APUNTE

Esto no lo arregla ni una comilona en Zalacaín

Joan Laporta, junto al marcador de empate a 3 durante el partido de liga de campeones, fase de grupos, entre el FC Barcelona y el Inter de Milán.

Joan Laporta, junto al marcador de empate a 3 durante el partido de liga de campeones, fase de grupos, entre el FC Barcelona y el Inter de Milán. / JORDI COTRINA

Emilio Pérez de Rozas

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El silencio es absoluto. El cabreo, la desesperación, la indignación, retrata la situación. Ya no habrán más selfies de Enric Masip sobre el césped de los estadios de la Champions junto a Joan Laporta, Rafa Yuste, Mateu Alemany y Jordi Cruyff. Un clásico.

La bofetada es de tales dimensiones (no hablo, no, de los 31 millones de euros que, dicen, dejarán de ingresar, hablo de la imagen, de la reputación, del inicio y fin del ‘círculo virtuoso’) que lo mejor es estar calladitos durante unos días, viajar a Madrid a visitar y comer con el amigo Florentino Pérez y advertir, como acaban de filtrar a todos los periodistas amigos, que bajamos al vestuario tras el desastre y le dijimos a Xavi Hernández, familiares y amigos que los estamos vigilando. No le dijeron, no, que el alemán Thomas Tuchel, el entrenador que siempre le ha gustado de Laporta, está más que libre.

¿LaLiga?, eso no vale

Miren, Laporta no ha montado todo este show (palancas, fichajes a través de intermediarios amigos, enfrentamientos con las ‘vacas sagradas’…..) para ganar LaLiga. ¡Ni hablar! Ni siquiera para arreglar el Barça. Laporta ha montado todo esto para ser el nuevo ‘mesías’. “Quiero volver a estar ‘tritranquilo’ y ganar el sextete y, luego, me iré a dar la vuelta al mundo”, dijo el 4 de julio, en la Casa Seat, en un ciclo de charlas titulado ‘Momentos Estelares”.

Esto se montó por ‘pit i collons’. Y se votó, ya saben, telemáticamente. Casi en silencio. Y, 576 días y 177 millones de euros (o más) después de tomar posesión, Laporta, sus familiares y amigos (hasta el empleado Mateu Alemany, que también avaló) están desnudos. Sin Champions, que es el objeto del deseo, la razón de la existencia de todos los grandes. “Colocaré al Barça como referencia mundial en el mundo del fútbol”, dijo también aquel día.

El mundo solo mira la Champions, olvídense de LaLiga. Mi amigo Ernesto Valverde ganó dos Ligas y lo despidieron. ¡Va, eso no vale nada! No le hablen a Spotify de LaLiga. Ni a Nike. Y menos a Sixth Street Partners. Ni siquiera a Socios.com. Ni a Orpheus.Media. Ni al Metaverso. Ni a los Tokens. Ninguno de ellos puso dinero en algo que necesita paciencia. Por eso les prometieron (o casi) el sextete. Alguien que, encima, sabía de qué iba esto.

Comida entre amigos

No se engañen. O que no les engañen (más). Esto no lo arregla un 0-4 en el Bernabéu. Ya hubo un 0-4 no hace mucho y con lo que había. No, no, esto estaba montado para ganar la Champions, para publicitar la Superliga, para cambiar el mundo del fútbol y el Barça sigue, vuelve, a la cola de Europa, con el entrenador que no quería Laporta.

Me temo que esto no lo arregla ni la comilona que Florentino Pérez, nuevo amigo, le ofrecerá a Laporta, el domingo, a las 13.30, en el triestrellado restaurante Zalacaín, de Madrid, donde el plato estrella es el pequeño búcaro ‘Don Pío’, un consomé ‘gelée' con salmón ahumado, huevo de codorniz y caviar.

Puede que al lado de Laporta se siente Anas Laghrari, el brazo económico de Florentino, el banquero franco-magrebí, cofundador de Key Capital y ariete de la galaxia financiera que rodea a ‘Flo’, que el dueño de ACS le prestó a su amigo culé para encontrar clientes que le comprasen las palancas. Comisión aparte, claro.

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