Moral por los suelos

Incógnitas en Barcelona

Se nos acaba la paciencia es en el tema político; ya se han dedicado demasiados años al monotema, descuidando todo lo demás

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Lluís Bassat

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Pocas veces ha empezado el otoño en Barcelona con tantas incógnitas. ¿Controlaremos la pandemia? ¿Volverán a abrir los bares y restaurantes? ¿Podremos todos volver a relacionarnos unos con otros? Y estas no son las únicas preguntas. ¿Mejorará el clima político? ¿Se votará la destitución de la junta del Barça? ¿Se hará lo necesario para que la situación económica no empeore mas? Me gustaría tener respuestas para todas ellas, especialmente para las que tienen que ver con nuestra salud y nuestra vida. Pero no sabemos lo suficiente. Los médicos son los primeros que lo dicen. Aunque muchos atribuyan el inicio de la pandemia a las causas mas peregrinas: que la han creado los propios laboratorios o multinacionales que esperan enriquecerse con ello, que si está detrás la mano de algún político corrupto y barbaridades como estas, fruto de la imaginación de algunos mal informados o mal intencionados. Sócrates hizo famosa la frase 'solo se que no se nada' y era un sabio. No pretendamos nosotros saber más que los médicos y hagámosles caso. Evitemos las aglomeraciones, usemos la mascarilla y tengamos paciencia, porque una solución en forma de vacuna se encontrará. 

Donde creo que se nos acaba la paciencia es en el tema político. Ni doy ni quito la razón a los independentistas, mientras sean demócratas, pero todo tiene un tiempo en la vida. Y creo que ya se han dedicado demasiados años al monotema, descuidando todo lo demás, como si consiguiendo la independencia, todo lo otro fuera a arreglarse solo. Hemos perdido el liderazgo económico de España. Madrid nos ha pasado por delante a tal velocidad, que ya la estamos perdiendo de vista. Hemos perdido el liderazgo  cultural. Ya no somos los más europeos de España. Nuestro cine y nuestro teatro están sufriendo, igual que nuestros museos. Málaga nos supera en arte contemporáneo, Madrid en todo lo demás y Bilbao, con su Guggenheim, en atractivo para los visitantes. Por cierto, ¿han ido recientemente a Bilbao? La ciudad está espectacular, limpia y con el tráfico bien organizado. Sus parques son una maravilla, cuidados con esmero, claro que no hace falta regarlos mucho, pero da gusto verlos y pasear por ellos. Y, a pesar del coronavirus, hay vida en la ciudad. 

La situación económica ha de solucionarse. Comprendo que hay que ayudar a quien más lo necesita, pero ¿qué es mejor, dar el pescado, o la caña de pescar? Yo no tengo ninguna duda, el pescado se acaba muy deprisa, es insostenible, en cambio la caña de pescar es para siempre. Hemos de formar mucho mejor a los jóvenes, en universidades que prácticamente garanticen empleos a los que completen sus estudios y en la Formación Profesional, que no se puede descuidar. Solo con gente más preparada saldremos adelante. Y apoyando a los creadores de empleo, que son las empresas y los empresarios. Barcelona necesita una nueva campaña interna de imagen que nos devuelva el optimismo y el sentido de pertenencia, que nos recuerde que nuestro clima sigue siendo excepcional y nuestra gastronomía también, en cuanto podamos volver a gozar de ella. Y que la seguridad sanitaria es como la de los países mas avanzados.

Preparémonos para volver a recibir el turismo la próxima temporada y sigamos organizando congresos que nos traigan riqueza a nuestra ciudad. Lo necesitamos todos, desde la restauración y los hoteles a los comercios y los taxis. Y sobre todo lo necesita nuestra moral, que ha caído por los suelos. La pandemia pasará, los políticos comprenderán que si no son capaces de mejorar las cosas, no les volveremos a votar, igual que los dirigentes del Barça. Y pongámonos a trabajar a fondo, dando lo mejor de nosotros mismos, no solo para sacar adelante a nuestra familia, sino también al país.

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