esos menores, que la violencia de género no existe o que sus madres no merecen ni un minuto de silencio. 

42 mujeres asesinadas este año. 45 huérfanos y huérfanas. Hay a quienes se les llena la boca solo con el presupuesto del Ministerio. Dinero que va en gran mayoría a las comunidades autónomas. Estaría bien fiscalizarlas. Que, donde se denunció, los errores no se repitan. Si el verano es peligroso, reforcemos las valoraciones de riesgo. Si hay casos que se detectan en los centros de salud estaría bien que, en lugar de dar cita a las dos semanas por la falta de personal, se refuercen esas plantillas. Eso es prevención.

Sí, hubo mujeres que no pudieron denunciar, como siempre. ¿Pero y su entorno? ¿Hubo falta de confianza en las instituciones? ¿Quizás la mala prensa que algunos hicieron de las asociaciones feministas las alejaron de acudir para pedir ayuda? ¿Nadie de los conocidos de esos asesinos escuchó nada? Como ciudadana, me lo pensaría dos veces antes de decir que se criminaliza a los hombres, cuando ellos las están matando. O decir que la violencia de género no existe por si les da argumentos. Dudaría por si, sin pretenderlo, ese mensaje refuerza su idea. Me pensaría dos veces hablar de denuncias falsas por si desanima a ellas a hacerlo. Ojalá esas niñas y niños en sus colegios no tengan que escuchar estos bulos que señalan a sus madres.

Quizás nos empeñamos en que toda la solución es un tema de presupuesto, obviando que matan por sus ideas, ideas reforzadas por parte de una sociedad aún negacionista, que envalentonan a estos tipos. Y hasta que no asumamos esto, y lleguemos a esa raíz, habrá niños y niñas que volverán al colegio sin sus madres. Porque ellos seguirán pensando que esa violencia es un invento y que las tienen que matar por encima de todo.

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