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Joan Tapia

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Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

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Feijóo y la lista más votada

Si el líder popular dejara investir a Fernández Vara, el más votado en Extremadura, tendría más autoridad moral para luego reclamar la abstención del PSOE si el PP queda primero en las legislativas

Alberto Núñez Feijóo

Alberto Núñez Feijóo / David Zorrakino / Europa Press

Tras la ventaja de tres puntos en las municipales y la gran pérdida de poder territorial del PSOE, Feijóo, político cauteloso y pragmático, enfoca su campaña para el 23J con el objetivo de no cometer errores más que de lanzar grandes ideas. El 'antisanchismo' –favorecido por el propio Sánchez al convertir las municipales en un referéndum sobre su persona– ha funcionado. Y las encuestas le dan 140-145 diputados. Puede ser el próximo presidente, ¿mejor arriesgar poco?

A Feijóo no le gustaría acarrear con Vox en el equipaje. Como a Sánchez no le gustó llevar a Iglesias, hasta el punto que hizo repetir elecciones en 2019. Pero al final la 'realpolitik' se impuso a Sánchez e incluso le medio convirtió. Y a Feijóo puede pasarle lo mismo. Con Vox es un problema. ¿Sin Vox es imposible? El 'ABC' del martes abría con este titular: "El PP ya ha perdido 15 días de precampaña en sus enredos con Vox". Pacto hecho en Valencia muy ventajoso para Vox. Rechazo al pacto en Extremadura y Murcia. Pacto de entrega de las presidencias de los parlamentos con negociación de gobierno aún pendiente en Aragón y con un Ejecutivo sin 'consellers' de Vox en Baleares. Es comprensible, pero indica que Feijóo puede estar pecando de cautela.

Idea discutible

Pero elevemos la mirada de la batalla autonómica y vayamos a la futura gobernación del Estado. Feijóo ha ofrecido a Sánchez que gobierne la lista más votada. Es una idea polémica y discutible. Y el PP no la aplicó en las municipales y generales de 2019, mientras que el PSOE si lo hizo –contra el criterio de Sánchez– a finales de 2015 para que no se repitieran las elecciones por tercera vez. Y, poco justificadamente, el PP se ha negado a un pacto de Estado inevitable como la obligada renovación del Consejo del Poder Judicial (CGPJ) durante toda la legislatura.

En suma, el PP tiene poca autoridad moral para pedir a Sánchez (y al PSOE) que le deje gobernar –abstención mediante en la investidura– si es la lista más votada y no quiere depender de Vox.

Pero la lista más votada –idea discutible– sí puede ser ahora útil y conveniente. Ya se ha demostrado que si los dos grandes partidos –PP y PSOE– dependen de los extremos, la polarización es inevitable y las grandes líneas políticas no se pueden pactar, con lo que España sale perdiendo.

En economía es evidente porque los populares y socialistas europeos están obligados a pactar en Bruselas, y en el BCE no hay rastro de Podemos ni de Vox. Y Alfonso Guerra y Virgilio Zapatero, dos exponentes del PSOE que gobernó con Felipe, dijeron la semana pasada que la Constitución del 78 no puede funcionar con la existencia de dos bloques antagónicos. Feijóo lo sabe, pero, otra vez la 'realpolitik': si lo necesita, acabará gobernando con Vox. Como hizo Sánchez con Podemos.

Sin embargo, las peculiaridades autonómicas dan a Feijóo –si arriesga– un arma potente para exigir al PSOE que no impida su investidura si es la lista más votada. En Extremadura, la primera lista –empatada en diputados– es la del PSOE de Fernández Vara. Las negociaciones entre el PP y Vox han fracasado por las fuertes diferencias políticas que ha planteado la candidata del PP, María Guardiola. Y en el PP hay gran inquietud porque Guardiola, de alguna manera, ha cuestionado la conducta de otros candidatos del PP.

Pero la realidad es que Fernández Vara se presentará y si el PP se abstiene –respetando la lista más votada–, será elegido presidente. Podría haber ruido fuerte en el PP, pero Feijóo habría demostrado al PSOE y –lo que es más importante– al electorado español que lo de la lista más votada no es solo una trampa a favor del PP. Y que cree realmente que en los próximos tiempos es importante que la extrema derecha y la extrema izquierda –que tienen todo el derecho a existir– no tengan poder de veto sobre la gobernación del Estado.

Feijóo puede tener que elegir entre ser presidente, quizás con comodidad, sin oponerse a la lógica de bloques. Y entonces, mala suerte si al final tiene que hacer vicepresidente a Abascal. O por el contrario, decidir algo con más riesgos: dejar que Vara gobierne Extremadura para después poder exigir ser investido si tiene más escaños que el PSOE. Quizás la primera opción sea más segura. Pero, a mi entender, un líder conservador con visión estratégica debería optar por la segunda.

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